No hace falta decir que la esa época en el 2020 de la que yo le hablo ha provocado muchos cambios en la sociedad: no más apretones de manos, abrazos públicos y pocas relaciones sociales. Pero hay un cambio aparentemente relacionado con la esa época en el 2020 de la que yo le hablo que probablemente nadie esperaba: un aumento de las solicitudes para exorcismos. Si has leído bien, cada vez más personas están llamando a los sacerdotes católicos para que expulsen a los demonios de sus amigos y seres queridos. Según exorcistas autorizados que realiza miles de exorcismos al año, han visto una mayor tasa de llamadas de exorcismo en medio del confinamiento provocado por la esa época en el 2020 de la que yo le hablo.
Generalmente los verdaderos casos de posesiones demoníacas ocurren una vez al año, aquellos que implican levitación, ojos de tonalidad blanco, espuma en la boca y gente deslizándose como una serpiente por el suelo y la pared. Sin embargo, ahora uno de los exorcistas más importantes ha revelado una nueva manera de posesión demoníaca: a través de los mensajes de texto.
Aumento de exorcismos
La lucha contra los demonios es un deber habitual de monseñor Stephen Rossetti, un sacerdote católico que trabajó en dos parroquias de la diócesis de Siracusa, estado de Nueva York, durante cinco años. Ahora trabaja en Washington D. C. y su equipo realiza hasta 20 exorcismos cada semana. En declaraciones al New York Post, Rossetti, de 70 años, dijo que los exorcismos han “crecido exponencialmente” en la última década, ya que Estados Unidos está “demoníacamente oprimido” y sufriendo una grave crisis jovenlandesal, aunque lo peor está por venir.
Psicólogo licenciado y profesor asociado de investigación en la Universidad Católica de América, Rossetti habla de sus 13 años de experiencia combatiendo el mal en su nuevo libro ‘Diario de un exorcista estadounidense (Diary of an American Exorcist)’.
En el libro Rossetti relata cómo ha visto a los demonios actuar, con puertas golpeando, televisores encendiéndose y apagándose espontáneamente, perros aullando incontrolablemente o víctimas comunicándose en idiomas antiguos que nunca aprendieron.
“Suceden cosas asombrosas que no son humanamente posibles”, dijo Rossetti al Post.
El exorcista recordó un exorcismo en el que los demonios se manifestaron cuando comenzó a rezar.
“Me estaban moviendo el dedo (de la mujer poseída) y sacudiendo (su) cabeza”, recordó Rossetti. “Había estado ordenando a los demonios que se fueran y la respuesta fue bastante clara: ‘¡No!’”
Sin embargo, el sacerdote procedió a sostener un crucifijo a centímetros de su rostro, diciendo lo siguiente: ‘Ecce crucem Domino: fugite partes adversae (He aquí la Cruz del Señor: huyan, potencias hostiles)’. Fue entonces cuando el cuerpo de la mujer comenzó a sufrir espasmos cuando el sacerdote la roció con agua bendita.
“En un exorcismo, los demonios se ven envueltos en una santa tortura que creemos es peor que los fuegos del infierno”, escribe Rossetti en su libro. “Estaban retorciéndose de dolor.”
Rossetti también relató un caso en el que inició oraciones de liberación por la “leve posesión demoníaca” de un hombre de mediana edad.
“Mi estómago sintió náuseas instantáneamente, y el malestar se extendió rápidamente a mi cabeza y al resto de mi cuerpo”, recordó el sacerdote sobre el ataque del malo sobre él. “Todo mi ser se sintió espiritualmente golpeado durante toda la sesión.”
En otro caso, una joven se acercó a Rossetti después de que la señal de la cruz al revés apareciera “quemada” en su hombro. Según el sacerdote, su padre estaba recibiendo mensajes de texto “sarcásticos” de los demonios.
“Los mensajes de texto eran una típica perorata demoníaca: ‘Ella nos pertenece’”, explicó Rossetti, y agregó que los mensajes de texto parecían provenir del número de teléfono de la mujer. Sin embargo, una investigación reveló que no había evidencia de que ella hubiera enviado los mensajes.
“Por cierto, varios exorcistas han tenido la misma experiencia, recibiendo mensajes de texto de demonios, ¿y por qué no?”, enfatizó Rossetti. “En el pasado, se metían en la electrónica: los televisores y las luces se apagaban y se encendían por sí mismos. Ahora utilizan los teléfonos móviles.”
Al parecer, la mujer tenía mucho más de qué preocuparse que simplemente recibir mensajes de texto demoníacos.
“Cuando era niña, el padre la dedicó a Satanás”, manifestó el sacerdote. “Si alguien es lo suficientemente pervertido como para unirse a un culto satánico, para empezar, entonces no es exagerado imaginarlo ofreciendo a sus hijos a su ‘dios’.”
Después de la mayoría de edad, la mujer abrazó la fe católica en busca de alivio espiritual.
«A los demonios no les gustó eso”, sostuvo Rossetti. “Y la reclamaron quemando esa cruz en su hombro. Entonces comenzó la batalla espiritual.”
Esto supuestamente siguió a una guerra de seis meses con Satanás, con Rossetti y su equipo haciendo todo lo posible para liberar a la mujer angustiada.
“Te reclamo por Cristo Nuestro Salvador por la señal de la cruz”, recitaba Rossetti en cada sesión, lo que incitaba a la mujer a responder: “Pertenezco a Jesús”.
Cada vez que pronunciaba las palabras, supuestamente era el mismo resultado horroroso, Satanás quemaba una cruz en su piel muchas veces hasta que finalmente fue expulsado. Explicó que los crucifijos desaparecerían después de cada sesión.
“Afortunadamente, esta mujer ha sido recientemente liberada por el poder de Cristo. Fue una pelea antiestética y no quiero volver a pasar por ella”, finalizó el exorcista.
Las películas están llenas de representaciones fantásticas y aterradoras de posesión demoníaca, incluidas las cabezas de los poseídos dando vueltas, cambios drásticos en los rasgos faciales, escupir una especie de líquido por la boca… Estas dramáticas fantasías de actividad diabólica constituyen grandes películas de terror, pero como podemos comprobar la realidad supera a la ficción.
Reconocido exorcista advierte del aumento de posesiones demoníacas a través de mensajes de texto
No hace falta decir que la esa época en el 2020 de la que yo le hablo ha provocado muchos cambios en la sociedad: no más apretones de manos, abrazos públicos y pocas relaciones sociales. Pero hay un cambio aparentemente relacionado con la esa época en el 2020 de la que yo le hablo que probablemente nadie esperaba: un aumento de las solicitudes para exorcismos...
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