LA GENERALITAT PREPARA MULTAS DE 100.000€
Alta tensión en los escraches a granjas: "No podemos permitir que sigan violando vacas"
Los ganaderos se hartan de las ocupaciones de granjas por parte de grupos animalistas. En Cataluña, ha habido media docena en pocos meses y los activistas avisan de que irá a más
Un grupo de activistas 'libera' un lechón de una explotación ganadera. (Mythical Mia)
DAVID BRUNAT
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08/08/2019 05:00
Gerard Bassa, el último ganadero asaltado por un grupo de jóvenes animalistas, todavía no se ha recuperado del disgusto y de eso hace ya semanas. Unos 160 activistas, algunos españoles pero la mayoría venidos de varios países de Europa y América, irrumpieron en su explotación lechera en Sant Antoni de Vilamajor (Barcelona) y se fueron directos hacia los terneros, algunos recién nacidos.
Los cogieron en brazos, los sacaron, les dieron agua. Al poco llegó Bassa y se armó el jaleo. Los activistas le afearon tener “separadas” a las madres y a las crías, no darles agua y mantenerlas, en resumen, en unas
“condiciones horribles”. El ganadero no se lo podía creer, montó en cólera y terminó insultando y arrojando paladas de estiércol a los activistas desde su tractor. Al poco llegaron los Mossos d’Esquadra, identificaron a algunos activistas y terminó el espectáculo.
Cataluña se ha convertido en los últimos meses en una especie de parque temático del activismo animalista. Van ya
media docena de ocupaciones de granjas porcinas y lecheras y también un matadero. Los ganaderos han dicho basta y han pedido medidas urgentes a la Administración para que una de estas visitas no genere un brote infeccioso en el ganado y les arruine la explotación.
La Generalitat les ha respaldado y está ultimando un cambio en la normativa para
sancionar de forma ejemplar las incursiones. Los activistas dicen que a ellos no les amedrenta nadie, que esto “es solo principio” y que en la próxima ocupación “quizá seremos más de 500”. El siguiente escrache puede ser en Cataluña o en cualquier otro punto de España.
“Estos chavales son unos inconscientes.
Muchos son menores de edad. Viven en una especie de nube en la que lo mezclan todo. Es ridículo que nos acusen de maltratar el ganado cuando tenemos una de las leyes de bienestar animal más exigentes del mundo. En los últimos 10 años, la industria ha dado un salto adelante espectacular y cumplimos con toda la normativa de la Unión Europea”, afirma Jaume Bernis, responsable de porcino de la organización agraria Joves Agricultors i Ramaders de Catalunya (JARC) y portavoz de COAG ante Bruselas.
Acción de Action for Liberation en una explotación lechera. (Action for Liberation)
“Hay que parar esto, porque es un peligro enorme. Estas personas saltan las vallas, entran en los paritorios, en las salas de gestación, incluso
abren los corrales para que los animales escapen. Lo que provocan, seguramente sin saberlo porque son chicos urbanos que no saben qué es una explotación ganadera, es estrés en el ganado, que se pone nervioso y puede producir aplastamientos y la fin de alguna cría, algún aborto espontáneo o que a una progenitora se le corte la leche”, prosigue.
La Generalitat de Cataluña aprobará en septiembre un protocolo que prevé sanciones de hasta 100.000 euros para quienes ocupen granjas
Tras una serie de ocupaciones de granjas y un matadero que han cogido con el pie cambiado al sector,
los ganaderos respiran algo más aliviados. Las consejerías de Agricultura e Interior de la Generalitat de Cataluña están redactando un protocolo, que debe estar listo y aprobado en septiembre, para sancionar con entre 6.000 euros y un tope de 100.000 euros a aquellas personas que accedan ilegalmente a las explotaciones ganaderas violando la Ley de Bienestar Animal. Paralelamente, se sancionará por vía penal los delitos de hurto, allanamiento y la puesta en riesgo de la bioseguridad del recinto. “Hasta ahora, ocupar una granja no tenía consecuencias. Esperamos que a partir de ahora se lo piensen bien antes de hacer una de estas. Son sanciones muy duras que, en algunos casos,
tendrán que pagar los padres de estos chicos”, subraya Bernis.
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Esto es solo el principio
Massin Akandouch tiene 17 años, es cofundador de Action for Liberation y organizador de tres de las últimas ocupaciones ocurridas en nuestro país. Sus acciones se engloban en la campaña internacional
'Meat the victims'. Akandouch avisa: ni él ni sus seguidores se van a asustar por estas sanciones. “Esto va a ir a más, el movimiento de liberación animal es imparable y el mensaje está calando en la sociedad. Multar a jóvenes que defienden los derechos de los animales y su bienestar es
propio de gobiernos fascistas, pero ya veremos ante un juez quién está realmente violando la Ley de Bienestar Animal, porque en nuestras acciones hemos documentado condiciones extremas que ponen en evidencia a los ganaderos. Antibióticos no aptos tirados por el suelo, animales muertos mezclados con los demás… Quienes no cumplen la ley son ellos. Creen que esto es un juego de niños y que algún día nos cansaremos, pero se equivocan”.
