Por una Ley de Lenguas libre del síndrome de Estocolmo

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Por una Ley de Lenguas libre del síndrome de Estocolmo

Por una Ley de Lenguas libre del síndrome de Estocolmo
Francisco Oya

Martes, 21 de abril de 2015 - 08:52

Durante muchos años, en los círculos catalanes de la resistencia al separatismo, se estuvo comentando la conveniencia de que el Parlamento Nacional elaborara una Ley de Lenguas, para poner coto a los abusos de los separatistas periféricos en el terreno de los derechos lingüísticos y culturales de los catalanes de lengua española (cerca del 60 % de la población).

Sin embargo, la propuesta que en este sentido se viene preparando por un grupo de personas vinculado a Sociedad Civil Catalana, encabezado por Mercè Vilarrubias, no resulta satisfactoria para estos sectores, tal como se está comprobando en el debate generado. La impresión suscitada es que esta propuesta ha sido concebida como parte de la estrategia conocida como Tercera Vía: promover la negociación entre el Gobierno de la Nación y los sectores que han puesto en marcha un proceso de secesión de Cataluña, a fin de evitar –supuestamente- males mayores. Negociación en la que inevitablemente, y una vez más, el Gobierno de la Nación debería efectuar concesiones para que los secesionistas se comprometan a aplazar el cumplimiento de su programa máximo.

Es un hecho el desprecio a las leyes y la Constitución por parte del separatismo catalán. La falta de acatamiento a las sentencias de los tribunales y la puesta en marcha de un referéndum ilegal de secesión, utilizando recursos públicos y funcionarios del Estado tras*feridos –hay que recordar que los profesores de Instituto somos funcionarios del Estado, no de la Generalitat- es de una gravedad tal, que en cualquier país de nuestro entorno sus responsables principales estarían en la guandoca y la autonomía suspendida. También en España hay precedentes históricos en este sentido, cuando el gobierno de la IIª República suspendió la Generalitat y encarceló a su presidente Lluis Companys, tras su abierta rebelión e intento de golpe de Estado en octubre de 1934. A pesar de que la actuación de Companys fue, en cierto sentido, menos grave que la de Mas, pues no proclamó propiamente la secesión, sino una República Catalana dentro de una fantasmal República Federal Española.

En cualquier estado de derecho la base de la libertad de los ciudadanos es el cumplimiento de la Ley. Por el contrario, en la España del Régimen de la tras*ición parece que aplicar la Ley –al menos a los políticos nacionalistas periféricos- se considera una tiranía. En consecuencia con ello, se pretende recompensar una actitud desleal con una propuesta de negociación. ¡Y qué propuesta de negociación! De entrada, ya antes de sentarnos, convertimos España en un país plurilingüe en el cual todas las instituciones del Estado, en cualquier lugar de España, tendrán que utilizar oficialmente las lenguas regionales. Ni en sueños podían los nacionalistas catalanes imaginar un regalo semejante. Este estado plurilingüe sería presentado inmediatamente por los secesionistas como un estado plurinacional, arrancado a la España reaccionaria por la lucha secular e indesmayable de la nación catalana conducida por su astuto líder Artur Mas. De hecho, hace años que los manuales de Historia y Geografía de Educación Secundaria Obligatoria usados en Cataluña adoctrinan en este sentido a los alumnos y describen España como un Estado plurinacional. Como muestra un botón: “La Constitució española estableix l’existència de nacionalitats (concepte sinònim de nació) i permet afirmar que l’estat espanyol és plurinacional “(Trepat, C. et al. : Ciències Socials 3º ESO. Ed. Barcanova, 2007. ISBN 978-84-489-2048-7)

