Sistema educativo en España o "El país de los esfuerzos inútiles". Harvard tiene la solución

M. Priede

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Tranquilos, que el periodiquito digital más leído de España y mamporrero mayor del Imperio del que somos vasallos de tercera categoría, nos da la solución: no debería de haber oposiciones para ingresar en la Administración, sino que el 'experto', a ser posible licenciado en Harvard, te examine, me imagino que de inglés y de tu carácter personal y actitudes ante las políticas inclusivas:


P. Otro de los grandes temas es la selección del personal público y su posterior gestión. ¿Se ha quedado obsoleta la función pública y el sistema de oposiciones?
R. La selección de los empleos públicos está anclada en un modelo diseñado para un contexto que teníamos en el pasado. El sistema actual de oposiciones tiene como principal virtud evitar la discrecionalidad, pero por otra parte es demasiado uniforme y prioriza la capacidad de memorizar. Sin embargo, no se valoran las competencias necesarias para cada ámbito funcional. Y tampoco se garantiza la representatividad social. El sistema actual de oposición es a menudo muy costoso, sobre todo en posiciones más elevadas y competitivas, y traslada el coste económico, de tiempo o de oportunidad, a la persona candidata y a sus familias. Esto discrimina el acceso a quien no puede permitírselo.​

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El Confidencial


entrevista con borja santos
El funcionariado español (y nuestro sistema de oposiciones) vistos desde Harvard
Por la Harvard Kennedy School han pasado presidentes y primeros ministros de todo el mundo. Charlamos con el presidente de los exalumnos españoles sobre los problemas de nuestra política y nuestra función pública
Foto: Borja Santos, director ejecutivo en IE School of Public and Global Affairs. (I. B.)

Borja Santos, director ejecutivo en IE School of Public and Global Affairs. (I. B.)

Por
Ángel Villarino

Fotografía: Isabel Blanco

19/06/2022 - 05:00 Actualizado: 20/06/2022 - 19:39


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Borja Santos es director ejecutivo del IE School of Global and Public Affairs y presidente de la red de antiguos alumnos de la Kennedy School, la escuela de gobierno de Harvard en la que se han formado buena parte de las élites dirigentes de Estados Unidos, incluidos muchos congresistas y altos funcionarios. Es, también, un instrumento de influencia internacional. Por sus aulas han pasado presidentes y primeros ministros de todo el planeta. Personas que han gobernado México (Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari y Felipe Calderón), Canadá (Pierre Elliot Trudeau), Colombia (José Manuel Santos), Hong Kong (Donald Tsang), Ecuador, Bolivia, Mongolia, Buthan, Liberia, Somalia, Micronesia, Zimbabwe, Tanzania, Moldavia... De Leopoldo López a Ban Ki-Moon, el listado de antiguos alumnos ilustres es inacabable. Sentado en uno de los patios de cemento de las cuatro torres de la Castellana, Santos ofrece una visión crítica, aunque constructiva, sobre la Administración pública española.

PREGUNTA. ¿Qué es la Harvard Kennedy School y qué queréis hacer con esta red española que presides?

RESPUESTA. Harvard es la universidad más antigua de Estados Unidos y es reconocida como una de las tres mejores del mundo. En 1936 fundaron la última de sus facultades, una escuela de gobierno que posteriormente se renombró en homenaje a Kennedy. La idea inicial era formar a los potenciales tomadores de decisiones que luego iban a dirigir el país desde Washington, desde gobiernos federales o desde los estados. Se trataba de formar cuadros para la toma de decisiones sobre regulación, política, etcétera.

P. ¿Hay muchos estudiantes españoles?

R. Estudian entre tres y cinco españoles al año. No son muchos. Pero con el tiempo se ha acumulado una comunidad de unas 100 personas que cursamos programas de posgrado y otros 150 que han estudiado programas de ejecutivos de dos semanas, de dos meses, etcétera. La asociación de antiguos alumnos se fundó inicialmente para tener una conexión entre nosotros, entre personas a las que nos gusta estar enteradas de los grandes retos globales, con una implantación en el entorno internacional. Ahora queremos darle proyección y, desde hace tres años, con la actual junta directiva, buscamos también ir más allá y tener un impacto positivo en las Políticas Públicas en España o en los modelos de liderazgo que tenemos.

P. La formación de cuadros dirigentes en Estados Unidos ha sido tradicionalmente un tema muy polémico, especialmente en América Latina o Asia. Hay experiencias muy positivas y otras que no lo han sido tanto. En México, por ejemplo, dos gobiernos recientes formados por personas educadas en este entorno han tenido resultados catastróficos. Ocurrió con Felipe Calderón y después con Enrique Peña Nieto. A menudo, injertar en otro país la mentalidad estadounidense puede ser un desastre. ¿Se puede trasplantar a España el modelo aprendido en la Kennedy?

