Un tema demasiado extraño para el foro

Hay un mito pagano que persiste en las zonas rurales del norte, en Galicia se conoce a la caceria salvaje como el "Bode", que es un hombre encapuchado de largas barbas, montado en un caballo con ojos llameantes y que lleva un hacha (o un mazo de madera), acompañado de otros caballeros y perros de caza espectrales, con los que sale a cazar almas con sus guerreros y sus sabuesos, según alguna version del mito, se limitaba a "limpiar" el mundo de los vivos de espectros indeseables, según otras versiones, sencillamente, venía a llevarse el alma de cualquier vivo a su reino. Sea como sea, ver esto se consideraba de muy mal augurio. En Asturias y Cantabria también existe pero con algunas diferencias, quien dirige la comitiva es un dios astado (¿Cernunnos?). Se cree que Bode pueda ser una derivacion de Woden y podría ser un mito de origen suevo.
 
Curioso, dos versiones de cuento con el mismo general...
Leyendas
Allá por el siglo I a. C., los romanos aún no habían completado su conquista de la península. Tito Carisio era uno de los encargados de someter a celtíberos y astures en los años en que se desarrolla la historia.

Las tropas romanas, en su difícil avance (parece ser que los astures fueron rivales costosos de vencer), habían llegado a las orillas del río Narcea. Era una campaña dura, en una región que no conocían todo lo que hubieran querido, con tupidos bosques de hayas, cumbres escarpadas, torrentes... un clima al que no estaban acostumbrados y por si fuera poco, animales salvajes -osos, lobos...- que había que vigilar. Acamparon cerca de estos bosques, desde donde intentarían dirigirse al este, hacia el río Nalón, en cuyas cercanías se habían reunido los astures. La campaña empezaba a convertirse en una pequeña tortura, con la lluvia incesante y los pocos resultados.

Así las cosas y con el campamento montado, Carisio empezó a deambular por los alrededores del bosque, meditando sobre el próximo enfrentamiento... en uno de estos paseos, le pareció vislumbrar una imagen femenina entre los árboles, y al seguirla, descubrió a una bella muchacha acicalando su larga melena con un peine de oro. Vestía una túnica blanca de lino, y sus ojos eran del mismo verde intenso que el bosque que la rodeaba. Un arroyo dejaba oír la música del agua, mientras la dama canturreaba suavemente...

Carisio no pudo por menos que acercarse a ella, pero al verle, la joven se internó en el bosque. Nuestro general romano la persiguió, ya casi sin sentido, sin importarle herirse a veces con ramas, sin importarle el camino o estar alejándose cada vez más de sus hombres. Tal vez ni siquiera tuvo tiempo para preguntarse cómo era posible que esa mujer corriera tan rápido y sin hacer apenas ruido... como si no fuera totalmente material. Solo seguía el fulgor luminoso de su túnica entre unos árboles, o la estrella dorada que era su cabello al viento cuando se dejaba ver... Él la llamaba y solo obtenía el rumor de sus risas a modo de respuesta... y esto le hacía perseguirla con más fervor aún.

Finalmente llegaron a un claro del bosque en el que había un lago. Carisio vio a su muchacha en la orilla, chapoteando y bailando en las aguas, riendo y cantando (o era solo la misma risa cantarina?). Esta vez a punto estuvo de alcanzarla y abrazarla, pero ella se adentró un poco más en el lago, escapando de él. Carisio siguió tras ella, sin darse cuenta de que el agua le cubría cada vez más. La mujer seguía chapoteando, el romano avanzaba... y no tardó en perder pie, y en hundirse en las profundidades del lago, aún extendiendo sus brazos hacia la imagen que le había llevado a la fin. Y el agua inundó sus pulmones del mismo modo que la risa de la Xana inundaba el paisaje...

Desde entonces a la Xana de estas tierras se le llama la Xana Carissia, con el mismo nombre de quien murió intentando darle alcance. Y de ella se siguen contando historias, y se la toma por una de las más peligrosas de Asturias. Así que si el lector se aventura en los bosques de esta tierra y encuentra a una hermosa mujer cepillándose el pelo junto al lago... que recuerde que las xanas son dulces y encantadoras, pero sus enamorados no suelen vivir demasiado.
Leyendas
"Cuenta la leyenda que un gran guerrero romano, el joven general Carisio estaba enamorado ciegamente de la hija de Medulio, un jefe astur, la bellísima mujer Borenia.