Por tanto, semejante regalo reafirmaría a los secesionistas catalanes en la bondad del camino emprendido y les animaría a obtener otras dos concesiones fundamentales para su proyecto: privilegios económicos y blindaje general de competencias –no sólo en el tema de la lengua-, quedando Cataluña como un espacio cerrado a la acción de las instituciones españolas (Defensor del Pueblo, Tribunal Supremo, Tribunal Constitucional, Parlamento Nacional). A partir de aquí, prometerían ser buenos chicos. Hasta la próxima. Porque la máquina del victimismo impostado no se pararía. Enseguida se llegaría a la conclusión de que, en ese estado plurinacional, en realidad se sigue discriminando la lengua catalana, pues no se la trata en igualdad de condiciones con el español, hay funcionarios anti catalanes, etc. Y esta conclusión sería proclamada a los cuatro vientos por medios de comunicación subvencionados, controlados y sumisos. Surgirían voces que proclamarían que los catalanes lo hemos intentado de nuevo, pero España no reconoce la lengua catalana en igualdad de condiciones con el español, por tanto la única solución es la independencia puesto que España ha demostrado una vez más que no nos quiere, nos sigue robando, etc.

El error no consiste sólo ni principalmente en ofrecer ya de entrada lo que, en todo caso, debería ser la concesión final de un eventual proceso de negociación. El problema fundamental es que un estado plurilingüe violentaría la realidad socio-linguística de España y añadiría muchísimos más problemas a la situación actual. Como ya se ha señalado en varios artículos de esta polémica, las lenguas regionales tienen una implantación muy delimitada en el conjunto del territorio nacional, y sólo el español es lengua común, hablada y entendida por la totalidad de los ciudadanos. Este papel del español como lengua común se ve reforzado por el peso internacional del mismo: casi 500 millones de personas hablan español, es el segundo idioma por número de hablantes nativos detrás del chino, con la diferencia de que el chino no es lengua de comunicación internacional. Por más que nuestros nacionalistas periféricos no quieran admitirlo, las lenguas regionales no tienen ni pueden tener el peso del español. Esto no es despreciar esas lenguas, es simplemente describir la realidad tal cual es. El argumento fundamental que expone Mercè Vilarubias para convertir España en un Estado de pluriligüismo oficial es que así los hablantes de lenguas regionales se sentirían reconocidos por el Estado español. De esta manera el victimismo de los separatistas se iría quedando sin argumentos y se abriría un camino al final del cual la Generalitat dejaría de pisotear los derechos de los catalanes de lengua española.

Opino que el Estado español ya ha hecho más de lo que razonablemente debía para reconocer las lenguas regionales. La propia Mercè Vilarrubias enumera las medidas que el Estado ha tomado para que los hablantes de lenguas minoritarias en España se sientan reconocidos: 1, prestación de servicios en sus órganos periféricos en la lengua cooficial; 2, traducción diaria del BOE a todas las lenguas españolas; 3, traducción de las páginas web de los ministerios a las cuatro lenguas principales; 4, uso de las lenguas cooficiales en el Senado; 5, mantenimiento de un circuito de televisión y una emisora de radio en catalán, subsidiarias de RTVE; 6, en el extranjero, oferta de cursos por parte del Instituto Cervantes de catalán, vasco y gallego; 7, apoyo vía subvención a las industrias culturales en otras lenguas españolas; 8, reconocimiento de la excelencia de creadores españoles sin importar la lengua española en la que trabajen; 9, acuerdo con la Unión Europea para costear los servicios de traducción de las comunicaciones escritas en vasco, gallego y catalán de los usuarios con las instituciones europeas.

A ello habría que añadir lo fundamental: la cesión de competencias en educación, consintiendo que la lengua española se vea proscrita en la escuela pública de Cataluña y la lengua regional se imponga, en todos los niveles de la administración, obligatoriamente a ciudadanos que no la tienen como lengua materna. Ahora bien, nada de esto ha sido considerado nunca suficiente por los separatistas catalanes. Sin embargo, ¿qué otro país, de nuestro entorno o de cualquier otro, ha tomado medidas remotamente parecidas a estas? Creer que dar otra vuelta de tuerca en esta senda –y además de modo unilateral, sin contraprestaciones por parte de los separatistas- puede cambiar las cosas, es de una ingenuidad tal como no puede permitirse ningún Estado. Máxime con el absoluto cinismo que se gastan nuestros secesionistas. ¿Es que no se recuerda cuando, ante las denuncias de que no se podía estudiar en castellano en Cataluña, lo negaban una y otra vez? ¿Qué les costaría negar asimismo cualquier gesto del Estado, o interpretarlo torticeramente como un mero lavado de cara concebido exclusivamente para desarticular su prusés? Hay que sacar de una vez las consecuencias de la insaciabilidad del secesionismo.

