y punto pelota
Guest
- Desde
- 21 Jun 2008
- Mensajes
- 16.611
- Reputación
- 23.204
jorobar, se pelean por Siken, lo que hay que ver... es como ver a dos mendigos mojados luchando a fin por una colilla :8:
Follow along with the video below to see how to install our site as a web app on your home screen.
Nota: This feature may not be available in some browsers.
Estos usuarios dan las gracias a Taliván Hortográfico por su mensaje: chris9030
Como va el tema y tal?
Na, lo de siempre. Thor y Topo insultan (entre sí y a otros usuarios) y acaban baneados. Nada nuevo bajo el sol.
[YOUTUBE]eZbtAFq7dP8[/YOUTUBE]
Lunes, 6 de agosto: Día 1
Hace frío. No sé en qué momento perdí el conocimiento. Sólo recuerdo una agradable conversación con una mujer de grandes pechos que insistía en que le probara mis reconocidos encantos, mientras la progenitora de alguien gritaba desde la tumba que no estaba muerta y de pronto, la oscuridad.
Hace frío, hago un leve intento de abrir los ojos pero una intensa migraña me taladra las sienes en cuanto la luz me estimula los ojos, aunque poco a poco se amortiguan las punzadas y consigo mantener los ojos entornados.
Hace frío. Veo manchas azuladas, luz mortecina que se cuela por una borrosa fuente. Un ventanuco de apenas 40 centímetros que se va enfocando a medida que lo miro.
Hace frío. Oigo unos gritos lejanos, vienen como a oleadas y rebotadas por mil pasillos.
—Sooooooy Dooooon Paaacooooo, hijos de puuuuta, sooooy Doooon Paaaacooooo, hijos de puuuuuta
Hace frío. Por fin consigo abrir los ojos. Estoy en una celda, tirado en un jergón sobre un camastro oxidado. Estoy totalmente desnudo, y ya estoy lo suficientemente despierto como para darme cuenta que de mi boca sale con cada respiración una nube de condensación y que tengo los agujeros de la nariz ribeteados de escarcha. A los pies de la cama, cuidadosamente dobladas hay varias prendas: un mono gris, un par de calcetines blancos, y unos zuecos de goma verde fosforito. Al examinar la ropa, no veo ninguna marca, salvo mi nombre grabado en neցro en la espalda del mono y bajo el un enorme “PRESO” en letras muy gruesas. Me visto rápido, el mono no es de mucho abrigo, pero reconforta y los calcetines devuelven lentamente la circulación a los pies.
Y de pronto la veo. Una prenda colgada cuidadosamente en un clavo oxidado en la pared. Me acerco a ella con la mano temblorosa y barruntando el horror, su tacto es suave y ligero, su tonalidad azul oscuro y al descolgarla oigo rozar los botones sobre el tosco enfoscado de adobe. La extiendo y es entonces cuando empiezo a llorar. De pronto comprendo dónde estoy. En mis manos tengo una rebequita.
Lunes, 6 de agosto. Día 1 – Una hora más tarde
He tardado un buen rato en reponerme del shock. De hecho las lágrimas siguen resbalando por mis mejillas sin medida. La prisión de querido líder es harto conocida por la crueldad del confinamiento. No hay guardias, no hacen falta. Es la propia soledad la que te mantiene preso y la peligrosidad para presos comunes el toparse con el resto de presos. Suelen ser orates, forzadores y rameras pilladas en el acto de apiolar. De cuando en cuando encierran a un visionario, a un mesías, pero esos acaban en las mazmorras más profundas con las puertas tapiadas, obligados a mirar el mundo exterior amordazados.
Sé que es agosto, pero el frío es intenso aquí. Me he puesto la rebequita. Por dentro tiene una etiqueta que pone “Pura lana virgen”, pero el crepitar de estática al ponérmela delata su origen sintético. El cabrón de querido líder ya recorta hasta en esto. Con lo míticas que eran estas prendas.
Me tumbo en el jergón y consigo serenarme.
Por el ventanuco sin cristal entra una luz azulada y el viento trae restos de ventisca. Me levanto y miro y veo un páramo yermo y pelado, un paisaje ártico hasta el mismísimo horizonte. Una llanura sin ninguna elevación, sin ninguna referencia. Un mar de nieve lisa hasta donde alcanza la vista.
