Surfero triunfador español es abatido a tiros en Filipinas.

Octubris

Madmaxista
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Este chico era un chaval triunfador que lo tenía todo, y que conste que no hace falta ser surfero, ni guapo ni alto para triunfar (aunque eso ayude). Amancio Ortega me viene a la mente, o cualquier persona común que (sin ser rica) sea feliz, eso también es triunfar.

Pero el caso de este chico lo encuentro destacable porque nos dice cómo hay que comportarse en países ajenos (aunque también en España).
Al parecer, él se pensó que podía imperiar sin consecuencias, y eso es un error.

Aprendamos en cabeza ajena de esta historia: por muy bién que te vaya y muy triunfador que seas, debes mantener un perfil bajo, respetuoso, discreto, aceptar tu condición de extranjero y segundón, y saber que hay gente dispuesta a apiolar por el control de las cosas (ojo, también en España).

El chico fue abatido por la policía por motivos poco claros, seguramente algún mafioso local (político o empresario) lo organizó.



Diego, en el medio junto a unos amigos, en una discoteca de Filipinas.

Diego, en el medio junto a unos amigos, en una discoteca de Filipinas.
Reportajes
El misterioso asesinato del gallego Diego en Filipinas a manos de la Policía por no pagar "impuestos ilegales"
Los agentes afirman que Diego, empresario de éxito en la isla de Siargao, vendía cocaína. Sus allegados lo niegan y alegan que no se dejó extorsionar.
9 enero, 2020 11:24
Marina Ochoa

Diego B.L. -de 32 años- llegó a las lejanas y paradisíacas playas de Siargao hace tres años. La isla, perteneciente a Filipinas, le acogió con los brazos abiertos. Allí, montó varios negocios. Primero, un hostel -The White House-; al lado, abrió una tienda donde vendía ropa y souvenirs. Y pronto todo se le quedó pequeño. Por ello, creó una marca de complementos y un estudio de tatuajes. Y, por último, su negocio más especial: La Santa, un restaurante donde servía comida española -especialmente gallega, de su tierra-.
"Él era pura generosidad, alegría y cariño", explica Oliver, uno de sus mejores amigos, a EL ESPAÑOL. "No tenía miedo a nada". Pero el pasado martes, de madrugada, todo se torció. Según explica la Policía filipina, Diego fue tiroteado por un agente después de que le pillaran traficando con cocaína. En el país asiático, la ley permite abatir a los sospechosos de narcotráfico. Pero la versión de la familia y amigos del joven es muy distinta. "Alguien de su confianza le traicionó; no quiso someterse a la extorsión ni a los impuestos ilegales", aclaran. "La ambición de Diego crecía tanto que, probablemente, en un par de años iba a tener mucho control en la isla", apostillan. Y lo cierto es que, en esa pequeña isla, donde todos conocían a Diego, nadie se cree la versión de la Policía.



Diego, emprendedor incansable
Siargao es la isla de moda en Filipinas. Coronándose como la capital del surf, se ha convertido en uno de los destinos preferidos para los amantes de este deporte -y de este modo de vida-. Las palmeras, los turistas descalzos, la arena y el buen rollo ponen el broche de oro a este pequeño territorio de poco más de 400 kilómetros. En los últimos años, la zona ha experimentado un gran crecimiento: nuevas tiendas, nuevas zonas para hacer surf y muchos viajeros. Entre ellos, españoles. De hecho, en breve la isla contará con un aeropuerto internacional -hasta ahora solo se podía llegar hasta el paraíso a través de vuelos domésticos-.

Diego tocando la guitarra, otra de sus pasiones.

Diego tocando la guitarra, otra de sus pasiones.
Muchos de los resorts que abundan en la isla son regentados por españoles. Como por ejemplo, el hostel The White House. Un alojamiento abierto hace poco más de dos años y dirigido por Diego, un chico de A Coruña, y su socio, de origen valenciano. Tras el éxito de su pequeño hotel, los amigos decidieron abrir otras empresas, que también triunfaron. Así, Diego iba encontrando su lugar en el mundo, a muchos kilómetros de casa. "Hizo todo por su propia cuenta y empezó a crear su propia vida con sudor y esfuerzo", cuenta su prima Lucía a EL ESPAÑOL.

