"Yo Soy". La declaración de su divinidad.
"Quien guarde mi palabra no verá la fin para siempre" .Pero hay que guardarla. Todo lo contrario de lo que supone el modernismo y la herejía infiltradas hasta el tuétano. Hoy he leído esto ,aunque viene de décadas y los infiltrados de hoy ni lo sabrán, se creerán que son la verdadera Iglesia donde el Espíritu Santo estuvo ausente dos mil años, son víctimas de los anteriores
"(...)revolución antropológica de contornos indefinidos; líquida, como líquida es también la apostasía que azota a la Iglesia y a la fe de los pequeños. El cambio radical, o reformismo, comienza con un giro jovenlandesal de no poca importancia, con Amoris laetitia que trata de ampliar los lazos de amor». «Cuando ya no existe la verdad de la ley jovenlandesal que preserva de todo abuso la verdad de la persona humana, se conduce al indiferentismo jovenlandesal y a la justificación de la pluralidad de los amores».
«Aceptar el pecado como inevitable, resignarse a él y luego socavar la doctrina jovenlandesal, es de hecho el peor clericalismo. Ya no es necesaria la conversión, sino la aceptación de uno mismo, la aceptación del propio pecado. De este modo, se hace depender el ser del pecado. En verdad, si el pecado no se redime, tampoco es redimible. Cristo es sólo un extra inútil. Es ese Crucifijo de hace dos mil años con el que Nietzsche quiso que muriera también su jovenlandesal»."
Aquí
"Quien guarde mi palabra no verá la fin para siempre" .Pero hay que guardarla. Todo lo contrario de lo que supone el modernismo y la herejía infiltradas hasta el tuétano. Hoy he leído esto ,aunque viene de décadas y los infiltrados de hoy ni lo sabrán, se creerán que son la verdadera Iglesia donde el Espíritu Santo estuvo ausente dos mil años, son víctimas de los anteriores
"(...)revolución antropológica de contornos indefinidos; líquida, como líquida es también la apostasía que azota a la Iglesia y a la fe de los pequeños. El cambio radical, o reformismo, comienza con un giro jovenlandesal de no poca importancia, con Amoris laetitia que trata de ampliar los lazos de amor». «Cuando ya no existe la verdad de la ley jovenlandesal que preserva de todo abuso la verdad de la persona humana, se conduce al indiferentismo jovenlandesal y a la justificación de la pluralidad de los amores».
«Aceptar el pecado como inevitable, resignarse a él y luego socavar la doctrina jovenlandesal, es de hecho el peor clericalismo. Ya no es necesaria la conversión, sino la aceptación de uno mismo, la aceptación del propio pecado. De este modo, se hace depender el ser del pecado. En verdad, si el pecado no se redime, tampoco es redimible. Cristo es sólo un extra inútil. Es ese Crucifijo de hace dos mil años con el que Nietzsche quiso que muriera también su jovenlandesal»."
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