La cuestión no es sólo sentimental o geopolítica, la cuestión es cómo hacerlo sin dañar la economía de Puerto Rico en la tras*ición y sin que resulte excesivamente gravoso al resto de España, de lo contrario se corre el riesgo de que el asunto salga mal o se aborte por el camino.Gran aporte, gracias.
Hay que dejar fuera de la ecuación, como decía, la actual purria política colonial que padecemos. Pero que instrumentos, tradición y gente capaz de digerir semejante prusés inverso... la hay y de sobra.
Hay que ir poniendo poco a poco ese escenario sobre la mesa para que la profecía vaya autocumpliéndose vía consumación en la psique popular de ambos lados. Hay que tener muy en cuenta que, aún con las ventajas de la ciudadanía, en lo colectivo es un pueblo traumatizado por un siglo de humillación identitaria. Son literalmente una finca propiedad del Congreso de los EE.UU. al que les han atado la mano para que no puedan tener libertad económica (digan lo que digan). Pasó de ser territorio próspero, receptor de inmi gración, moneda propia, satisfacción con su autonomía Española, etc... a ser hoy un sitio condenado económicamente, emisor crónico y masivo de inmi gración, dañado identitariamente y en su autoestima.
Tiene una población que equivale a la suma de Canarias y Baleares y una extensión parecida a la de la comunidad de Madrid. Asturias es más grande que PR, para hacerse una idea de las dimensiones que hablamos.
Yo creo que como territorio de España, Puerto Rico tendría un gran futuro económico extraordinariamente beneficioso para el conjunto de España. Pero hay que llegar hasta allí sin que reviente todo por el camino y cuidando de no caer en la trampa fácil del paraíso fiscal caribeño tan del uso de los Britanicos Y los holandeses.
Un punto en el que ha incidido muy peliagudo es la adicción de Puerto Rico a la subvención del Gobierno Federal por sus repetidos déficits, así como la asunción de la deuda del mismo, que no es un asunto menor. España no es precisamente una economía enormemente boyante que pueda permitirse lujos como el del la RFA al deglutir la RDA (salvando las enormes distancias en población, territorio y nivel de desarrollo) y que no ha digerido por completo.
Si bien Puerto Rico se puede considerar parte del mundo desarrollado, no creo que fuese una digestión precisamente fácil para España. También habría que establecer claramente cuáles son los límites que España está dispuesta a soportar y que umbral de población debería de apoyar la integración, con un compromiso temporal adecuado. Sólo nos faltaría ahora un territorio con un movimiento proindepoendencia basado en querer convertir Puerto Rico en un paraíso fiscal. Creo que la pertenencia al club de Europa Occidental debería de ser suficiente, pero hay que asegurarlo. Además habría que combatir los intentos anglos de desestabilización a los que acostumbran