Porque lo cierto es que su restaurante La Santa se había convertido en un punto de referencia y encuentro en Siargao. Gracias a sus vistas privilegiadas, a las palmeras infinitas, los atardeceres y el agua cristalina, los recién llegados se decantaban por probar algunos de sus platos gallegos frente al mar. También en Siargao había tiempo para la fiesta y eso lo sabía muy bien Diego. Por lo que decidió abrir lactante, un bar de copas. Junto a su socio, claro. Eso también le fue bien.
Diego no había tenido nunca problemas con la ley y mucho menos en Filipinas. Pero el martes, de madrugada, la Policía acabó con su vida. Según la versión oficial, los agentes le abatieron tras pillarle trapicheando con cocaína y este les apuntara con una pistola. Su socio pudo huir antes de que se produjera el tiroteo. Según la versión de sus familiares, las cosas sucedieron de forma muy distinta. "Mi primo no tiene nada que ver con el mundo de las drojas y mucho menos sabe cómo utilizar un arma", explica Lucía a este diario. Un extremo que también defienden sus amigos. "Todo es un montaje para justificar su fin; no quiso someterse a su extorsión, a los impuestos que les hacían pagar ilegalmente", apostilla Oliver. "Diego se portaba muy bien con todo el mundo; a sus empleados les pagaba más sueldo y eso a los otros les pudo molestar", añade. "Era una persona muy fuerte y valiente, no le tenía miedo a nada. En unos años se iba a hacer con el control de la isla", concluye.
Diego tenía mucho éxito por delante.

Diego tenía mucho éxito por delante.
Da igual si hablas con conocidos suyos, con amigos, familiares, con pocos conocidos o con personas que solo les sonaba de haberles atendido en su hotel, todos coinciden en lo mismo. Diego no era narcotraficante y mucho menos tenía un arma. Una idea que siempre van a defender.
La Policía filipina acusa a Diego de haber sacado una pistola cuando se percató de que había vendido cocaína a un agente de la ley. Y según el relato de los policías, les llegó a disparar. "¿Pero cómo iba a llevar un arma si iba siempre en bañador y descalzo?", se pregunta Oliver. La Policía Regional de Siargao del Norte señala que los hechos fueron "en legítima defensa" de sus funcionarios. Por el momento, el gobierno filipino todavía no se ha pronunciado al respecto. Además, desde que comenzó la campaña antidrogas en el país, se ha abatido a unas 6.700 personas sospechosas de estar relacionadas con el tráfico de estupefacientes. Diego es el primer español que muere en una operación de estas características en el país asiático. "Va a ser muy complicado investigar algo", explica Oliver, conocedor, también, de la situación que se vive en la isla.
La política antidroga filipina
Lo cierto es que desde que en 2016, cuando Rodrigo Duterte llegó al poder, el gobierno ha emprendido una guerra sin fin contra el narcotráfico. Su política está dirigida hacia la "neutralización de personalidades ilegales de drojas a nivel nacional". Además, ha instado siempre a los miembros públicos a apiolar a delincuentes y drojadictos. Pero parece ser que esta política impulsada por Filipinas viola los derechos humanos; ejecuta de manera rutinaria a sospechosos desarmados y, luego, coloca armas y drojas como evidencia.
La Policía lleva casi cuatro años promoviendo una política antidroga muy activa.

La Policía lleva casi cuatro años promoviendo una política antidroga muy activa. EFE
La iniciativa ha sido criticada y condenada nacional e internacionalmente por el número de muertes resultantes en las operaciones policiales y las denuncias de ejecuciones extrajudiciales realizadas de forma sistemática. Las estimaciones de muertos varían según la fuente consultada. Oficialmente, 5.104 sospechosos de traficar con droja fueron asesinados a partir de enero de 2019. Pero los grupos en defensa de los derechos humanos han cuantificado estos asesinatos en más de 12.000. Además, las víctimas incluyeron a 54 niños durante el primer año. En febrero de 2018, la Corte Penal Internacional en La Haya anunció un "examen preliminar" de asesinatos relacionados con la Guerra de las drojas de Filipinas desde al menos el 1 de julio de 2016.
 