Creen que esto es un juego de niños y que algún día nos cansaremos, pero se equivocan
La primera ocupación de Action for Liberation ocurrió en un granja de gallinas de Mataró. Hubo 41 participantes y liberaron tres aves. La segunda fue en una granja de cerdos en Sant Pere de Vilamajor, con 75 activistas y un animal liberado (o robado, según quién lo defina). La tercera ocurrió en la citada granja lechera de Sant Antoni de Vilamajor y contó con
160 activistas procedentes de Europa y también Estados Unidos y Canadá. “En la próxima, quizá seremos 600. ¿Van a identificar los Mossos d’Esquadra a 600 personas?”, se pregunta desafiante el líder de las ocupaciones. Otros grupos animalistas han actuado en otros puntos de forma combinada. En el asalto al matadero de Riudellots de la Selva (Girona), los activistas se encadenaron y se enfrentaron a los Mossos d’Esquadra.
¿Por qué 100 jóvenes activistas europeos se acercan a Cataluña a abrir cuadras y abrazar terneros? ¿Se ha convertido nuestro país en la capital del turismo animalista extremo? Los protagonistas lo achacan a un movimiento internacional que no entiende de fronteras. Las organizaciones agrarias intuyen que detrás de esta campaña hay
intereses empresariales y del ‘lobby’ vegano.
Una activista besa un ternero. (Action for Liberation)
Un complot para hundir el sector
“Estamos recopilando pruebas, pero hay indicios de que
ciertas empresas alimentarias europeas muy importantes estarían financiando estos grupos. No podemos olvidar que España es líder europeo en producción de carne de porcino. La mayoría de los activistas que vienen son franceses y belgas, hay muy pocos españoles. Lo que hacen es ir desprestigiando nuestra industria”, considera el responsable de JARC.
Santi Querol, responsable de sectores ganaderos del sindicato Unió de Pagesos, secunda la sospecha y añade: “Al final, conseguirán cerrar una explotación por la tras*misión de una enfermedad. Y si esa enfermedad se expande, puede suponer
un descalabro para toda la industria. Nos pueden cerrar el mercado de la exportación durante meses por una tontería de estas”. Peste porcina, brucelosis en las crías, diarrea hemorrágica, circovirus, glosopeda… El catálogo de infecciones por contacto con el ganado es extenso.
https://www.ecestaticos.com/image/clipping/654/658a353ffc1eab4b34ed07b7caf4447e/los-activistas-ante-una-lechona-con-sus-crias-en-una-granja-action-for-liberation.jpgLos activistas, ante una lechona con sus crías en una granja. (Action for Liberation)
El líder de Action for Liberation se toma con ironía las sospechas. Asegura que “no hay ‘lobbies’ ni empresas financiando las campañas” y lo reduce todo a algo mucho más simple: la sensibilidad social hacia el presunto maltrato animal de las granjas. “Nosotros no queremos denunciar las condiciones del ganado, lo que queremos es liberarlos. Los animales no son objeto de consumo y explotación, son individuos que sienten,
que quieren vivir la vida como nosotros sin que los maten. Por muy bien que les traten en las granjas, su fin es ser descuartizados en un matadero. Los animales no son cosas, no son comida, no son objeto de entretenimiento… No podemos seguir permitiendo que las madres aplasten a sus crías porque no tienen espacio, o que las vacas sean constantemente forzadas, inseminadas artificialmente contra su voluntad. Queremos que los animales tengan derechos jovenlandesales básicos, abolir la explotación animal, ese es nuestro objetivo”.
Desde las organizaciones agrarias, se frotan los ojos con estas afirmaciones. “Dicen que los animales no son felices. ¿Les han preguntado? Por desgracia, el ganado en España
vive mejor que muchas personas en países del tercer mundo. Mientras hay personas muriendo de hambre, sed y calor, los animales tienen sus necesidades básicas cubiertas en condiciones de bienestar”, afirma el responsable de JARC.
Activistas, en el escrache al matadero de Riudellots de la Selva.
Es evidente que animalistas y ganaderos viven en universos paralelos y sus caminos se están encontrando, cada vez con más tensión, en las explotaciones. “Cualquier día habrá una pelea violenta. Nosotros recomendamos a los ganaderos que mantengan la calma,
que llamen a la policía y esperen. Pero no es fácil contenerte cuando ves a 150 personas destrozándote la explotación, abrazando animales mientras el resto del ganado corre en desbandada nervioso, y quedarte ahí mirando”, indica Querol, de Unió de Pagesos.
Una explotación media puede alcanzar fácilmente los
300.000 euros de valor en época de cría. Un brote infeccioso, por insignificante que sea, puede paralizar el negocio entre seis meses y un año, causando la ruina del afectado. De momento, más allá de la refriega y los insultos, no ha habido mayores consecuencias. Solo un puñado de gallinas y cerdos desaparecidos a manos de los activistas y puestos a cobijo en un 'santuario'. “No lo consideramos un robo porque los animales no son propiedad de nadie. Son individuos que merecen vivir y nosotros
los rescatamos de la esclavitud”, dice el líder de Action for Liberation.
Las ocupaciones de granjas son la evolución de
las vigilias veganas frente a los mataderos de toda España. En ellas, docenas de personas dan el último adiós al ganado que entra en los camiones antes de morir. En estas vigilias hay llantos desconsolados, besos a cerdos y vacas, caricias y flores en el suelo como señal de luto.