Suecia: 30 años sin Olof Palme.

PlimYPlas

Madmaxista
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Hace unos meses posteé algo tal que así en el foro de Política (menos conveniente que este subforo para debatir esta cuestión):

El 28 de febrero de 1986 el primer ministro sueco Olof Palme fue asesinado. A pesar de las múltiples líneas de investigación planteadas a lo largo de los años, la evidente carga política de la mayoría de las hipótesis ha frustrado su resolución.

Curiosamente los mass media no han prestado mucha atención a este asunto. La actualidad informativa estaba copada por la crisis gubernamental prolongada.

¿Cómo han cambiado Suecia y la socialdemocracia en estos años? ¿Qué recuerdan los suecos de aquella época? ¿Era una idílica sociedad del bienestar o el estatismo mermaba la capacidad emprendedora de los nórdicos?
 
Olof Palme era anti-imperialista y anti-sionista, un socialdemócrata alejado de ralea de la CIA como el galoso Felipe González o el alemán Willi Brandt. El asesinato de Olof Palme fue obra de la red Gladio creada por la CIA y las agencias de inteligencia de Europa Occidental con el soporte militar de la OTAN.

No se puede resolver el "enigma" Palme porque fue un crimen de Estado
 
El único condenado fue un drojadicto sueco que años antes ya había asesinado a otra persona y que pese a ello andaba por las calles delinquiendo para pagarse su vicio. Un tipejo que tenía que haber sido agarrotado en su momento o cuanto menos encerrado de por vida para que no provocara más daño. Por lo menos asesinó a uno de esos partidarios de las cárceles con puertas giratorias y no a un inocente cualquiera. Le soltaron por falta de pruebas pero desde luego fue reconocido por la viuda de Palme que por cierto también recibió un chapucero disparo.

Las fantasías conspiracionistas no son más que intoxicación comunista:

U.S. Army Field Manual 30-31B - Wikipedia, the free encyclopedia

A parte de la famosa hucha.
 
El amiguito de Felipe
publishable.jpg

Y de la ETA
palme-2.jpg
 
Menudo garullo para ir por ahi sin escolta..

Con la bajísima tasa de criminalidad existente en Suecia en aquellas fechas un sueco de a pie podía coincidir por la calle, no sólo con los principales dirigentes políticos, sino también con el mismísimo rey Carlos Gustavo sin escoltas. Ese "detalle" también estuvo presente cuando dieron fin a la ministra Anna Lindh en unos grandes almacenes.

PD. Como curiosidad, el marido de Lindh, Bo Holmberg, era ministro del Interior cuando Palme fue asesinado.
 
Última edición:
Un traidor a su país que por poco se carga la SAAB impidiendo las ventas del Viggen a "regímenes no democráticos" y comenzando la oleada turística marrónida.
 
Fue el primer, el gran Zapatero por antonomasia. No se sabía si era un me gusta la fruta o un fulastre.
 
Curso acelerado de geopolítica y falsas banderas para analfabetos casposo-integrales (que aquí hay unos cuantos).

Rafael Poch, que no es sospechoso de ser "conspiranoico" ni "comunista" decía esto hace un año, a propósito de Olof Palme, en La Vanguardia (medio del régimen castuzo catalanista)

El Gladio sueco

Rafael Poch
La Vanguardia


Ahora que regresamos a una segunda edición de guerra fría -en realidad nunca terminó- y aparecen signos de desafío en ciertos países europeos, resulta muy interesante ver documentales como los que el canal Arte ofreció el pasado 5 de mayo, y que se volverá a divulgar el martes 12 y el lunes 18, naturalmente a las 8,55… de la mañana.

http://www.tv-replay.fr/redirection/05-05-15/le-grand-bluff-de-ronald-reagan-arte-11061776.html

[...]el referido documental es interesante porque demuestra como una de las democracias más robustas del mundo, de la que estamos a varias galaxias de distancia, funcionó como una república bananera; con sus militares y sus poderes fácticos conspirando por cuenta de Washington contra su primer ministro electo, el magnífico Olof Palme, al que acabaron asesinando en 1986.

