Santo Evangelio de hoy y lecturas. Viernes, 30 de junio, "Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor" ***************** Sto.ROSARIO A LAS 22.00



OFICIO DE LECTURA

V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: QUÉ HERMOSOS SON LOS PIES

¡Qué hermosos son los pies
del que anuncia la paz a sus hermanos!
¡Y qué hermosas las manos
maduras en el surco y en la mies!

Grita lleno de gozo,
pregonero, que traes noticias buenas:
se rompen las cadenas,
y el sol de Cristo brilla esplendoroso.

Grita sin miedo, grita,
y denuncia a mi pueblo sus pecados;
vivimos engañados,
pues la belleza humana se marchita.

Toda yerba es fugaz,
la flor del campo pierde sus colores;
levanta sin temores,
pregonero, tu voz dulce y tenaz.

Si dejas los pedazos
de tu alma enamorada en el sendero,
¡qué dulces, mensajero,
qué hermosos, que divinos son tus pasos! Amén.

SALMODIA

Ant 1.
Dios mío, no te cierres a mi súplica, pues me turba la voz del enemigo.

Salmo 54, 2-15. 17-24 I - ORACIÓN ANTE LA TRAICIÓN DE UN AMIGO

Dios mío, escucha mi oración,
no te cierres a mi súplica;
hazme caso y respóndeme,
me agitan mis ansiedades.

Me turba la voz del enemigo,
los gritos del malvado:
descargan sobre mí calamidades
y me atacan con furia.

Se estremece mi corazón,
me sobrecoge un pavor mortal,
me asalta el temor y el terror,
me cubre el espanto,

y pienso: «¡Quién me diera alas de paloma
para volar y posarme!
Emigraría lejos,
habitaría en el desierto,

me pondría en seguida a salvo de la tormenta,
del huracán que devora, Señor;
del torrente de sus lenguas.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Dios mío, no te cierres a mi súplica, pues me turba la voz del enemigo.

Ant 2. El Señor nos librará del poder de nuestro enemigo y adversario.

Salmo 54, 2-15. 17-24 II

Violencia y discordia veo en la ciudad:
día y noche hacen la ronda
sobre las murallas;

en su recinto, crimen e injusticia;
dentro de ella, calamidades;
no se apartan de su plaza
la crueldad y el engaño.

Si mi enemigo me injuriase,
lo aguantaría;
si mi adversario se alzase contra mí,
me escondería de él;

pero eres tú, mi compañero,
mi amigo y confidente,
a quien me unía una dulce intimidad:
juntos íbamos entre el bullicio
por la casa de Dios.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor nos librará del poder de nuestro enemigo y adversario.

Ant 3. Encomienda a Dios tus afanes, que él te sustentará.

Salmo 54, 2-15. 17-24 III

Pero yo invoco a Dios,
y el Señor me salva:
Por la tarde, en la mañana, al mediodía,
me quejo gimiendo.

Dios escucha mi voz:
su paz rescata mi alma
de la guerra que me hacen,
porque son muchos contra mí.

Dios me escucha, los humilla
el que reina desde siempre,
porque no quieren enmendarse
ni temen a Dios.

Levantan la mano contra su aliado,
violando los pactos;
su boca es más blanda que la manteca,
pero desean la guerra;
sus palabras son más suaves que el aceite,
pero son puñales.

Encomienda a Dios tus afanes,
que él te sustentará;
no permitirá jamás
que el justo caiga.

Tú, Dios mío, los harás bajar a ellos
a la fosa profunda.
Los traidores y sanguinarios
no cumplirán ni la mitad de sus años.
Pero yo confío en ti.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Encomienda a Dios tus afanes, que él te sustentará.

V. Hijo mío, haz caso de mi sabiduría.
R. Presta oído a mi inteligencia.

PRIMERA LECTURA

Del primer libro de Samuel 3, 1-21

VOCACIÓN DE SAMUEL

En aquellos días, el niño Samuel oficiaba ante el Señor con Elí. La palabra del Señor era rara en aquel tiempo, y no abundaban las visiones. Un día, Elí estaba acostado en su habitación. Sus ojos empezaban a apagarse y no podía ver. Aún no se había apagado la lámpara de Dios, y Samuel estaba acostado en el santuario del Señor, donde estaba el arca de Dios. El Señor llamó:

«¡Samuel, Samuel!» Y éste respondió:

«¡Aquí estoy!»

Fue corriendo adonde estaba Elí y le dijo:

«Aquí estoy; vengo porque me has llamado.»

Elí respondió:

«No te he llamado, vuelve a acostarte.»

