E. Michael Jones lo explica en su libro “The Jewish Revolutionary Spirit”. En esos tres tomos, explica la persistente manía de los judíos por revolucionarlo todo. Básicamente, el argumento es teológico: los judíos mataron a Cristo, que es el LOGOS encarnado (el Verbo, la razón que da lógica al Universo, que además es la segunda persona de la Trinidad). Por tanto los judíos son anti-logos y siempre se encontrarán en el lado del caos y la desestabilización. No pueden evitarlo. Un aspecto interesante es cómo muestra que el judaísmo actualmente existente, el judaísmo talmúdico, no tiene nada de religión antigua: es una religión creada en el siglo III, como defensa frente al mundo cristiano que les rodeaba.
Para una explicación menos religiosa, tenemos a Kevin MacDonald, psicólogo evolucionista de talla mundial. Su libro “The culture of critique” es un estudio del judaismo como estrategia de grupo defensiva frente a los grupos externos, a los que intenta debilitar. Detalla muy bien el papel de la élite judía en todo aquello que significa debilitamiento y desposesión de la cultura cristiana blanca tradicional (antropología anti-occidental de Franz Boas, freudianismo, escuela de Frankfurt, neocons, movimientos intelectuales de New York, reforma de las leyes de inmigracion USA, etc.).
Y cuando alguien me dice que todo esto son chorradas, yo le pido que me expliquen, por ejemplo, por qué cierto banquero de NY (Schiff) financió la Revolución Rusa antes de 1917. O por qué un poeta revolucionario como Heine fue financiado por los Rotschild, etc. etc.
