Santo Evangelio de hoy y lecturas. Miércoles, 20 de marzo, "¡A ti gloria y alabanza por los siglos!" **************************Sto.ROSARIO A LAS 22.00

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Bueno pues ya no pongo más videos de los ejercicios espirituales de San Ignacio, porque este páter se cuelga como 3 videos de 1h al día que son la introducción a algún punto, y al final es una homilía plus. Pero luego la gente que está allí in situ lee el punto que sea y hace meditación, eso debe ser el verdadero ejercicio.
Así que una vez más me descuelgo de una serie de videos sobre los ejercicios sonrisa: . Ya lo he intentado 2 veces.
No obstante he estado ojeando el texto original, y no conecto con ellos. Que San Ignacio me perdone, pero me parece una filosofía muy parca y sin sentido. Será que sólo los muy avanzados espiritualmente los aprovechan, porque hay gente que incluso se decide a la vida consagrada a partir de ellos (el P. Santiago Cantera sin ir más lejos).

¿Qué libro recomendáis como uno de los primeros libros religiosos a leer? Tengo ojeado el de la Imitación de Cristo, con ese sí que conecto.

Las Confesiones, de San Agustín, son una maravilla. Y se leen tan fácil. Luego leees cosas de teólogos modernos y no comprendes para qué tanta pedantería y falta de fe, no hay quien los entienda. Y mejor porque son veneno. No supieron ser humildes y se engríen hasta perder de vista la Verdad

Pero San Agustín dice lo que te habría gustado decir a ti, desenvuelve el misterio de la fe, y lo hace siendo agua clara y pura.


Por ejemplo:

Capítulo I
Reconociendo Agustín la grandeza y majestad de Dios se enciende en deseos de alabarle



1. Grande sois, Señor, y muy digno de toda alabanza1, grande es vuestro poder, e infinita vuestra sabiduría: y no obstante eso, os quiere alabar el hombre, que es una pequeña parte de vuestras criaturas: el hombre que lleva en sí no solamente su mortalidad y la marca de su pecado2, sino también la prueba y testimonio de que Vos resistís a los soberbios3. Pero Vos mismo lo excitáis a ello de tal modo, que hacéis que se complazca en alabaros; porque nos —22→ criasteis para Vos4, y está inquieto nuestro corazón hasta que descanse en Vos.
Pero enseñadme, Señor, y haced que entienda si debe ser primero el invocaros que el alabaros, y antes el conoceros que el invocaros.
Mas ¿quién os invocará sin conoceros?, porque así se expondría a invocar otra cosa muy diferente de Vos, el que sin conoceros os invocara y llamara. O decidme, si es menester antes invocaros, para poder conoceros.
Mas ¿cómo os han de invocar, sin haber antes creído en Vos?, y ¿cómo han de creer, si no han tenido quien les predique y les dé conocimiento de Vos? Pero también es cierto que alabarán al Señor los que le buscan: porque los que le busquen, le hallarán, y luego que le hallen, le alabarán.
Pues concededme, Señor, que os busque yo invocándoos, y que os invoque creyendo en Vos, pues ya me habéis anunciado y predicado. Mi fe, Señor, os invoca: la fe, digo, que Vos me habéis dado e inspirado por la humanidad de vuestro santísimo Hijo, y por el ministerio de vuestros apóstoles y predicadores.



Capítulo II
Que Dios está en el hombre y el hombre en Dios



2. ¿Y cómo he de invocar a mi Dios y Señor? Llamándole para que venga a mí, esté dentro de mí mismo. Pues ¿qué lugar hay en mí adonde pueda venir y estar mi Dios? ¿Cómo ha de venir a mí aquel soberano Dios, que crió el cielo y la tierra?
¿Por ventura, Dios y Señor mío, hay en mí alguna cosa adonde podéis caber Vos? ¿Acaso cabéis en los cielos y tierra que Vos hicisteis, y en que me criasteis? ¿O es mejor el decir que estáis en todo lo que tiene ser, por cuanto ninguna cosa pudiera existir sin Vos?
Pues si yo también existo y tengo ser, ¿para qué os suplico que vengáis a mí, no pudiendo yo existir ni tener ser si no estuvierais ya en mí? En todas partes estáis, y aun en el infierno, donde yo no estoy; pues como dice David, aunque bajara al infierno, allí os hallara también5.
Luego es verdad, Dios mío, que yo no existiría ni tendría ser alguno si Vos no estuvierais en mí. ¿O sería mejor decir que no existiría ni tendría ser si yo mismo no estuviera en Vos, de quien, por quien y en quien tienen ser todas las cosas? Así es también, Señor; también así es verdad. Pues si yo estoy en Vos, ¿para dónde os llamo?, ¿o desde dónde habéis de venir a mí?, ¿o qué paraje tengo que buscar que esté fuera del cielo y de la tierra, para que desde éstos venga mi Dios a mí, que tiene dicho por Jeremías: Yo lleno el cielo y la tierra?


—23→
Capítulo III
Cómo Dios está en todas partes



3. Mas ¿por ventura cabéis en el cielo y tierra, aunque es cierto que les llenáis? ¿O los llenáis de tal modo que sobre todavía, porque no cabéis todo en cielo y tierra? Pues ¿adónde derramáis todo eso que de Vos ha sobrado, después de haber llenado tierra y cielo? ¿No será mejor decir que para estar Vos en vuestras criaturas no es necesario que os contengan ellas, siendo, por el contrario, que sois Vos quien las contiene a todas? Así, los vasos que están llenos de Vos, no son ellos los que os contienen, haciéndoos allí estable y permanente; pues aunque ellos se rompan, Vos no os derramaréis. Y cuando os derramáis sobre nosotros, no es cayendo Vos, sino antes más bien levantándonos a nosotros que estábamos caídos; y lejos de desuniros Vos y disiparos, nos recogéis y reunís a nosotros.
Pero, Señor, supuesto que llenáis todas las cosas, ¿las llenáis con todo vuestro ser?, o acaso, porque no pueden ellas abarcaros todo entero y de una vez, ¿no reciben más que una parte de Vos? ¿Y esa misma parte la reciben también y al mismo tiempo todas las criaturas?, ¿o cada una de ellas recibe distinta parte, y más grande las mayores, y más pequeñas las que son menores? En tal caso habría en Vos alguna parte que fuese mayor que otra. Pero ¿no es más cierto que todo Vos estáis en todas partes y que ninguna cosa hay que os abarque ni comprenda todo?6
 
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