tela la respuesta, yo alucino, comparas a un ser humano con una hormiga, el ser humano no tiene comparación con ningún animal, mucho menos con un insecto.
Dije sentido, quizá la palabra correcta sería propósito, y yo veo propósito en la existencia de las hormigas y de los insectos y por supuesto del mundo animal, esto es el equilibrio natural de la vida en el planeta, pasa también con el mundo vegetal.
Un ser humano tiene atributos únicos en la vida del planeta, muchos de esos atributos van en contra del mismo ser humano como el amar a tu prole hasta el final de tus días, más fácil sería sin esa condición, la degustación de miles de alimentos, más fácil sería alimentarnos como los animales, la admiración y placer ante la belleza y el deseo de crearla, el amor, el altruismo y sus contrarios etc. pero sobre todo la consciencia.
Un animal no es consciente de su entorno, ni sabe de hormigas ni de nada de lo que le rodea más allá de alimento, agua y su especie para procrear, si enviáramos a miles de animales distintos a otro planeta con vida inteligente, los animales terrestres no podrían dar fe de nuestro planeta, para un animal no existen el resto de animales, ni los océanos, ríos o montañas, el ser humano a través de su consciencia da vida existencial a todo o casi, lo que hay sobre el planeta, si no hay consciencia del mundo donde nos desarrollamos y vivimos ¿existiría ese mundo?
Pero esa consciencia que nos hace conscientes de nosotros mismos y de nuestro universo personal, acarrea gran cantidad de sufrimiento que no voy a enumerar porque ya me he cansado.
Un humano es un animal obviamente distinto a la hormiga, aunque tiene antepasados comunes con ella y por ello genes también comunes (el 60%, aprox.). Pero no es radicalmente distinto, en cuanto a que es un ser vivo basado en los mismos procesos biológicos fundamentales que el hombre. Exactamente los mismos.
Naturalmente, existen animales más próximos al hombre, desde un punto de vista genético y morfológico, que son parientes mucho más cercanos. Los parientes más cercanos del hombre son el chimpancé, el gorila, el orangután, el bonobo... Animales inteligentes todos ellos, quizá no tanto como el hombre, pero se trata de una diferencia de grado, no esencial.
Todo eso del 'amor a la prole', el altruismo, la 'nobleza', la 'admiración ante la belleza' no son más que condicionamientos adaptativos, pulsiones generadas por la selección natural a lo largo de millones de generaciones, conductas animales a las que algunos han colocado un halo de fina espiritualidad...
¡El rey de la creación...! ¡Hay que ser ingenuo, soberbio y orate para creer algo así...!