Hay un punto en la argumentación de Mercè Vilarrubias que merece recogerse: el Estado español no debe inhibirse de las cuestiones de política lingüística dejándolas en manos de los gobiernos autonómicos. En este sentido, la propuesta de una Ley de Lenguas promulgada por el Parlamento Nacional es pertinente. Pero sus presupuestos, en mi opinión, tendrían que ser muy diferentes, en línea con lo que vamos a esbozar a continuación.

1. En primer lugar, el Gobierno de la Nación debería dejar meridianamente claro que el camino de las concesiones, el apaciguamiento y el disimulo ante los atropellos de los separatistas se terminó definitivamente. Por el contrario, la Ley se aplicará de forma estricta ante cualquier violación de derechos lingüísticos o actitudes que obstaculicen el derecho a la enseñanza.

2. Bilingüismo oficial, de todas las administraciones, en las comunidades bilingües, de modo que el ciudadano pueda elegir la lengua de relación con la administración dentro de su comunidad autónoma.

3. El conocimiento de las lenguas regionales debe ser considerado un mérito laboral, pero en ningún caso un requisito que impida la libre circulación y residencia de los ciudadanos españoles por todo el territorio nacional.

4. Libre elección de lengua de enseñanza en la escuela pública de las comunidades bilingües, en base a tres opciones: A) en español (salvo la materia de lengua regional); B) en la lengua regional (salvo la materia de lengua española); C) modelo de bilingüismo equilibrado, partiendo de la lengua materna del niño durante la Educación Infantil y Primaria e incorporando progresivamente asignaturas en la otra lengua.

5. En las comunidades monolingües que tengan un número importante de ciudadanos residentes hablantes de otra lengua española (en Madrid, por ejemplo, residen unos 80.000 catalanes) se podrían establecer líneas educativas bilingües, según el modelo C.

6. Los extranjeros que se matriculen en la escuela pública deben ser siempre escolarizados en lengua española, según el modelo A. La razón es evitar el abuso –habitual hasta ahora- que supone educar a niños extranjeros en una lengua regional, privándoles de oportunidades vitales y profesionales y dificultando su movilidad e integración. ¿Qué sentiría un ciudadano español que tuviera que trasladarse a Cardiff y allí se le obligara a inmersionar a su hijo en lengua galesa, y no en inglés? Probablemente, una inmensa mayoría consideraría que la satisfacción de unos nacionalistas (galeses en este caso) no justifica semejante perjuicio a sus hijos. Hay que decir que éste es un ejemplo falaz, puesto que en Gales no existe nada parecido a una inmersión lingüística obligatoria y generalizada en galés. En realidad, un modelo en el que no se pueda estudiar en la lengua oficial del Estado en la escuela pública no existe en ninguna parte del mundo más que en Cataluña. Donde ha sido impuesto de modo implacable por los secesionistas, los cuales consideran que la inmersión total en una lengua minoritaria es un método excelente … para los hijos de los demás, mientras ellos llevan a sus hijos sistemáticamente a elitistas escuelas privadas -bilingües o trilingües- en donde el catalán no es más que un complemento.

7. Pruebas estatales al final de Primaria, Secundaria y Bachillerato elaboradas y realizadas exclusivamente por el Ministerio de Educación, iguales para toda España, que evalúen el nivel general de conocimientos y, en relación con la cuestión que estamos tratando, el nivel real de lengua española de los alumnos.