Samuel fue a acostarse, y el Señor lo llamó otra vez. Samuel se levantó, fue adonde estaba Elí y le dijo:

«Aquí estoy; vengo porque me has llamado.»

Elí respondió:

«No te he llamado, hijo, vuelve a acostarte.»

Samuel no conocía todavía al Señor; aún no se le había revelado la palabra del Señor. El Señor volvió a llamar por tercera vez. Samuel se levantó, y fue adonde estaba Elí y le dijo:

«Aquí estoy; vengo porque me has llamado.»

Elí comprendió entonces que era el Señor quien llamaba al niño y le dijo:

«Anda, acuéstate. Y, si te llama alguien, dices: "Habla, Señor, que tu siervo escucha."»

Samuel fue y se acostó en su sitio. El Señor se presentó y lo llamó como antes:

«¡Samuel, Samuel!»

Samuel respondió:

«Habla, que tu siervo escucha.»

Y el Señor le dijo:

«Mira, voy a hacer una cosa en Israel, que a los que la oigan les retumbarán los oídos. Aquel día ejecutaré contra Elí y su familia todo lo que he anunciado sin que falte nada. Comunícale que condeno a su familia definitivamente, porque él sabía que sus hijos maldecían a Dios, y no los reprendió. Por eso, juro a la familia de Elí que jamás se expiará su pecado, ni con sacrificios ni con ofrendas.»

Samuel siguió acostado hasta la mañana siguiente, y entonces abrió las puertas del santuario. No se atrevía a contarle a Elí la visión, pero Elí lo llamó:

«Samuel, hijo.»

Respondió:

«Aquí estoy.»

Elí le preguntó:

«¿Qué es lo que te ha dicho? No me lo ocultes. Que el Señor te castigue si me ocultas una palabra de todo lo que te ha dicho.»

Entonces Samuel le contó todo, sin ocultarle nada. Elí comentó:

«¡Es el Señor! Que haga lo que le parezca bien.»

Samuel crecía, y el Señor estaba con él; ninguna de sus palabras dejó de cumplirse; y todo Israel, desde Dan hasta Berseba, supo que Samuel era profeta acreditado ante el Señor. El Señor siguió manifestándose en Siló, donde se había revelado a Samuel. La palabra de Samuel se escuchaba en todo Israel.

RESPONSORIO Sir 46, 16. 17. 18; Is 42, 1

R.
Samuel, favorito de su Creador, consagrado como profeta del Señor, nombró un rey y ungió príncipes sobre el pueblo. * Por su fidelidad, se acreditó como profeta; por sus oráculos, fue reconocido fiel vidente.
V. Mirad a mi siervo, a quien sostengo, mi elegido en quien tengo mis complacencias.
R. Por su fidelidad, se acreditó como profeta; por sus oráculos, fue reconocido fiel vidente.

SEGUNDA LECTURA

De las Homilías de san Gregorio de Nisa, obispo.
(Homilía 6 Sobre las bienaventuranzas: PG 44, 1266-1267)

LA ESPERANZA DE VER A DIOS

La promesa de Dios es ciertamente tan grande que supera toda felicidad imaginable. ¿Quién, en efecto, podrá desear un bien superior, si en la visión de Dios lo tiene todo? Porque, según el modo de hablar de la Escritura, ver significa lo mismo que poseer; y así, en aquello que leemos: Que veas la prosperidad de Jerusalén, la palabra «ver» equivale a tener. Y en aquello otro: Que sea arrojado el impío, para que no vea la grandeza del Señor, por «no ver» se entiende no tener parte en esta grandeza.

Por lo tanto, el que ve a Dios alcanza por esta visión todos los bienes posibles: la vida sin fin, la incorruptibilidad eterna, la felicidad imperecedera, el reino sin fin, la alegría ininterrumpida, la verdadera luz, el sonido espiritual y dulce, la gloria inaccesible, el júbilo perpetuo y, en resumen, todo bien.

