Michael_Knight
Madmaxista
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En ciclismo, se llama "hacer la goma". Consiste en mostrar una aparente debilidad, hacer como que no aguantas el ritmo, echarte atrás uno o dos metros… pero no perder nunca contacto con los de cabeza. Dejarles que se confíen, que piensen que estás acabado, que no te queda energía y, entonces, contraatacar y dejarles a todos tirados.
En términos militares, esta táctica se conoce como "finta": mis tropas reculan, pero no desaparecen. Te dejan avanzar, pero hasta donde ellas han fijado. Se aprovechan de tus prisas para acabar cerrándote el paso y obligándote a huir. Es lo que puede estar pasando ahora mismo en Sievierodonetsk.
Aunque, desde un principio, el asesor presidencial Alexei Arestovich describió la toma de la ciudad como una emboscada, pocos le creímos. Parecía un acto más de propaganda. Incluso expertos militares explicaban en la CNN la necesidad de salir cuanto antes de la zona para evitar un embolsamiento y salvar así un número importante de tropas clave para el futuro del Donbás. Cuando veíamos esos vídeos de los voluntarios chechenos paseando por el centro de Sievierodonetsk sin un mal tiro que dar, tan tranquilos en medio de una paz absoluta, nos lo creíamos: Ucrania se ha rendido. Punto.
Un militar ucraniano camina mientras las semillas se queman en un silo de grano después de que fuese bombardeado repetidamente, en medio de la oleada turística rusa de Ucrania, en la región de Donetsk Reuters
Sin embargo, no es eso lo que apuntan las últimas noticias desde el frente. Primero, las tropas ucranianas, tras reconocer que el 80% de la ciudad estaba bajo control ruso, se reagruparon en una zona industrial, muy difícil de atacar. La planta química de Azot parecía convertirse en un nuevo Azovstal, pero en realidad había mucho más detrás de ese movimiento táctico. Azovstal fue un recurso desesperado: Mariúpol estaba rodeada por los cuatro costados y no quedaba otro lugar desde el que defenderse. En cambio, el ejército ruso, con sus prisas por conseguir triunfos para la propaganda, se metió de cabeza en Sievierodonetsk sin terminar de cercar primero la ciudad. Un nuevo error en la cadena de mando que apunta al Kremlin.
Los rusos se vieron ante una oportunidad única y se lanzaron con todo: chechenos, milicianos, soldados regulares… el primer día tomaron un hotel, luego un barrio entero, a la semana tenían la mitad de la ciudad y así hasta llegar a ese 80% que invitaba a pensar que la ciudad estaba a punto de caer. Incluso se llegó a decir que solo quedaban francotiradores y partisanos defendiendo la ciudad. Nada más lejos de la realidad.
Una contraofensiva inesperada… por todos
El objetivo del ejército ucraniano con esta maniobra era invitar a los rusos a que avanzaran más allá de sus posibilidades. Por disparatado que parezca, a Ucrania le interesa que Rusia avance, le interesa que estire sus líneas de suministro hasta que se hagan incontrolables. Fue lo que pasó en Kiev y lo que pasó en Járkov. Se repliegan para que el enemigo se vuelva más vulnerable… en vez de luchar a lo bruto, artillería contra artillería, donde saben que no tienen opciones, buscan el contexto ideal para la lucha, el que más beneficie a sus recursos.
En la tarde del viernes, el ejército ucraniano anunció la recuperación de Bilohorivka y, sobre todo, de Metolkine, un suburbio junto al aeropuerto de Sievierodonetsk cercano a la carretera T1306 que conecta con la parte rusa de Lugansk. Si los ucranianos consiguen cortarla, podrían embolsar a su vez a las tropas que han ido entrando estos días en la ciudad, donde ahora mismo se habla de combates casa a casa y barrio a barrio por el mismo centro que parecía tan abandonado hace apenas dos días. Incluso hay imágenes de las brigadas de voluntarios británicos y georgianos llegando a la zona, dispuestos a seguir luchando.
Un soldado se para en un puente destruido por el ejército ucraniano para impedir el paso de tanques rusos cerca de Brovary, Reuters
Acabe como acabe esta contraofensiva, está claro que rompe por completo los planes rusos de anunciar la toma completa de la región de Lugansk. Este mismo viernes, coincidiendo con los cien días de combate, el Ministerio de Defensa británico, siempre en línea con las posiciones ucranianas, cifraba en dos semanas el tiempo máximo que podrían tardar los rusos en ocupar la provincia. Veremos si ellos también se equivocan. Sería una excelente noticia para el resto de posiciones ucranianas en el Donbás.