8. Potenciación de la Alta Inspección educativa del Estado, proporcionándole los medios para supervisar y evaluar el sistema educativo en cada comunidad autónoma, recoger las irregularidades así como las reclamaciones de los ciudadanos y sancionar a los funcionarios que violen los derechos educativos.

9. La Ley debe establecer un mecanismo para que si se constata, pasado un tiempo prudencial de aplicación, un gran número de irregularidades y falta de colaboración por parte de la administración autonómica, las competencias educativas sean recuperadas íntegramente por el Ministerio de Educación.​

Estas serían las bases de una Ley de Lenguas libre del Síndrome de Estocolmo, que pretendiera solventar los problemas actuales sin crear otros nuevos. Hace falta un acto de fe extraordinario para creer que los partidos del Régimen de la tras*ición –PP, PSOE y los separatistas vascos y catalanes- vayan a hacerla. Felizmente, los días del bipartidismo con bisagra separatista parecen estar contados.
 
nacion, alta inspección, estado...


mas funcis para controlar a la población
 
Leyes?
Las leguas son de los hablantes y son, por definición, libres.
Una cosa es dar forma gramatical a lo hablado y otra la imposición de vocablos inventados en laboratorios.
La lengua no precisa química y lo que hay que abolir son las leyes que constriñen las lenguas.
 
Correcto.Hay que abolir el español mesetario, sólo para mesetarios
 
Viernes, ¿por qué no hablas inglés? que es el idioma menos colonialista de la Tierra:D, tu presidente Mas está orgulloso de hablarlo:D. Por si no te has enterado, yo te lo explico, En EEUU hablan el inglés y sin embargo están unidos 50 Estados y prohibido la secesión por Constitución, eso se llama unionismo.
Puedes explicar ¿por qué siendo unionistas hablan un idioma del cuál presume tu presidente independentista?
Viernes, te digo lo mismo que a tus amigos independentistas, el día que no tengas tanto repruebo al español, tus respuestas serán más coherentes. Vuelves a quedar retratado.:D
 
Última edición:
La lengua como herramienta


La lengua es una realidad compleja y escurridiza, entre otros motivos porque no tenemos de ella el mismo tipo de experiencia que podamos tener de una roca, una manzana o un caldero. Al entendimiento humano siempre le resultan más manejables las cosas concretas. Estamos hechos así. Y por eso andamos a vueltas con las abstracciones, buscándoles semejanzas con realidades concretas en el intento de hacernos una idea lo más cabal posible de qué son y cómo son.

Dentro de este afán es donde debemos situar la construcción de los sucesivos modelos con los que hemos tratado de explicarnos la lengua. En el fondo, lo que pretendemos con ellos no es sino acercarnos a ella como si fuera otra cosa. Un venerable modelo, por su larga tradición en la historia de la reflexión lingüística, es el de la lengua como herramienta. Ya Platón se sirve de él en el Crátilo, diálogo en el que se refiere a la lengua como una herramienta que permite que una persona les comunique algo a las otras acerca de las cosas.

Vamos a tratar de ir desgranando las implicaciones de este modelo.

En primer lugar, cuando comparamos la lengua con un instrumento, estamos concibiéndola como si fuera una cosa, una realidad independiente del ser humano y externa a él. Esto es lo que se denomina, de manera un poco más técnica, reificación. Siempre tendremos más posibilidades de aprehender algo que está ahí fuera, ante nosotros, que lo que está dentro de nosotros o, simplemente, no está en ninguna parte.

En segundo lugar, las herramientas son objetos que nosotros fabricamos, es decir, la lengua es formada por el ser humano. Un aspecto muy importante del modelo, íntimamente relacionado con esto, es, precisamente, que una herramienta tiene una forma, que podemos perfeccionar o, si somos artesanos un poco torpes, empeorar o incluso destruir. Una de las tareas fundamentales de la lingüística es, de hecho, la de estudiar la forma de la lengua: su composición y disposición.