Tal y tan grande es, en efecto, la felicidad prometida que nosotros esperamos; pero, como antes hemos demostrado, la condición para ver a Dios es un corazón puro, y, ante esta consideración, de nuevo mi mente se siente arrebatada y turbada por una especie de vértigo, por la duda de si esta pureza de corazón es de aquellas cosas imposibles y que superan y exceden nuestra naturaleza. Pues si esta pureza de corazón es el medio para ver a Dios, y si Moisés y Pablo no lo vieron, porque, como afirman, Dios no puede ser visto por ellos ni por cualquier otro, esta condición que nos propone ahora la Palabra para alcanzar la felicidad nos parece una cosa irrealizable. ¿De qué nos sirve conocer el modo de ver a Dios, si nuestras fuerzas no alcanzan a ello? Es lo mismo que si uno afirmara que en el cielo se vive feliz, porque allí es posible ver lo que no se puede ver en este mundo. Porque, si se nos mostrase alguna manera de llegar al cielo, sería útil haber aprendido que la felicidad está en el cielo. Pero, si nos es imposible subir allí, ¿de qué nos sirve conocer la felicidad del cielo sino solamente para estar angustiados y tristes, sabiendo de qué bienes estamos privados y la imposibilidad de alcanzarlos? ¿Es que Dios nos invita a una felicidad que excede nuestra naturaleza y nos manda algo que, por su magnitud, supera las fuerzas humanas?

No es así. Porque Dios no creó a los volátiles sin alas, ni mandó vivir bajo el agua a los animales dotados para la vida en tierra firme. Por tanto, si en todas las cosas existe una ley acomodada a su naturaleza, y Dios no obliga a nada que esté por encima de la propia naturaleza, de ello deducimos, por lógica conveniencia, que no hay que desesperar de alcanzar la felicidad que se nos propone, y que Juan y Pablo y Moisés, y otros como ellos, no se vieron privados de esta sublime felicidad, resultante de la visión de Dios; pues, ciertamente, no se vieron privados de esta felicidad ni aquel que dijo: Ahora me aguarda la corona merecida, que el Señor, justo juez, me otorgará, ni aquel que se reclinó sobre el pecho de Jesús, ni aquel que oyó de boca de Dios: Te he conocido más que a todos. Por tanto, si es indudable que aquellos que predicaron que la contemplación de Dios está por encima de nuestras fuerzas son ahora felices, y si la felicidad consiste en la visión de Dios, y si para ver a Dios es necesaria la pureza de corazón, es evidente que esta pureza de corazón, que nos hace posible la felicidad, no es algo inalcanzable. Los que aseguran, pues, tratando de basarse en las palabras de Pablo, que la visión de Dios está por encima de nuestras posibilidades se engañan y están en contradicción con las palabras del Señor, el cual nos promete que, por la pureza de corazón, podemos alcanzar la visión divina.

RESPONSORIO Sal 62, 2; 16, 15

R.
Mi alma está sedienta de ti, Dios mío; * mi carne tiene ansia de ti.
V. Yo con mi apelación vengo a tu presencia, y al despertar me saciaré de tu semblante.
R. Mi carne tiene ansia de ti.

ORACIÓN

OREMOS,
Concédenos vivir siempre, Señor, en el amor y respeto a tu santo nombre, porque jamás dejas de dirigir a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

CONCLUSIÓN

V.
Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

Of La Tr Sx Nn Vs Cm
 
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Última edición:
Ojo porque podemos hacer el mismo razonamiento con el Dios cruel del antiguo testamento, que en principio no pega ni con cola con el del nuevo testamento, y decir que es otro distinto. Podemos hablar de San Pedro liquidando a un matrimonio por no haber dado todas sus posesiones. Moisés mismo se cargó un egipcio. Israel iba genocidando pueblos, mujeres y niños incluídos. Pero es el mismo Dios, cuyas acciones no comprendemos. Qué es una vida humana para Dios, no podemos juzgar lo bueno y lo malo de Dios desde nuestro punto de vista de hormigas.

A mi me gusta recordar las palabras del padre Loring que viene a decir que nuestra cabecita de pulga no lo comprende todo. Somos hormigas, sí, y tendemos a querer entenderlo todo y rechazar lo que no entendemos. Es algo muy humano de lo nadie (y yo la primera) está libre.

Me da mucha lástima cuando alguien coge la Biblia y la malinterpreta y suelta una barbaridad. Necesitamos mucha humildad para que la Palabra de Dios fluya por nuestro interior y nos ilumine. Y aun así no nos bastamos solos para interpretarla, necesitamos el Magisterio de 2000 años de la Iglesia con los santos doctores. Y humildad, mucha humildad siempre en todo lo relacionado con Dios pues somos seres creados por ÉL heridos por el pecado original (la soberbia de querer nuestra voluntad).

Dios es la Bondad misma, el Amor mismo. No hay nada malo en Dios ni puede haberlo. Él es Santo, es Misericordioso y muy Justo. Del ejemplo que mencionas ¿qué nos enseña la Biblia con la fin de Ananías y Safira? Que el que peca contra el Espíritu Santo merece (o dicho de otro modo, gana) la fin, la condenación eterna.