Obviamente desconozco qué le ha ocurrido con certeza a este compatriota pero como conocedor del país dejo unas cuantas premisas, las conclusiones que las saquen otros:

En Filipinas no se te ocurra adquirir poder rivalizando con los dueños del cortijo, ignorarles o lo que es peor, enfrentarte a ellos. Lo de meterse en política o en periodismo de investigación el extremo, ve encargando el oficio fúnebre.

A lo largo del país no gusta que un extranjero se haga propietario de tierra filipina, hasta los mismos tycoons chinos y nacidos aquí han tenido que mostrar mucho poderío para ser aceptados como tales. Y eso que son los dueños de los Mall importantes.

Hay una policía experta en las extorsiones, conozco la estrategia que usan por sufrirla en carnes propias o en amistades, digamos que aplican la ley buscando una excusa para justificar su actuación, en beneficio propio o de acuerdo con el cacique local. Ejemplo: Siempre ha habido prespitación y al igual que en Tailandia está prohibida por ley, la policía en medio para sacarle rédito a los despistados.

Hecha la ley hecha la trampa, cuando una ley está cogida con pinzas, se torna instrumental para tomarle partido, en este caso hay licencia para disparar a quemarropa a un supuesto narcotraficante, lo sea o no.

Aparte de la capital, Manila, más tentáculos dispersos por zonas de Luzón, pondría en segundo lugar a Mindanao como el destino más peligroso cuando alguien se sale del perfil de extranjero que no sea jubilado o mero tras*eúnte. Me ha ocurrido de todo.

La percepción propia de muchos expat: Van adquiriendo poder, muy probablemente se lo han currado, notan simpatía en la gente de la rutina diaria, pero son incapaces de asimilar las reglas locales ¨como no hago mal a nadie pues palante y por supuesto no acepto avisos previos de gente desconocida, aunque me digan que son poderosos, ej que soy occidental y el mundo funciona como deseo yo¨.

Filipinas engaña más a esa percepción propia, al ser los nativos muy próximos. Esto genera demasiada confianza a medida que te integras en el entorno. Sin embargo los veteranos conocemos los límites por experiencia propia, no hace falta ser un enterao, y es que si en la vida diaria casualmente tropiezas con un hijo de, vamos sujeto de familia poderosa o adinerada, el trato es muy muy distante. Nunca te dirijas a él como a un filipino más, será raro que lo hagan al contrario.
 
Pues este tema y el aeropuerto internacional echará a perder la isla que tenía pintaza de paraíso.
 
Obviamente desconozco qué le ha ocurrido con certeza a este compatriota pero como conocedor del país dejo unas cuantas premisas, las conclusiones que las saquen otros:

En Filipinas no se te ocurra adquirir poder rivalizando con los dueños del cortijo, ignorarles o lo que es peor, enfrentarte a ellos. Lo de meterse en política o en periodismo de investigación el extremo, ve encargando el oficio fúnebre.

A lo largo del país no gusta que un extranjero se haga propietario de tierra filipina, hasta los mismos tycoons chinos y nacidos aquí han tenido que mostrar mucho poderío para ser aceptados como tales. Y eso que son los dueños de los Mall importantes.

Hay una policía experta en las extorsiones, conozco la estrategia que usan por sufrirla en carnes propias o en amistades, digamos que aplican la ley buscando una excusa para justificar su actuación, en beneficio propio o de acuerdo con el cacique local. Ejemplo: Siempre ha habido prespitación y al igual que en Tailandia está prohibida por ley, la policía en medio para sacarle rédito a los despistados.

Hecha la ley hecha la trampa, cuando una ley está cogida con pinzas, se torna instrumental para tomarle partido, en este caso hay licencia para disparar a quemarropa a un supuesto narcotraficante, lo sea o no.

Aparte de la capital, Manila, más tentáculos dispersos por zonas de Luzón, pondría en segundo lugar a Mindanao como el destino más peligroso cuando alguien se sale del perfil de extranjero que no sea jubilado o mero tras*eúnte. Me ha ocurrido de todo.