Sus legiones habían sido derrotadas sin compasión por las tropas astures de Mudulio, pero Carisio, con la fuerza de voluntad propia de un gran guerrero, juró vencer a los astures para conseguir el amor de la hermosa doncella.

Las tropas astures, alrededor de un gran tejo, celebraban su ritual de guerra, implorando a los Dioses y a los espíritus de sus antepasados protección y fortaleza, para, poco después, luchar en una feroz batalla contra los romanos.

En el enfrentamiento, desgraciadamente Medulio, el padre de Borenia, cae muerto, muerto por un terrible rayo, que a la vez fundió su tesoros más preciados y los esparció en pequeñas pepitas de oro en una gran masa de roca de la montaña.

El padre de Borenia había mandado a su hija al bosque a refugiarse y allí, impaciente esperaba y esperaba, con gran incertidumbre y angustia.

Carisio, fue a su encuentro, pero temeroso y cegado por su amor, su ira, su angustia, le miente, diciéndole que han firmado la paz. La hermosa doncella, se deja seducir con la alegre noticia y cae rendida en los brazos del apuesto Carisio.

Pero, a la mañana siguiente, con gran excitación y deseando reencontrarse con su pueblo, ve algo que no se esperaba, ante sus atónitos ojos, observa aterrorizada como todo su pueblo ha sido sometido, esclavizado y masacrado por los implacables romanos.

Le produjo tremenda tristeza ver así a su pueblo, tanta tristeza que empezó a llorar, a llorar desconsoladamente, lloró tanto que de sus ojos salían auténticos ríos, estos ríos empezaron a formar un lago, el lago de Carucedo, cuyas aguas arrastraron su cuerpo hasta el fondo, mientras que su espíritu se tras*formó, se tras*formó en una odina: la odina Carisea.

Desde entonces, su espíritu vaga por aquellos bellos parajes y no son pocos, los que dicen haberla visto, haberla encontrado peinando sus preciosos y largos cabellos dorados y su penetrante mirada azul perdida en el vacío, perdida en el espacio cristalino del lago, en la orilla del mismo alumbrada por la tenue luz de la luna, en las noches de luna llena y muy especialmente en noche de San Juan."
 
Ojo, Wodans y Nefernef, no os dejeis llevar.
Muchas veces te venden como "leyendas" lo que en realidad es pura literatura. Ha habido escritores en plan romanticon que se empeñaron en "crear tradiciones". Lo del Bode me ha interesado mucho pero tendría que leer alguna referencia concreta, algun folklorista que anoto el mito en el pueblo X, el dia Tal de tal año, de labios del informante Fulanito.
Las dos leyendas de Carisio me huelen a invencion literaria a cien pasos. Las leyendas populares las reconoces en general porque son cortas y estan desnudas, no tienen adorno literario de ninguna clase, como la que abria este hilo.
Curiosamente el legado Carisio si dejo huella en Asturias: este tipo hizo construir una calzada que entraba por L.lena y llegaba hasta Xixón, segun se cree. Como era costumbre entre los romanos, llamaron a la carretera por el nombre del que la mando hacer. De esa manera, todavia existen La Carisa, en L.lena y el barrio de La Carisa en Oviedo, marcando dos puntos del trazado.
Hay leyendas de batallas, marcando restos arqueologicos, pero son muy sencillas en plan "aquí pelearon contra los jovenlandeses y la última que escapó fue una mujer, que les dijo 'si me dejais vivir, os doy un tesoro que vale mas que todo Asturias', pero la mataron igual". En Los Lodos, Grao, por ejemplo, dicen que hubo una batalla. Podria ser recuerdo de la batalla de "Lutos", en 794, cuando Alfonso II aplastó al ejercito árabe que regresaba después de saquear Oviedo.
 