El documental no hace sino confirmar una de mis más asentadas convicciones, a saber; que en asuntos de Estado y muy especialmente de Estados imperiales, uno siempre se queda corto cuando piensa mal: la realidad siempre acaba siendo bastante peor y superando lo que los inanes denominan “teorías de la conspiración” y que frecuentemente no son más que prudentes reservas y sanos escepticismos.

Las fuentes de este documental son, por orden de aparición; Thomas C. Reed, ex consejero de seguridad nacional de Estados Unidos, Herbert Meyer, consejero del jefe de la CIA, John F. Lehman, ex secretario de la Navy, Ingemar Engman, asistente del secretario de defensa sueco, Ola Frithofson, ex secretario de las juventudes socialistas suecas, Olof Franstedt, ex jefe de los servicios secretos suecos, Boris Pankin, ex embajador soviético en Estocolmo y último ministro de exteriores de la URSS, Caspar Weiberger, ex secretario de Defensa de Estados Unidos, Egon Bahr el ayudante de Willy Brandt que inventó la Ostpolitik, o James “Ace” Lyons, adjunto del jefe de operaciones de la Navy, además de algunos expertos suecos y noruegos.

El documental narra como con Reagan se formó en la Casa Blanca un nuevo sanedrín de “seguridad nacional” para radicalizar la tensión con Moscú a cuyo frente estaba Bill Casey, director de la CIA, ex banquero de Wall Street y director de la campaña electoral de Reagan. Eran amigos y entraba en su despacho sin llamar, por así decirlo. Ese nuevo Comité de Operaciones restableció las operaciones militares más provocadoras desde los años cincuenta en las fronteras más sensibles de la URSS, en la península de Kola, donde Moscú tenía, y tiene, una buena parte de su apuesta nuclear estratégica, tanto submarina como terrestre, recreando ataques inminentes que volvían locos a los rusos. Pero lo más interesante, como se ha dicho, es lo que se hizo contra la amenaza que representaba Olof Palme, el gran socialdemócrata que deseaba construir un sistema de seguridad integrado entre el Este y el Oeste, algo cuyo defecto explica, ahora, tantos años después del fin oficial de la guerra fría, que se haya llegado a situaciones como las de Ucrania.

Para evitar aquella distensión que Palme propugnaba con gran inteligencia, el establishment sueco, el ejército, los servicios secretos, la gran burguesía y lo que hay alrededor de su institución monárquica, naturalmente con la enorme ayuda de la prensa corporativa, logró sembrar la histeria en el país. Para ello bastó con pasear varios “submarinos soviéticos” con el periscopio al alza –lo que es del todo absurdo- por delante de bases militares suecas e incluso frente al palacio real en Estocolmo y algunas residencias secundarias del monarca. Pero los submarinos no eran soviéticos, sino americanos, británicos y en algunos casos italianos usados por los americanos. La finalidad era desenmascarar la política antibelicista de Palme, a quien los propios servicios secretos suecos consideraban un “traidor”, explica Olof Franstedt, su ex director. Los americanos se encargaban de susurrarles al oído a los almirantes y generales que aquel hombre era un “agente de influencia” del KGB. En ese susurro era muy activo el jefe del contraespionaje americano, James Jesus Angleton, explica Franstedt.

Mientras Palme convocaba al embajador Boris Pankin para darle la bronca por aquello y éste le aseguraba que no había ningún submarino (al final, desesperado de que no le creyera, le dijo que bombardeara de una puñetera vez aquellas naves misteriosas), todos estaban en el secreto. Cuando más tarde Pankin fue nombrado (último) ministro de exteriores de la URSS, en agosto de 1991, como no las tenía todas consigo (entonces los diplomáticos soviéticos desconfiaban del KGB y de sus militares como del diablo), pidió a sus amigos Vadim Bakatin y Evgeni Sháposhnikov, hombres de Gorbachov y amigos suyos puestos al frente del KGB y del Ministerio de Defensa, respectivamente, que buscaran en los archivos de sus agencias si había documentos sobre todos aquellos incidentes de submarinos de los años ochenta: no los había. Cero. En el documental, James “Ace” Lyons, el adjunto de la Navy, admite que todo fue un montaje. El resultado fue excelente: Antes de la operación el porcentaje de suecos que se declaraba “amenazado” por la URSS era del 27%, después de la operación eran el 83% (minuto 37 del documental).

