Supongamos que me tiro 2 o 3 o 4 años planeando un atraco a un banco, memorizando cosas que el saberlas no le aporta nada a la sociedad (ubicación de las cámaras de seguridad, códigos de caja fuerte, dónde están las alarmas y cómo anularlas, posibles escapatorias ...). Llamémoslo temario.
Una vez me he preparado a conciencia, me presento y ejecuto mi plan. Llamémoslo convocatoria.
Podría haber pasado cualquier cosa, pero consigo mi objetivo, y me voy de allí con el botín esperado. Llamémoslo placita.
Ya puedo vivir el resto de mi vida esforzándome poco o nada, y el dinero que le falta al banco lo van a pagar los demás clientes. Bueno vale, encima puedo presumir con cinismo de que yo también pongo mi parte ....
Entonces me jacto de vivir tan ricamente, porque me lo merezco. Al fin y al cabo hice un atraco redondo. Y la gente, que ya tiene bastante con lo suyo, encima está pagando lo mío, se quejan.
Y ahí viene el remate. En vez de esconderme como un vulgar chorizo, le digo "ah, cuando estuve planeando el atraco durante años no te parecía mal, ¿eh? Pos haber hestudiao y prepárate tú tu propio atraco, ñeeeeeeeeee". Evito decirle que si yo me he llevado el botín, quien atraque después ya no se lo lleva a no ser que espere hasta que se repongan los fondos, si es que lo hacen. Llamémoslo número de placitas por año.
PD: La comparación de funcionario con atracador no es un mero ejemplo, sino que es por motivos obvios.