Suecia, un mundo feliz

¿Y cómo se puede financiar todo esto? En el imaginario progresista, se trata de un Estado que mediante una política de altos impuestos a los ricos y grandes empresas, redistribuye la riqueza entre resto de la población. Error una vez más. Ni el modelo sueco es redistributivo, ni se tasa en exceso a las grandes fortunas y empresas. Mientras las pequeñas empresas están tasadas de forma brutal, las grandes están sujetas a impuestos más bajos que los de la mayoría de países desarrollados. El gobierno, con las pocas grandes empresas monopolistas, regula hasta el punto de que las empresas más pequeñas no pueden mantenerse y cumplir con los dacronianos requisitos de licencias, inspecciones, aprobaciones y altos impuestos.

No conocía demasiado bien el modelo sueco,pero esto se ajusta como un guante a la idea que tengo sobre el interés tan generalizado en las políticas estatales keynesianas,el indigesto entramado de impuestos y normas que se añaden a los gastos corrientes de cualquier negocio,y el mantenimiento de sindicatos más preocupados en manifestaciones inmigracionistas,feministas,LGTB,ecologistas o favorables a mantener mamandurrias de castuza funcionarial antes que buscar la prosperidad de las capas más humildes de la sociedad.Todo este conjunto de contrariedades son fáciles de afrontar por parte de multinacionales que facturan millones con la misma facilidad con la que yo me cambio de calcetines.Para la mayor parte de empresas son lastres que las abocan al cierre en cuanto encadenan unos cuantos meses malos.
 
Volver