El Bode más que una leyenda es una superstición, de la misma clase que la Santa Compaña, aunque apenas está documentado, yo lo sé por mi bisabuela, que creía en todas estas cosas y porque lo leí en un libro bastante viejo sobre mitología gallega, también se comentaba en algún foro, pero no está registrado. Y es una lástima, porque la gente que conoce estas leyendas en su mayoría tiene más de 80 años y si no se recopilan ahora desaparecerán para siempre. En cambio, en Cataluña tienen un mito muy parecido, el del comte Arnau, que está muy bien documentado, y en otras partes de Europa hay hasta crónicas medievales hablando de la Cacería Salvaje. Friker hizo programas al respecto.

Leyendo historias o leyendas medievales siempre encuentras resquicios de las religiones antiguas, en el Poema de Mio Cid se ve como se confiaba en el vuelo de los cuervos, algo que claramente es anterior al cristianismo:

Allí pienssan de aguijar, allí sueltan las riendas.
A la exida de Bivar ovieron la corneja diestra,
a la entrada de Burgos oviéronla siniestra.
Meçió Mio Çid los hombros e engrameó la tiesta:
-"¡Albriçia, Álbar Fáñez ca echados somos de tierra!
Mas a grand ondra tornaremos a Castiella."
 
Un artículo huevonudo sobre un personaje muy poco conocido del siglo VI: Valerio del Bierzo. Este hombre escribió una autobiografía en la que relata cómo cierto santuario pagano, en lo alto de un monte de la comarca, se tras*formó en un santuario dedicado a San Félix, personaje martirizado un 1 de agosto:

Como en lo alto de un elevado monte de necia locura de sacrílega ceguera seguía manteniendo impía y torpemente templos consagrados a los demonios, según los ritos de los paganos, al fin tan vergonzosa obscenidad fue destruida por obra de los fieles cristianos, y con la ayuda del Señor todopoderoso fue construida allí mismo una iglesia con el título del mártir San Félix [...] Este lugar, aunque como ya he contado, es de suma penuria, carente de todo, goza, por la integridad de fe de los que allí hacen sus oraciones, que estas sean rápidamente escuchadas [...]

Lo curioso es que el 1 de agosto era la fiesta celta de Lughnasad, el festival del dios celeste - ¿solar? Lugh o lugus. Oigamos ahora el milagro de San Félix:

Dice Valerio que una señora, de nombre Teodora, se olvidó de pagarle. Un día le fue revelado que subiera con su marido e hijos a San Félix. Haciéndolo así, en el camino público que se encuentra al pie del monte un toro con un solo cuerno le ensartó en el omoplato y dejó la punta clavada en la carne. «En eso apareció un hombre resplandeciente como si viniese de la iglesia de san Félix por el descampado: su rostro refulgía como el sol, y sus vestidos más brillantes que la nieve. Se acercó a ellos como que no sabía nada, y les hizo esta pregunta “¿Qué os pasa, buena gente? ¿Cuál es la causa de vuestra trsiteza?” Entonces le mostraron la terrible herida, y le dijeron “Mirad señor, qué desgracia ha sucedido. Se nos muere la mujer, y no podemos hacer nada por ella”. Les respondió “¿Sois tantos y no podéis ayudarla?¿Qué me daréis si yo lo arreglo, tocándola con mi mano?” Todos dijeron a una: “Si quieres hacernos el favor, puedes; porque es tan grande la claridad gloriosa de tu santidad, que nada te será imposible de conseguir”.
«Entonces se arrodilló junto a ella y le dijo: “No te ayudaré, si no me juras que antes de ir al Bierzo [Bergidum] me has de hacer el manto de saco que prometiste al venerable Valerio. Ella le preguntó “Señor, tú ¿Quién eres?” Y él respondió:”Yo soy el de San Félix”. Entonces ella conmovida por el espanto, y dominada por el dolor, volviendo sus ojos en dirección a la iglesia de San Félix, dijo: “Por mi bendito San Félix, que si ahora mismo me dejas sana, al punto comenzaré a hacerlo”. Oído esto, con sólo dos dedos extrajo del cuerpo de ella el pitón del animal que tenía clavado, y lo tiró lejos. Y poniendo su mano sobre la herida dijo: “Estás salvada. Y si haces lo prometido, irás en paz al Bierzo, y volverás con bien de allí. Si te descuidaras en hacerlo, allá tú."

En fin, hay mucho que discutir pero el dato me parece interesantísimo
 
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