La historia se repite en Sloviansk
Porque el caso es que este tipo de "fintas" o "gomas" las estamos viendo por todos lados, lo que hace muy difícil evaluar en tiempo real la situación en los distintos frentes. Cuando Rusia avanza, ¿lo hace por superioridad o se limita a morder el anzuelo? Vayamos al otro gran centro de atención ahora mismo en la guerra: el núcleo Sloviansk-Kramatorsk, donde se ha centralizado desde el principio de la oleada turística toda la defensa ucraniana en el Donbás, tanto desde el punto de vista militar como desde el sanitario como desde el de traslado de refugiados y llegada de suministros.
Las tropas rusas llevan tiempo intentando avanzar a la vez desde Limán, en el noreste y desde Izium, en el noroeste. Avanzan y avanzan y los ucranianos en vez de salirles al paso les esperan. La última ciudad abandonada ha sido Sosnove, reculando hasta Sviatohirsk, es decir, justo en la ribera del río Siverski Donets, escudo natural de las posiciones locales. Desde luego, si no es una emboscada, lo parece. También parece increíble que Rusia se preste a esto a estas alturas. Viendo cómo han ido las cosas en otros lados, pensar que se pueden tomar los reductos más protegidos del Donbás ucraniano cruzando un río en vez de cercando la ciudad por el oeste es muy optimista, por decir algo.
Soldados rusos evacuados de la acería de Azvostal, en Mariúpol. Reuters
Si Rusia sigue avanzando hacia el Siverski Donets, tarde o temprano se va a encontrar con una contraofensiva que va a arrinconar a sus tropas contra el río, sin escapatoria. Van con sus pontones para armar puentes, como en la masacre de Bilohorivka, y tiene pinta de que la aventura va a acabar de igual modo. Es lo que pasa cuando los objetivos son políticos y no militares y cuando el personalismo de pilinguin pasa por encima de cualquier criterio sobre el terreno.
Lo irónico de todo esto es que los análisis del propio Institute for the Study of War, la gran referencia hasta ahora de este conflicto, alababan la decisión de rendir Lugansk e incluso Donetsk para centrarse en Jersón. ¿Qué harán ahora los think tank occidentales? En principio, Ucrania está haciendo lo contrario de lo que debería hacer… pero puede salirle bien. O, más bien, Rusia está haciendo todo con tal nivel de ceguera estratégica que desafía incluso la lógica. ¿Por qué no aprovecharse y pegarse un buen chute de jovenlandesal? Ambos bandos están agotados. Ambos han perdido decenas de miles de soldados. Movimientos de este tipo son los que ayudan a continuar pese a todo… o le hunden a uno definitivamente en la miseria.
En términos militares, esta táctica se conoce como "finta": mis tropas reculan, pero no desaparecen. Te dejan avanzar, pero hasta donde ellas han fijado. Se aprovechan de tus prisas para acabar cerrándote el paso y obligándote a huir. Es lo que puede estar pasando ahora mismo en Sievierodonetsk.
Aunque, desde un principio, el asesor presidencial Alexei Arestovich describió la toma de la ciudad como una emboscada, pocos le creímos. Parecía un acto más de propaganda. Incluso expertos militares explicaban en la CNN la necesidad de salir cuanto antes de la zona para evitar un embolsamiento y salvar así un número importante de tropas clave para el futuro del Donbás. Cuando veíamos esos vídeos de los voluntarios chechenos paseando por el centro de Sievierodonetsk sin un mal tiro que dar, tan tranquilos en medio de una paz absoluta, nos lo creíamos: Ucrania se ha rendido. Punto.
Un militar ucraniano camina mientras las semillas se queman en un silo de grano después de que fuese bombardeado repetidamente, en medio de la oleada turística rusa de Ucrania, en la región de Donetsk Reuters
Sin embargo, no es eso lo que apuntan las últimas noticias desde el frente. Primero, las tropas ucranianas, tras reconocer que el 80% de la ciudad estaba bajo control ruso, se reagruparon en una zona industrial, muy difícil de atacar. La planta química de Azot parecía convertirse en un nuevo Azovstal, pero en realidad había mucho más detrás de ese movimiento táctico. Azovstal fue un recurso desesperado: Mariúpol estaba rodeada por los cuatro costados y no quedaba otro lugar desde el que defenderse. En cambio, el ejército ruso, con sus prisas por conseguir triunfos para la propaganda, se metió de cabeza en Sievierodonetsk sin terminar de cercar primero la ciudad. Un nuevo error en la cadena de mando que apunta al Kremlin.
Los rusos se vieron ante una oportunidad única y se lanzaron con todo: chechenos, milicianos, soldados regulares… el primer día tomaron un hotel, luego un barrio entero, a la semana tenían la mitad de la ciudad y así hasta llegar a ese 80% que invitaba a pensar que la ciudad estaba a punto de caer. Incluso se llegó a decir que solo quedaban francotiradores y partisanos defendiendo la ciudad. Nada más lejos de la realidad.