En tercer lugar, una vez que una herramienta está disponible, podemos manejarla. Aquí, nuevamente, habrá quien se sirva de ella con habilidad y quien resulte un poco negado. Las herramientas, desde luego, se manejan para algo: las podemos aplicar a diferentes tareas de acuerdo con nuestros propósitos. Para empezar, median entre nosotros y el mundo, permitiéndonos tantearlo, como hacemos con un bastón, o seccionarlo, como hacemos con un bisturí o, para decirlo de forma un poco más general, nos sirven lo mismo para explorar y conocer la realidad que nos rodea que para modificarla y modelarla. Pero la lengua, en cuanto instrumento, media además en nuestra relación con las otras personas. Nos permite comunicarnos con ellas, influir en ellas e incluso manipularlas. En definitiva, nos sirve para recorrer los diferentes senderos que van de nosotros a las cosas, de las cosas a las otras personas, de nosotros a los demás o incluso de nosotros mismos a nosotros mismos.

Como decíamos, la idea de la lengua como herramienta se puede rastrear en Platón. La encontramos también formulada en los escritos de Humboldt en el siglo XIX. Pero, sin duda, el mejor exponente de esta concepción se halla en la Teoría del lenguaje de Karl Bühler, una obra de 1934 traducida al castellano en 1950 por Julián Marías. Allí se expone el denominado modelo del órganon (órganon significa ‘herramienta’ en griego). En su modelo, Bühler le atribuye tres funciones al lenguaje: la representativa, la apelativa y la expresiva. Estas se derivan de la triple relación que entabla el signo lingüístico, a saber: con las cosas, a las que representa; con las personas que escuchan, a las que apela; y con el yo que habla, al que expresa. Estas funciones le resultarán familiares a cualquiera que haya estudiado un curso de lingüística, aunque no terminará de reconocerlas, porque la versión que ha tenido mayor resonancia ha sido la de Jakobson, que las reelabora y les añade otras tres, hasta llegar a un total de seis: referencial, poética, emotiva, conativa, fática y metalingüística.

Quien haya leído hasta aquí puede haberse quedado con la impresión de que esta idea de la lengua como herramienta únicamente tiene cabida en las especulaciones más o menos oscuras de filósofos y teóricos del lenguaje. Nada más lejos de la realidad. Nuestra cultura se encuentra hasta tal punto embebida de ella que nos resulta igual de tras*parente que el agua para los peces. Pero basta con detenerse a observar algunas de las imágenes que forman parte de nuestro hablar cotidiano para que empecemos a reconocerla en ellas, por ejemplo, cuando aseguramos que un escritor tiene un consumado dominio del lenguaje o que un orador ablanda las voluntades y conmueve los corazones con su discurso. Tampoco es ajeno a nuestro modelo el afirmar, como muchas veces se ha hecho, que una lengua ha alcanzado una gran perfección (como un bisturí láser, quizá) o que resulta tosca y grosera (como un cuchillo de pedernal).

Esto modelo, como todos, tiene sus puntos fuertes y sus puntos débiles. Se revela de gran utilidad si lo que queremos es atender a aspectos de la lengua como su forma y, sobre todo, su función. Se trata, principalmente, de una concepción finalista, pues la idea de herramienta está indisolublemente unida a la de finalidad. De ahí que en las explicaciones basadas en este modelo se haga hincapié, como hemos visto, en la noción de función: ¿cuáles son las funciones del lenguaje?, o sea, ¿para qué sirve el lenguaje?

Cojea, sin embargo, cuando nos tenemos que enfrentar con el cambio lingüístico. Desde esta perspectiva, la lengua se nos revela como algo fluido, que se halla inmerso en un cambio constante y gradual, mientras que un instrumento es, por naturaleza, estático. Podemos afilar un hacha, adelgazar la hoja o alargar el mango, pero no podemos sentarnos a observar cómo se tras*forma en motosierra de manera análoga a como el latín se convirtió en castellano (y no digamos si tenemos que explicar además la diversificación en castellano, portugués, gallego, catalán, francés, italiano, etc.). Resultan más aptos para esta tarea otros modelos, como el de la lengua como organismo, del que ya hemos hablado.