R. Yo te diría que hay dos caras en la misma moneda. Hay una cara donde Estados Unidos, como muchos otros países, despliega una estrategia de influencia global, da becas y atrae a estudiantes. Ha pasado mucho en el ámbito latinoamericano. Es evidente que se busca una influencia en la manera de ver las cosas en asuntos como la economía, las relaciones con Estados Unidos, etcétera. Esto produce aportaciones positivas y también negativas. Pero hay otra manera de verlo. Piensa que en EEUU hay determinadas universidades, como Harvard, que ya son globales. Esa es al menos mi experiencia. Yo estudié casos de ciudades estadounidenses, pero también del resto del mundo... Sobre cómo se han urbanizado, sobre cómo han reducido sus emisiones de carbono... En estas universidades hay profesores y estudiantes de más de 150 países. Así que de ahí tú te llevas una influencia global, no solo estadounidense.

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Foto: I. B.

Foto: I. B.
P. ¿Pero hay algún denominador común que condicione que el enfoque a la hora de afrontar políticas públicas sea diferente al que se tiene sin pasar por ahí?

R. Sí. Hay una cuestión en la que se pone mucho foco: las políticas basadas en evidencias. Se trata en no diseñar tus políticas públicas en función de ideologías ya preestablecidas, sino en evidencias, en un análisis serio de los problemas, considerando todas las variables. Se trata de objetivizar las causas de un problema y ver cómo ha funcionado en diferentes países. Y se trata de encontrar la mejor solución. Allí, cuando estás en clase, nadie te impone un prisma. No te imponen una visión de mercado o una visión estatal, por ejemplo. Tú analizas un problema y tienes que solucionarlo utilizando las mejores herramientas al alcance, los mejores incentivos, pero sin apriorismos. Lo importante es ese enfoque en el que, aunque todos partimos de nuestros propios sesgos ideológicos, de lo que se trata es de observar el mundo basándonos en las evidencias.

P. ¿Y cómo se traslada eso a España?

R. Es un reto porque España, según varios estudios, está entre los países de la Unión Europea donde más ha crecido la polarización afectiva. ¿Qué significa esto? Que es el país donde hay más aversión al que piensa diferente, es el país donde se escuchan menos las opiniones contrarias. Y esto lo que provoca es que atendamos a los debates sobre políticas públicas sin la capacidad para discernir si algo es positivo o negativo, independientemente de quién lo diga. Esta actitud nos aleja de un debate público sobre las causas del problema y sobre las diferentes alternativas. En este sentido nos falta mucho camino por recorrer. Para mejorar esto y escuchar distintas voces, otra de las cosas que queremos hacer en la asociación, a través de debates y de conversaciones que abrimos al público, es atraer a gente e ideas de fuera.

P. ¿Por ejemplo?

R. Durante el el bichito, por ejemplo, organizamos una charla con expertos chinos para que nos contaran su experiencia y las políticas públicas que ellos habían aplicado. Lo organizamos sin un sesgo de entrada. Ahí estaría la clave y nuestro reto: llevar la evidencia al debate público y al debate entre partidos. Es verdad que estos enfoques a veces son más aburridos, que es menos 'sexy' y menos mediático porque no hay declaraciones fuera de lugar, no hay certezas ideológicas. Pero creo que es lo que tendríamos que hacer.

"España, según varios estudios, está entre los países de la Unión Europea donde más ha crecido la polarización afectiva"

P. Es curioso esto que comentas porque, de un tiempo a esta parte, se percibe que todo lo que viene de las universidades de élite estadounidenses obedece a un corpus progresista. Hay sondeos recientes que indican que cada vez hay menos profesores y menos alumnos que se salgan de la ortodoxia progresista y, particularmente, de las élites del Partido Demócrata. Los profesores conservadores son ya una pequeña minoría. ¿Es real esta percepción?
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He leído el artículo esperando encontrar respuestas inteligentes a problemas complejos y acuciantes...pero...

...lo que me he encontrado es un memo políticamente correcto de dimensiones siderales...y pagado, muy pagado de si mismo. Maneja todos los tópicos NWO...reduccion de la huella de carbono...políticas basadas en "evidencias"...tonterias sin fin de las que disfrutar de una pretendida superioridad jovenlandesal tan vacua como inútil. Ni Harvard ni leches...la mayoria de esas universidades han perdido el norte y no tienen un trasfondo filosófico que les permita hacer pie para interpretar correctamente la realidad.

El pensamiento social sajón esta acabado, su relativismo ramplón que iguala todas las ideas, por muy simples y perniciosas que sean, amparadas en la "igualdad" democrática hacen que florezcan sociedades gregarias en que todo pensamiento disidente...e inteligente es aplastado por una mayoría que no es que no tenga, es que ni siquiera quiere tener npi de nada...

Menudas facultades de "Ciencias" sociales...supongo que equivaldrán a las de Políticas de aquí...
Harvard es propaganda anglo sin más.
Hay que ser muy iluso.
 
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