Una contraofensiva inesperada… por todos
El objetivo del ejército ucraniano con esta maniobra era invitar a los rusos a que avanzaran más allá de sus posibilidades. Por disparatado que parezca, a Ucrania le interesa que Rusia avance, le interesa que estire sus líneas de suministro hasta que se hagan incontrolables. Fue lo que pasó en Kiev y lo que pasó en Járkov. Se repliegan para que el enemigo se vuelva más vulnerable… en vez de luchar a lo bruto, artillería contra artillería, donde saben que no tienen opciones, buscan el contexto ideal para la lucha, el que más beneficie a sus recursos.
En la tarde del viernes, el ejército ucraniano anunció la recuperación de Bilohorivka y, sobre todo, de Metolkine, un suburbio junto al aeropuerto de Sievierodonetsk cercano a la carretera T1306 que conecta con la parte rusa de Lugansk. Si los ucranianos consiguen cortarla, podrían embolsar a su vez a las tropas que han ido entrando estos días en la ciudad, donde ahora mismo se habla de combates casa a casa y barrio a barrio por el mismo centro que parecía tan abandonado hace apenas dos días. Incluso hay imágenes de las brigadas de voluntarios británicos y georgianos llegando a la zona, dispuestos a seguir luchando.
Un soldado se para en un puente destruido por el ejército ucraniano para impedir el paso de tanques rusos cerca de Brovary, Reuters
Acabe como acabe esta contraofensiva, está claro que rompe por completo los planes rusos de anunciar la toma completa de la región de Lugansk. Este mismo viernes, coincidiendo con los cien días de combate, el Ministerio de Defensa británico, siempre en línea con las posiciones ucranianas, cifraba en dos semanas el tiempo máximo que podrían tardar los rusos en ocupar la provincia. Veremos si ellos también se equivocan. Sería una excelente noticia para el resto de posiciones ucranianas en el Donbás.
La historia se repite en Sloviansk
Porque el caso es que este tipo de "fintas" o "gomas" las estamos viendo por todos lados, lo que hace muy difícil evaluar en tiempo real la situación en los distintos frentes. Cuando Rusia avanza, ¿lo hace por superioridad o se limita a morder el anzuelo? Vayamos al otro gran centro de atención ahora mismo en la guerra: el núcleo Sloviansk-Kramatorsk, donde se ha centralizado desde el principio de la oleada turística toda la defensa ucraniana en el Donbás, tanto desde el punto de vista militar como desde el sanitario como desde el de traslado de refugiados y llegada de suministros.
Las tropas rusas llevan tiempo intentando avanzar a la vez desde Limán, en el noreste y desde Izium, en el noroeste. Avanzan y avanzan y los ucranianos en vez de salirles al paso les esperan. La última ciudad abandonada ha sido Sosnove, reculando hasta Sviatohirsk, es decir, justo en la ribera del río Siverski Donets, escudo natural de las posiciones locales. Desde luego, si no es una emboscada, lo parece. También parece increíble que Rusia se preste a esto a estas alturas. Viendo cómo han ido las cosas en otros lados, pensar que se pueden tomar los reductos más protegidos del Donbás ucraniano cruzando un río en vez de cercando la ciudad por el oeste es muy optimista, por decir algo.
Soldados rusos evacuados de la acería de Azvostal, en Mariúpol. Reuters
Si Rusia sigue avanzando hacia el Siverski Donets, tarde o temprano se va a encontrar con una contraofensiva que va a arrinconar a sus tropas contra el río, sin escapatoria. Van con sus pontones para armar puentes, como en la masacre de Bilohorivka, y tiene pinta de que la aventura va a acabar de igual modo. Es lo que pasa cuando los objetivos son políticos y no militares y cuando el personalismo de pilinguin pasa por encima de cualquier criterio sobre el terreno.
Lo irónico de todo esto es que los análisis del propio Institute for the Study of War, la gran referencia hasta ahora de este conflicto, alababan la decisión de rendir Lugansk e incluso Donetsk para centrarse en Jersón. ¿Qué harán ahora los think tank occidentales? En principio, Ucrania está haciendo lo contrario de lo que debería hacer… pero puede salirle bien. O, más bien, Rusia está haciendo todo con tal nivel de ceguera estratégica que desafía incluso la lógica. ¿Por qué no aprovecharse y pegarse un buen chute de jovenlandesal? Ambos bandos están agotados. Ambos han perdido decenas de miles de soldados. Movimientos de este tipo son los que ayudan a continuar pese a todo… o le hunden a uno definitivamente en la miseria.
Ucrania vuelve a burlar a Rusia con una "finta" que puede neutralizar la toma de Sievierodonetsk
Las tropas reculan, pero no desaparecen. Es parte de una táctica militar que el Ejército ruso podría estar empleando en el este de Ucrania.
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