Una cosa que siempre cabe preguntarse es hasta qué punto las condiciones de estos tratados de paz están ya decididas de antemano o se pueden modificar gracias al carisma de uno de los dirigentes que pueda dar un abrazo sobre la mesa en un momento dado.
Seguramente el 90% de las decisiones ya están tomadas de antemano por el mismo "zeitgest" del momento, presiones de lobbies, etc. Pero hay ese 10% de margen de maniobra, como adoptar una posición diplomática más hostil hacia Franco, que podrían haber cambiado el curso de la historia a medio-largo plazo.
A lo mejor si en vez del recién llegado Truman, un redneck del Medio Oeste que no pintaba gran cosa en aquel momento, hubiese seguido estando F. D. Roosevelt, que era un neoyorquino de pura de cepa y un estadista ya consagrado, las cosas hubiesen sido distintas para Franco (o no).