Mateo 12:31-32
Por eso os digo: todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada. 32Y a cualquiera que diga una palabra contra el Hijo del Hombre, se le perdonará; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este siglo ni en el venidero.

Y Dios es Bueno, Misericordioso y muy Justo. Lo entendamos o no con nuestra cabecita de pulga. Y la primera pulga soy yo, ojo. Y antes no entendía esta parte de los Evangelios, pero gracias a Dios hay en las redes sacerdotes de recta doctrina como el padre Santiago cuyas homilías son una bendición. A mi me han ayudado mucho.

Sólo Dios tiene poder sobre la vida y la fin. San Pedro tenía el Espíritu Santo e iluminado por Él interrogó a Ananías y a Safira pero él no se los mata ni tiene poder ni deseo de hacerlo.

Había un hombre llamado Ananías, su esposa se llamaba Safira. Se puso de acuerdo con ella para vender un terreno que tenían, pero entregó sólo una parte del dinero a los apóstoles y se quedó con el resto. Su esposa sabía lo que había hecho. Entonces Pedro dijo: —Ananías, ¿por qué permitiste que Satanás entrara en tu corazón? Mentiste y trataste de engañar al Espíritu Santo. Vendiste el terreno, pero ¿por qué te quedaste con parte del dinero? El terreno era tuyo antes de venderlo, pudiste haber dispuesto del dinero a tu gusto. ¿Por qué se te ocurrió eso? ¡Le mentiste a Dios, no a los hombres! Cuando Ananías escuchó esto, cayó muerto. Todos los que supieron esto se asustaron mucho. Unos jóvenes vinieron y envolvieron su cuerpo, lo sacaron y lo enterraron. Más o menos tres horas después, entró su esposa Safira, quien no sabía lo que le había pasado a su marido. Pedro le preguntó: —Dime, ¿cuánto recibieron por la venta del terreno? ¿Fue esta cantidad? Safira le respondió: —Sí, esa fue la cantidad que recibimos por la venta del terreno. Pedro le preguntó: —¿Por qué estuviste de acuerdo a la hora de probar al Espíritu del Señor? ¡Escucha! ¿Puedes oír esos pasos? Los hombres que acaban de enterrar a tu esposo están a la puerta y ahora van a hacer lo mismo contigo. De inmediato Safira cayó muerta. Los jóvenes entraron y al darse cuenta de que estaba muerta, se la llevaron y la enterraron al lado de su esposo. Toda la iglesia y los que supieron de esto, sintieron muchísimo miedo. El poder de Dios se manifestó entre la gente por medio de muchas señales milagrosas y maravillas hechas por los apóstoles. Todos ellos se reunían en el Pórtico de Salomón. Los demás no se atrevían a juntarse con ellos; sin embargo, todos hablaban muy bien de ellos. Cada vez eran añadidos al grupo gran cantidad de hombres y mujeres que creían en el Señor. Así que sacaban a los enfermos y los acostaban en camas o en camillas para que al menos la sombra de Pedro los cubriera mientras caminaba por la calle. Mucha gente de los pueblos cercanos a Jerusalén traía a sus enfermos y a los atormentados por espíritus malignos, y todos eran sanados. El sumo sacerdote y su círculo más cercano, el grupo de los saduceos, se llenaron de envidia. Así que arrestaron a los apóstoles y los metieron en la guandoca. Pero en la noche, un ángel del Señor abrió las puertas de la guandoca, los dejó salir y les dijo: «Vayan al área del templo y cuéntenle a la gente todo el mensaje de la nueva vida». Una vez oído esto, los apóstoles entraron al área del templo al amanecer y empezaron a enseñar. El sumo sacerdote y sus amigos llegaron y llamaron a los ancianos líderes de Israel para llevar a cabo una reunión del Consejo. Después mandaron traer de la guandoca a los apóstoles. Pero cuando los guardias llegaron a la guandoca, no los encontraron. Entonces regresaron e informaron lo que había pasado: —Encontramos la guandoca bien asegurada y los guardias a la entrada, pero cuando entramos, la guandoca estaba vacía. Al oír esto, el capitán de los guardias del templo y los jefes de los sacerdotes quedaron confundidos y se preguntaban en qué terminaría todo eso. Entonces alguien vino y les dijo: —Los hombres que ustedes metieron en la guandoca están en el área del templo enseñando a la gente.

