magnus
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Lionel Rothschild (1808-1879)
De la poderosa dinastía Rothschild, gran defensor del Sionismo y financiero del Comunismo.
Miembro de la Cámara de Londres y dueño de los principales bancos y fortunas de Inglaterra, Rothschild era conocido por su defensa y apoyo a los objetivos del Sionismo. Debido a su gran poder y lo oscuro de su figura, también fue considerado durante muchos años como el autor de Los Protocolos de los Sabios de Sion.
Pero una faceta menos conocida de este plutócrata alubio* es su condición de financiero de Karl Marx y del Marxismo internacional. Para Christian Rakovsky, el papel de Lionel Rohtschild no era el de simple tesorero, sino sobretodo el de verdadero jefe en la sombra del Comunismo marxista. Para él esta doctrina negadora de anteriores movimientos socialistas y encauzadora de las energias proletarias de Europa era una criatura en manos de un pequeño grupo de alubio*s
Marx consiguió refugiarse en Inglaterra cuando huía de la persecución de las policías prusiana y francesa y también, gracias a Heine, encontró refugio en la casa de los Rothschild de Londres -donde también había encontrado protección con anterioridad un masón británico que ocuparía el asiento de primer ministro del Reino Unido, Benjamin Disraeli.
Según Rakovsky,
“Los Rothschilds no eran los tesoreros, sino los jefes del primer comunismo secreto… Marx y los más altos jefes de la Primera Internacional … fueron controlados por el Barón Lionel Rothschild [1808-1878], revolucionario cuyo retrato fue hecho por el Primer Ministro inglés, Disraeli, que también fue su criatura, y nos ha llegado en la novela de Disraeli: “Coningsby”.
Los Rothschild y la “Revolución” Comunista
...La ideología de Karl Marx fue una artimaña histórica, una estratagema de la élite dominante. Marx estaba relacionado con la familia Rothschild. Nathan Mayer Rothschild se casó con Hannah Barent-Cohen, hija de Levi Barent-Cohen y Lydia Diamantschleifer y nieta por vía paterna de Barent Cohen, cuyo otro hijo Salomon David Barent-Cohen se casó con Sara Brandes, bisabuela de Karl Marx.
“Nathan Rothschild le dió a Marx dos cheques de varios miles de libras para financiar el socialismo. Los cheques fueron expuestos en el British Museum, después que Lord Lionel Walter Rothschild, un fideicomisario, legó su museo y biblioteca al British Museum,” argumenta David Rivera en Aviso final: una Historia del Nuevo Orden Mundial.
Pero aunque los Rothschild no tuvieran nada que ver con su pariente Karl Marx, la filosofía política del Marxismo estaba hecha a medida para los banksters.
Como señala Antony C. Sutton en Wall Street y la Revolución Bolchevique, “tanto la extrema derecha como la extrema izquierda del espectro político convencional son absolutamente colectivistas", y ambas “recomiendan sistemas político-económicos totalitarios basados en la coerción individual y poder político ilimitado,” un sistema adecuado a los banksters, quienes después de todo son monopolistas.
“El control monopolista de las industrias fue una vez el objetivo de J. P. Morgan y J. D. Rockefeller, pero hacia el final del siglo XIX, Wall Street comprendió que el modo más eficiente para conseguir un monopolio sin rival era meterse en la política, y conseguir que la sociedad trabajara para los monopolistas — bajo el disfraz del bien público.”
Después de todo, fue John D. Rockefeller, Sr. quien declaró: “La competición es un pecado.”
Como escribió H.G. Wells en su libro del año 1939, El Nuevo Orden Mundial, este bankster impuso la “revolución” que no es otra cosa que “socialismo mundial, científicamente planificado y dirigido.” Según uno de los contemporáneos de Wells, Aldous Huxley, esta “utopia” artificial no llegará de forma natural o sin lucha — una forma de “totalitarismo supra-nacional" nacerá mediante … el caos social,” un caos que se aproxima más cada día a medida que los banqueros sabotean la economía global en un esfuerzo por imponer un nuevo feudalismo, con siervos y señores, a escala mundial.
Como explicó el historiador del CFR, Carroll Quigley, en Tragedy and Hope, los banqueros se metieron en política no solo para que la sociedad trabajara para ellos, sino para destruir la civilización como la conocemos e imponer un feudalismo a escala global.
“Por primera vez en su historia, la civilización occidental está en peligro de ser destruida internamente por una banda dirigente corrupta y criminal, centrada alrededor de los intereses de los Rockefeller, que incluye elementos de los Morgan, Brown, Rothschild, Du Pont, Harriman, Kuhn-Loeb, y otros grupos también. Esta junta tomó el control de la política, las finanzas, y la vida cultural de América en las dos primeras décadas del siglo XX,” escribe Quigley.
Es un sistema “para ser controlado de un modo feudal por los bancos centrales del mundo actuando coordinadamente, mediante acuerdos secretos obtenidos mediante frecuentes reuniones y conferencias,” Quigley explica.
No es solo un sistema financiero, sino uno político y cultural. Es una dictadura científica que Quigley no imaginó cuando escribió su libro en 1975.
Dennis L. Cuddy explica:
Económicamente, no había clase media en la época feudal, y eso explica el asalto sobre las clases medias hoy en día. La carga fiscal la soporta principalmente la clase media, que paga un porcentaje de su renta superior en tributos a la que pagaban los siervos en los tiempos feudales. Los negocios pequeños (regulados por los burócratas) hoy en día se parecen a los vasallos feudales. Usted y yo somos como los campesinos de los tiempos feudales. Se nos llama “capital humano” o “recursos humanos,” y han de ser “gestionados” como el “ganado humano de los tiempos feudales.”
Joe Biden una vez más afirma que “seremos probados,” principalmente porque nuestra “economía está ahora mismo en caída libre,” una caída provocada por los banksters que controlan a vasallos como Biden y Barack Obama, el “salvador” sin ningún logro ni credenciales. Biden no hace más que suministrarnos, la gente común detestada por la élite, con una pequeña visión de las cosas que vendrán después de que el agente del “cambio” se instale en la Casa Blanca. Seguro que habrá cambio, pero no el que nos vende gente como Biden.
Ninguna riqueza revertirá en la clase media, ninguna reducción de impuestos. Cuando se nombre a Obama, la crisis económica preparada se intensificará, y Obama, el monigote de los banksters, y Wall Street nos pedirán más sacrificios.