La celda apenas tiene tres metros de largo por dos de ancho, aparte del camastro, bajo la ventana hay un cubo metálico, y una repisa donde hay un montoncito de hojas de La Razón cuidadosamente guillotinadas en retales de diez por quince centímetros, una pastilla de jabón lagarto y una escudilla de madera con un cucharón con muescas de dientes .
—Eh, Topo —Doy un respingo.— ¿Ya te has puesto la rebequita? Ji ji ji ji ji.
La voz ha sonado desde un punto indeterminado frente a mí. Es una voz afilada e incisiva, vieja y desequilibrada.
—¿Quién eres?
—No, amigo mío, ji ji ji ji ji, yo ya no soy, yo fui, pero ya no ji ji ji ji ji.
—¿Quien fuiste, pues?
—Eso ya poco importa, ji ji ji ji ji, llevo tanto tiempo aquí metido, que lo que hubiera podido importar ya ha dejado de influir en cualquier suceso.
—¿Cuánto llevas?
—¡Uy, amigo! cuando uno lleva los zuecos gente de izquierdas es mejor no contar el tiempo, se puede hacer muy largo. ¿De qué tonalidad son los tuyos?
—Verdes fosforitos.
—¡hijomio! En una semana estarás fuera, a mi me ha caído la perpetua. Hace un par de días trajeron a un tal Troll Esponja que se había cagado en la progenitora del querido líder (oh, luz, guía y consuelo), le han clavado la platano a un madero... pero llevaba los zuecos amarillos, en un mes estará fuera. Pero a mi me ha caído la perpetua, total por nada.
—¿Qué hiciste?
—Nada.
—Hombre, si al pobre Troll Esponja le han clavado el nardo a una viga por cagarse en la progenitora de querido líder y lo sueltan en un mes, tú con la perpetua la tuviste que liar parda.
—Ni la mitad que tú, amiguito ji ji ji ji ji ji, ni la mitad que tú.
La voz no suelta prenda sobre sí misma, pero parece saber mucho sobre este lugar y las normas que lo gobiernan. Así que será mejor que le saque todo lo que pueda.
—Contigo trajeron a otro ji ji ji ji ji supongo que te liarías con él en el foro ¿verdad? cómo chillaba el condenado, estaba poseído. No dejaba de gritar “Sikeeeeen, lamma sabac thani!”. Le tuvieron que dar porra de lo lindo. Lo tienes en la celda de enfrente.
—No recuerdo mucho las horas previas a despertar aquí.
—Ya, ya... es parte del tratamiento.
—¿Tratamiento?
—Sí, es muy nuevo, todavía está en fase de experimentación... aunque ya hay versiones beta circulando por el foro. ji ji ji ji ji Son peligrosas, muy peligrosas ji ji ji ji ji. Te vuelven contra tí mismo, a veces te acabas devorando los dedos para no postear, pero es imposible. Sé de gente que se ha arrancado la lengua a mordiscos para evitar teclear con ella.
Se oyen pasos en la galería. Son apresurados y no aventuran nada bueno. Se paran cerca y se oye descorrer un cerrojo.
—Thor, hora del enema
—Nooooooo, hijas de ***** desgraciada. Sikeeeeeen, sálvameeeeeeeeee.
Me acerco sigilosamente a la puerta y miro por la tronera furtivamente. Una mujer subida de peso como un tonel y vestida de cueros, esgrime un enorme consolador cromado, en cuya parte posterior hay conectado un tubo que termina en una enorme botella de salsa Perrins.
A Thor se le desorbitan los ojos mientras el ayudante de la mujer, un hombre con cara de perrito pequinés, sujeta al infeliz a un potro, dejando todo el ojo ciego ofrecido.
—Edu— dice la subida de peso —agárrale bien no lo vaya a atravesar como al último.
Me acurruco en un rincón, mientras un grito desgarrador inunda la galería y la voz de la pared no deja de reir con esa voz afilada y envejecida
—jiiiiii ji ji ji ji ji jiiiiiiiiiii jijiji