Como dices, Dios es el mismo en el AT y en el NT. Porque Dios no se muda, que decía Santa Teresa. Dios es el mismo hoy y siempre. No se contradice, Él es la Verdad. Los cristianos creemos en un sólo Dios Misericordioso y Justo. Es nuestra limitación humana y sobretodo nuestra soberbia o falta de humildad la que nos lleva a chocar contra un muro. Ya lo dice la Biblia

Salmos 138:6
Porque el SEÑOR es excelso, y atiende al humilde, mas al altivo conoce de lejos.

Santiago 4:6
Pero El da mayor gracia. Por eso dice: DIOS RESISTE A LOS SOBERBIOS PERO DA GRACIA A LOS HUMILDES.


Todo el AT está lleno de la pedagogía de Dios al pueblo elegido. La Ley de Dios en los Mandamientos y que la fin es la paga del pecado. Dios no condena a ningún justo.

La vida es combate, sin ninguna duda.

Sin ninguna duda. :)

Y un combate feroz especialmente en estos tiempos de pérdida de la fe y tanta ceguera espiritual de la humanidad, no sólo en occidente. Recemos mucho.


No es cierto. La ira si es para defender con celo a Dios puede ser buena. El Señor echó a latigazos a los mercaderes del templo. El profeta (Elías?) masacró a los sacerdotes de (Baal?) en el monte carmelo.

Claro, totalmente de acuerdo contigo en lo de la ira. La llamada Ira de Dios es la Justicia de Dios.

En Dios no hay violencia como la concebimos nosotros. Dios nunca pierde el control ni puede pecar, sólo Él es Santo en sí mismo. Los santos, que son los que se han santificado durante su vida terrenal y perseveraron hasta el final, lo han hecho con la Gracia de Dios.

En el caso de Jesús hablas de la Santa Ira de Dios, que es lo que movió a Jesús cuando echó a los mercaderes. El templo estaba lleno y Él no perdió el control en ningún momento, dándole a cada cual lo justo: volcó las mesas de los cambistas y usó el látigo sin sacarle un ojo a ninguno pero no usó el látigo con los vendedores de tórtolas. Con cada cual usó la medida justa. Despejó el templo profanado dándonos una enseñanza.

Otra cosa es la ira o la violencia humana, que somos un desastre... y pecamos.

En ese artículo del que saqué algunos extractos dice que Jesús no usó la violencia ni en defensa propia. Yo lo entiendo tal cual y como que tampoco invitó a usar la violencia sino a perdonar y amar incluso a nuestros enemigos, en contraste con el islam. Pues está contrastando ambas religiones. El perdón es la gran rebolución que nos trajo Jesús.

Nos mostró la Santa Ira de Dios, pero Jesús nunca pecó. No tuvo esto:

El Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) define a la ira como un deseo de venganza (cf. CIC 2302) y, como ya mencionamos anteriormente, desear el mal a otro es un pecado grave, pues, ofende la Caridad. El Señor es claro al decir: «Quien se irrita contra su hermano, quedará sujeto a juicio» (Mt 5, 22).

Fuente que me ha dado google en lugar del mismo catecismo:
https://comshalom.org/es/el-bichito-de-la-ira-y-sus-efectos-negativos-en-nosotros/

Puede ser un simbolismo hecho para que la gente sencilla comprenda. El misticismo islámico es muy serio, a diferencia de los judíos que erraron metiéndose en kabalismos.
[/QUOTE]

No sé, yo no lo veo simbólicamente sino literal eso de que la mujer fiel a la religión del amora al morir sigue casada con el mismo hombre y su marido además gana un harén de vírgenes. Pero es mi humilde opinión.

Si pienso eso es porque Mahoma conoció del judaísmo y del cristianismo. Pero el Antiguo Testamento no nos dice nada semejante y simbólico, ni siquiera con motivo de que la gente sencilla comprenda.

Isaías 65:17
Pues he aquí, yo creo cielos nuevos y una tierra nueva, y no serán recordadas las cosas primeras ni vendrán a la memoria.


Nuevo Testamento:

1 Corintios 2:9
La revelación por el Espíritu de Dios
8la sabiduría que ninguno de los gobernantes de este siglo ha entendido, porque si la hubieran entendido no habrían crucificado al Señor de gloria; 9sino como está escrito: COSAS QUE OJO NO VIO, NI OIDO OYO, NI HAN ENTRADO AL CORAZON DEL HOMBRE, son LAS COSAS QUE DIOS HA PREPARADO PARA LOS QUE LE AMAN. 10Pero Dios nos las reveló por medio del Espíritu, porque el Espíritu todo lo escudriña, aun las profundidades de Dios


A mi parecer Mahoma escribió en otra dirección completamente diferente, para haber conocido el judaísmo y el cristianismo. Pero repito es mi humilde opinión.
 
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