Pero es que luego, el 28 de febrero de 1986, Palme fue asesinado, en un caso aun no resuelto, como las bombas de Luxemburgo de la OTAN y tantos otros crímenes de la red Gladio de la OTAN durante la guerra fría. En 1986, Gorbachov ya estaba en el Kremlin y la política de paz de Palme, disponía de un formidable nuevo factor a su favor: la extraordinaria disposición hacia ella del líder soviético. A Palme lo mataron tres semanas antes de que viajara a Moscú. Para Gorbachov, “no hay duda de que fue un asesinato político, porque amenazaba intereses muy poderosos partidarios de mantener el estado de cosas”.

Suecia creó una comisión de investigación por lo de los submarinos (también por lo de Palme, naturalmente sin resultado). Un miembro de esa comisión recuerda como desaparecían los documentos. “Un grupo de individuos que actuaba fuera del cuadro democrático sueco, no quería que su propio gobierno supiera lo que había pasado en realidad”, dice. Una manera muy nórdica de decir que en determinadas situaciones, la democracia con más solera de Europa, importa una higa. Imagínense la nuestra.



Rebelion. El Gladio sueco
 
Curso acelerado de geopolítica y falsas banderas para analfabetos casposo-integrales (que aquí hay unos cuantos).

Rafael Poch, que no es sospechoso de ser "conspiranoico" ni "comunista" decía esto hace un año, a propósito de Olof Palme, en La Vanguardia (medio del régimen castuzo catalanista)

Las élites extractivas, vamos orates de libro, no suelen tener muchos escrúpulos para ciertas cosas.
:cool:
 
Curso acelerado de geopolítica y falsas banderas para analfabetos casposo-integrales (que aquí hay unos cuantos).

Rafael Poch, que no es sospechoso de ser "conspiranoico" ni "comunista" decía esto hace un año, a propósito de Olof Palme, en La Vanguardia (medio del régimen castuzo catalanista)
Lo peor es que no hacía falta ni siquiera hacer banderas falsas con los submarinos: la URSS realizaba incursiones en aguas suecas desde al menos los años 50. Los incidentes más sonados fueron el Catalina y el Whiskey on the Rocks.

Antes de que salgan ya los de siempre diciendo que el oso ruso invadía un país neutral: ambos incidentes son la respuesta a que la neutralidad sueca sólo es tal sobre el papel. En la realidad Suecia ha sido un satélite de la OTAN. El Incidente Catalina en realidad se llama así para tapar que fue una operación de rescate a un avión de vigilancia electrónica que estaba espiando a la URSS. Uno diría que Suecia tiene derecho a contramedidas electrónicas para vigilar sus aguas y tiene razón. Lo que ya huele más raro es que teniendo Suecia modelos propios de avión capaces de ello como el SAAB Scandia pillase en su lugar un par de viejos Dakota veteranos de la II GM cargaditos de equipo británico... que sólo sabían procesar en algunos casos los técnicos de la RAF. Vamos, que llevaba las tres coronitas en el fuselaje pero era a todos los efectos una aeronave de la OTAN.

Palme era un traidor, sí, y posiblemente un agente comunista como Urho Kekkonen en Finlandia o Harold Wilson en el Reino Unido. Pero los que vinieron antes de él como Tage Erlander fueron también traidores, sólo que para el otro lado. Castraron al pueblo sueco a cambio del plato de lentejas del Estado social, que funcionaba mientras todos eran primos de pura raza vikinga pero que ya hace aguas por todos lados.
 
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