La percepción propia de muchos expat: Van adquiriendo poder, muy probablemente se lo han currado, notan simpatía en la gente de la rutina diaria, pero son incapaces de asimilar las reglas locales ¨como no hago mal a nadie pues palante y por supuesto no acepto avisos previos de gente desconocida, aunque me digan que son poderosos, ej que soy occidental y el mundo funciona como deseo yo¨.

Filipinas engaña más a esa percepción propia, al ser los nativos muy próximos. Esto genera demasiada confianza a medida que te integras en el entorno. Sin embargo los veteranos conocemos los límites por experiencia propia, no hace falta ser un enterao, y es que si en la vida diaria casualmente tropiezas con un hijo de, vamos sujeto de familia poderosa o adinerada, el trato es muy muy distante. Nunca te dirijas a él como a un filipino más, será raro que lo hagan al contrario.

Gracias por el valioso análisis como siempre maese @condimento.

Queda bastante claro que la policía es un elemento de peligrosidad al que tomarse en serio allí. Uno diría que incluso más que la propia criminalidad, porque te los vas a topar seguro y querrán sacar tajada si te estableces. No digamos si cometes la locura asboluta de hacer cosas ilegales o potencialmente ilegales en países que no conoces.

Supongo que si no haces nada raro y acatas todo lo "razonable" que te digan, te dejan estar sin más. Y si te "avisan" de que tu negocio o actividad molesta, tómatelos en serio, rebaja expectativas y sigue con tu vida, etc, etc.

Lo delicado aquí es que ellos tienen una permisividad total en la violencia que puede ejercer.
Duterte les dio licencia para apiolar a todo narco, y ahí bajo cualquier pretexto pueden hacer lo que les dé la gana.
Pero me gustaría creer que debes cruzar muchas lineas rojas antes de que decidan ir a por ti.

En todo caso imagino que la precaución con ellos debe ser máxima.

Respecto a la historia, que en paz descanse ese chico, no sabemos los detalles, pero al parecer se vino demasiado arriba con su emporio y eso puede molestar y ser un error gravísimo en ciertos lugares.

Cuando salimos de Europa, nos olvidamos que esas actitudes de fardar y cortar bacalao ("permitidas" socialmente en casa / Europa), pueden desencadenar lo peor en otro lugar.

La jovenlandesaleja que saco de esta historia es que hay que respetar escrupulosamente el lugar dónde vayas, que siempre es más importante que uno mismo. Saber cuál es tu lugar y no fliparte.

Un saludo,
 
Obviamente desconozco qué le ha ocurrido con certeza a este compatriota pero como conocedor del país dejo unas cuantas premisas, las conclusiones que las saquen otros:

En Filipinas no se te ocurra adquirir poder rivalizando con los dueños del cortijo, ignorarles o lo que es peor, enfrentarte a ellos. Lo de meterse en política o en periodismo de investigación el extremo, ve encargando el oficio fúnebre.

A lo largo del país no gusta que un extranjero se haga propietario de tierra filipina, hasta los mismos tycoons chinos y nacidos aquí han tenido que mostrar mucho poderío para ser aceptados como tales. Y eso que son los dueños de los Mall importantes.

Hay una policía experta en las extorsiones, conozco la estrategia que usan por sufrirla en carnes propias o en amistades, digamos que aplican la ley buscando una excusa para justificar su actuación, en beneficio propio o de acuerdo con el cacique local. Ejemplo: Siempre ha habido prespitación y al igual que en Tailandia está prohibida por ley, la policía en medio para sacarle rédito a los despistados.

Hecha la ley hecha la trampa, cuando una ley está cogida con pinzas, se torna instrumental para tomarle partido, en este caso hay licencia para disparar a quemarropa a un supuesto narcotraficante, lo sea o no.

Aparte de la capital, Manila, más tentáculos dispersos por zonas de Luzón, pondría en segundo lugar a Mindanao como el destino más peligroso cuando alguien se sale del perfil de extranjero que no sea jubilado o mero tras*eúnte. Me ha ocurrido de todo.

