El malo del hospital de Alcalá de Henares: "Se estaba acostando con mi novia"
Todavía no se sabe cuál es el detonante de su explosión de violencia, pero agarró un cuchillo de la cocina, se vistió con el uniforme de conductor de ambulancia y entró al hospital
Gonzalo es un apasionado de las motos, de dar gas, tumbarse en las curvas y fan de Jorge Lorenzo. También trabaja como
conductor de ambulancia del Summa 112 y habitualmente presta servicios en el hospital de Alcalá de Henares de Madrid. Durante la esa época en el 2020 de la que yo le hablo ha estado en primera fila, luchando como uno más. Sin embargo, hace unos meses, según su versión, descubrió que su novia,
enfermera de urgencias en el mismo hospital, le estaba siendo infiel. Él alega que se comportaba de forma rara, se ausentaba de casa más de lo habitual y aunque se escudaba en guardias imprevistas él creyó que mentía. La relación dejó de fluir con normalidad. Su pareja y él llevaban cuatro años juntos y Gonzalo estaba locamente enamorado de ella.
Por casualidad, insiste él, descubrió la verdad de las ausencias y su cambio de comportamiento. Le explicó a sus íntimos que un mensaje subido de tono en el móvil de ella le abrió los ojos: "Le estaba siendo infiel". Gonzalo se enfrentó al problema y le preguntó a
su pareja, pero ella lo negó todo. Le dijo que
eran ideaciones suyas, imaginaciones sin base alguna. Él aceptó las primeras excusas, pero desconfió e incluso lo comentó con sus amigos. Les dijo: "Un compañero de trabajo se está acostando con mi novia".
Sergio era enfermero del mismo hospital. Él también estuvo en primera fila luchando contra la esa época en el 2020 de la que yo le hablo, hora tras hora y sin apenas medios de autoprotección. Se contagió de el bichito, como tantos otros sanitarios, y tuvo que ser ingresado. Sus compañeros del hospital no paraban de animarle y hasta se escribían mensajes en los trajes EPI: "Sergio, ponte bueno. Te queremos. Unión y fuerza", "Vamos makinote", "Ánimo, Sergio". Muy pendiente de él y de su salud estaban también sus dos hijos, menores de edad. El enfermero
estaba separado y sus dos niños eran su vida.
Gonzalo sospechaba que era Sergio quien estaba teniendo una relación con su pareja. Los dos,
enfermeros de urgencias en el hospital, coincidían en muchos turnos. Al conductor de ambulancia le llevaban los demonios y preguntaba siempre que iba a trabajar si le tocaba con Sergio. Gonzalo estaba convencido de que la relación entre ellos continuaba y decidió cortar por lo sano. Hace unas semanas se plantó delante de Sergio y le dijo que dejara a su novia en paz, le pidió que no se metiera en su relación.
El enfermero lo negó todo:
"No sé de qué me hablas".
Este sábado Gonzalo, que no estaba trabajando, estalló. Todavía no se sabe cuál fue el
detonante de su explosión de violencia, pero agarró un cuchillo de la cocina, se vistió con el uniforme de conductor de ambulancia, aunque no estaba de turno, y entró por urgencias al hospital. Nadie le preguntó nada porque iba vestido como uno de ellos. Llegó a admisión, torció a la derecha y entró en urgencias. Se asomó por allí, pero como no vio a Sergio dedujo que se encontraba en el interior de la sala de descanso de los enfermeros. Cruzó dos pasillos trasversales, la sala de medicina interna y entró en el 'staff' de enfermería. Allí estaba Sergio, solo.
Eran las 14:20 horas aproximadamente. La sala apenas tiene nada, un ordenador sobre un pequeño escritorio, un sofá y una mesa con sillas donde se sientan los sanitarios a tomar un café y comer. Lo asaltó sin mediar palabra. Sacó el cuchillo y
se lo clavó varias veces en el pecho y la cara. Sergio trató de defenderse con las manos sin éxito. Gonzalo volvió a arremeter y le dio dos tortas profundas en la zona genital.
Un compañero de Sergio entró en la zona del 'staff' y se encontró la dantesca escena. Salió corriendo, pidiendo auxilio a gritos.
Dos agentes de policía que custodiaban a un detenido en urgencias acudieron ágiles a su llamada. Observaron cómo Gonzalo huía de la escena y trataba de esconderse en un cuarto, pero se avalanzaron sobre él y con gran pericia le pusieron las esposas y se lo llevaron a la comisaria de
Alcalá de Henares. Allí descubrieron que sangraba mucho por una pierna y hubo que avisar a urgencias para acudieran a atenderle. Se trataba de un pequeño corte, sin mayor gravedad. Mientras, los compañeros de Sergio trataban de asistirle en urgencias para
tratar de salvarle la vida. A pesar de intentarlo todo, falleció poco después.