Pero finalmente este modelo se enfrenta con una limitación radical que comparte con todos los demás: la lengua puede ser, en algunos de sus aspectos, como una herramienta; pero, de hecho, no es una herramienta.

[Blog de Lengua Española de Alberto Bustos, La lengua como herramienta]
 
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mas funcis para controlar a la población

Solo nos sale el corazoncito liberal cuando los funcionarios vienen de Madrit, no? Porque de la red de pesebres, subvenciones y mamandurrias promovida por la Gene (junto al aparato funcionarial y administrativo bajo su control directo) creada para promover el independentismo... no te veo quejarte.
 
Solo nos sale el corazoncito liberal cuando los funcionarios vienen de Madrit, no? Porque de la red de pesebres, subvenciones y mamandurrias promovida por la Gene (junto al aparato funcionarial y administrativo bajo su control directo) creada para promover el independentismo... no te veo quejarte.

charo preocupada por su puesto

de que habeis hablado hoy en el mostrador?

de la menopausia? del yonatan que no te estudia?:XX:
 
Viernes, ¿por qué no hablas inglés? que es el idioma menos colonialista de la Tierra:D, tu presidente Mas está orgulloso de hablarlo:D. Por si no te has enterado, yo te lo explico, En EEUU hablan el inglés y sin embargo están unidos 50 Estados y prohibido la secesión por Constitución, eso se llama unionismo.
Puedes explicar ¿por qué siendo unionistas hablan un idioma del cuál presume tu presidente independentista?
Viernes, te digo lo mismo que a tus amigos independentistas, el día que no tengas tanto repruebo al español, tus respuestas serán más coherentes. Vuelves a quedar retratado.:D

¿Quién te dice qué no hablo inglés o francés o mandarín?
Aquí en Catalunya, todos los niños hablan, mínimo 3 idiomas, en Ejpaña sólo dos.

Así que arreando...
 
¿Quién te dice qué no hablo inglés o francés o mandarín?
Aquí en Catalunya, todos los niños hablan, mínimo 3 idiomas, en Ejpaña sólo dos.

Así que arreando...

Bien, mucho mejor tener idiomas que farmacias y hospitales, dónde va a parar. :D
 
Correcto.Hay que abolir el español mesetario, sólo para mesetarios

Contra el segundo idioma del MUNDO, sinceramente, lo tenéis claro. Ni tu ni yo lo veremos, pero el catalán esta condenado a desaparecer, al igual que muchas otras lenguas lo han hecho y muchas otras lo aran, y en Cataluña, se terminara imponiendo el español por puro darwinismo lingüistico.
 
Correcto.Hay que abolir el español mesetario, sólo para mesetarios
Estás loca, viernes?
Tu eres ''mesetaria'' hasta las cachas y renegar de el origen zumba las cabezas.

Mesetaria y charnega quizás sea lo peor que ta ha sucedido en la vida.

Odias a tus ancestros y niegas tu lengua con lo que....
 
Contra el segundo idioma del MUNDO, sinceramente, lo tenéis claro. Ni tu ni yo lo veremos, pero el catalán esta condenado a desaparecer, al igual que muchas otras lenguas lo han hecho y muchas otras lo aran, y en Cataluña, se terminara imponiendo el español por puro darwinismo lingüistico.
Hay que decir que el español es otra cosa pinchada en un palo si la valoramos en función de efectividad en el mercado laboral, como se hace para criticar al catalán.

El inglés es el idioma que te abre puertas porque es el idioma del capitalismo, el resto de idiomas por muchos millones de hablantes que tenga no son decisivos para buscarte la vida en un país capitalista del primer mundo, como le pasa también al ruso o el chino.
 
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