arriondas
Será en Octubre
- Desde
- 23 Dic 2013
- Mensajes
- 28.756
- Reputación
- 117.174
Muchos de los particulares y empresarios que reciben ayudas y subvenciones son personas que distan mucho de ser vagos y "parásitos". Esos no dejan de ser una minoría, por mucho ruido que hagan.Pero es que lo de la motosierra es una mentira. Desde ciertos círculos se quiere hacer ver que los beneficiarios de ayudas son paguiteros holgazanes que no se esfuerzan... y eso es solo una parte, igual de falso que si dijéramos que la totalidad de las cortesanas son obligadas por un proxeneta que las vigila desde el coche mientras hacen calle.
Hay mucha gente que no ha dejado de trabajar en su vida, y que por circunstancias de la vida (malas decisiones, mala suerte, enfermedades de larga duración) son o han sido beneficiarios de ayudas sociales. Hay que quitárselas, porque es de vagos y no se fomenta que se busquen las castañas solos?
Por otro lado, hay muchos empresarios emprendedores que se benefician de subvenciones estatales y autonómicas, o que incluso han tenido suerte de tener unos padres nadando en dinero que les han cubierto cuando la han cagado (conozco casos personalmente, y curiosamente son los más criticones con las paguitas y los vagos: esto esta estudiado en psicología, por cierto). en que categoria entran estos? Porque hay otros que la han cagado pero no tenían a nadie ni nada detrás; y lo han intentado... no tienen derecho a una ayuda de alquiler por ejemplo? Han intentado crear riqueza y no han tenido suerte.
Claro que hay caraduras y chupópteros que no han pegado un palo al agua en su vida y se aprovechan de todo tipo de ayudas... pero hay otros muchos más. Si la solución propuesta es quitarlo todo, sin importar la circunstancia de cada uno, yo, servidor, que jamas ha ganado un euro de la pública y que no recibe ni subvenciones ni ayudas estatales, digo que no. Una sociedad debe crear un estado que no deje a la gente tirada. Todo se puede matizar y debatir, pero no me gusta que se hagan trampas en estos debates.
Al final, la intención es la de siempre. Utilizar a los espabilaos que se rascan las pelotas como excusa para desmantelarlo todo.