La percepción propia de muchos expat: Van adquiriendo poder, muy probablemente se lo han currado, notan simpatía en la gente de la rutina diaria, pero son incapaces de asimilar las reglas locales ¨como no hago mal a nadie pues palante y por supuesto no acepto avisos previos de gente desconocida, aunque me digan que son poderosos, ej que soy occidental y el mundo funciona como deseo yo¨.

Filipinas engaña más a esa percepción propia, al ser los nativos muy próximos. Esto genera demasiada confianza a medida que te integras en el entorno. Sin embargo los veteranos conocemos los límites por experiencia propia, no hace falta ser un enterao, y es que si en la vida diaria casualmente tropiezas con un hijo de, vamos sujeto de familia poderosa o adinerada, el trato es muy muy distante. Nunca te dirijas a él como a un filipino más, será raro que lo hagan al contrario.

He participado mucho en hilos de Asia y no me canso de decirlo: no salgáis de Europa Occidental. Ni para vivir allí ni para dar un paseo: PARA NADA.

Solo se tiene una vida y si te la joroban se acabó lo que se daba. Aceptar el riesgo por unas playas vírgenes y un licor de coco sobre una hamaca no compensa.
 
He participado mucho en hilos de Asia y no me canso de decirlo: no salgáis de Europa Occidental. Ni para vivir allí ni para dar un paseo: PARA NADA.

Solo se tiene una vida y si te la joroban se acabó lo que se daba. Aceptar el riesgo por unas playas vírgenes y un licor de coco sobre una hamaca no compensa.
Estoy interesado en leer tus comentarios, tienes algún enlace al hilo?

gracias
 
El español asesinado en Filipinas era surfista y fue canterano del Deportivo de la Coruña

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El español asesinado en Filipinas era surfista y fue canterano del Deportivo de la Coruña

Diego Bello Lafuente, el español de 32 años asesinado este jueves por la policía de Filipinas en el marco de una operación antidroga, era muy aficionado al surf y había sido canterano del Deportivo de la Coruña.
Pese a que, según informa EFE, Bello no tenía vinculación alguna con la Federación española de surf, era muy aficionado a este deporte que practicaba con asiduidad en la isla filipina de Siargao, donde residía.
El hombre militó en las filas del Deportivo de la Coruña entre 2001 y 2003, donde jugó en Cadete y Juvenil. La policía de Filipinas sostiene que la fin se produjo en "legítima defensa" ya que, en el momento de la operación, Bello llevaba encima 10 gramos de cocaína y unos 30.000 pesos filipinos en billetes marcados, según la versión policial.
Su familia, sin embargo, según informa 'El Correo Gallego', niega cualquier vinculación de Bello con el narcotráfico. Llevaba dos años instalado en Siargao, donde tenía varios negocios, entre ellos un hotel.
 
Bello fue imagen del Dépor
Además de aficionado al surf, el fallecido también era amante del fútbol y fue jugador en las categorías cadete y juvenil del Deportivo de La Coruña. Desde la entidad deportiva, de la que Bello fue imagen en la temporada 2017-2018, también se han querido pronunciar sobre su fin con un mensaje en las redes sociales.
 
Estoy interesado en leer tus comentarios, tienes algún enlace al hilo?

gracias

Duterte es el Presidente ultraconservador de un país que de por sí es conservador.

Nosotros hemos perdido el sentido de esa palabra. Conservador no es Pablo Casado. El conservadurismo allí es estricto y puro.

El modo de vida occidental, los bailoteos hasta las tantas, la droja y el sesso con una/o que aparece por allí en bañador, lo que nosotros hemos vivido y tenido, es un concepto poco seguido por la población filipina.

Allí se sigue la religión, las chicas integradas "se hacen respetar", meterte droja es visto como poco mas que ser un apestado, un hombre es un hombre y se comporta "como un hombre" y una mujer es una mujer jijiji. Un poco lo que era Europa un siglo atrás.

Esto es un atentado político. Un atentado a ese concepto occidental que alguien como Duterte percibe como una amenaza, y no es capaz de distinguir un local de ocio al estilo occidental con el tráfico de droja. El hace una asociación con ambos significados. El va a apiolar a todo aquel que mueva droja, y también a todo aquello que simbolice lo que el entiende como "perversión", encarnado como ese elemento exterior que viene de Occidente.
 
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