M. Priede
Será en Octubre
- Desde
- 14 Sep 2011
- Mensajes
- 50.888
- Reputación
- 114.266
Hace un par de años que señalé la buena labor que realiza el profesor mejicano Eric G. Cárdenas.
En España se temía la rebelión de los conquistadores, de hecho las primeras que se produjeron fueron a manos de ellos, no de los indígenas, a muchos de los cuales, de clase alta, se les dieron títulos nobiliarios y tierras por encima de los propios españoles, precisamente para disminuir su poder. Tal era el temor que se prohibió editar libros de caballería o llevarlos desde España, dado que esos libros tenían a sus protagonistas como dueños y señores de aquellas tierras que conquistaban y de su destino sin rendir cuentas a nadie. Y de ahí que Cervantes insistiera tanto en que su Don Quijote tenía como fin burlarse de las novelas de caballería; curiosamente le salió algo muy diferente, que sólo siglos después se vio al darle la vuelta, sobre todo a raíz del interés que despertó en los románticos alemanes.
Bernal Díaz del Castillo cuenta cómo el Amadís era conocido de todos, incluidos los soldados. Las encomiendas que se concedieron a los conquistadores no eran heredables más allá de la segunda generación y tenían prohibido esclavizar a los indígenas (Gonzalo Pizarro, hermano de Francisco, conquistador del Perú, se rebeló contra la Corona cuando le cerraron la encomienda, precisamente por esclavizar, los mismo que antes se hizo con Cristóbal Colón, que fue devuelto a España encadenado por el mismo delito), así que muchos oficiales y soldados optaron por casarse con mujeres de la nobleza indígena.
En España se temía la rebelión de los conquistadores, de hecho las primeras que se produjeron fueron a manos de ellos, no de los indígenas, a muchos de los cuales, de clase alta, se les dieron títulos nobiliarios y tierras por encima de los propios españoles, precisamente para disminuir su poder. Tal era el temor que se prohibió editar libros de caballería o llevarlos desde España, dado que esos libros tenían a sus protagonistas como dueños y señores de aquellas tierras que conquistaban y de su destino sin rendir cuentas a nadie. Y de ahí que Cervantes insistiera tanto en que su Don Quijote tenía como fin burlarse de las novelas de caballería; curiosamente le salió algo muy diferente, que sólo siglos después se vio al darle la vuelta, sobre todo a raíz del interés que despertó en los románticos alemanes.
Bernal Díaz del Castillo cuenta cómo el Amadís era conocido de todos, incluidos los soldados. Las encomiendas que se concedieron a los conquistadores no eran heredables más allá de la segunda generación y tenían prohibido esclavizar a los indígenas (Gonzalo Pizarro, hermano de Francisco, conquistador del Perú, se rebeló contra la Corona cuando le cerraron la encomienda, precisamente por esclavizar, los mismo que antes se hizo con Cristóbal Colón, que fue devuelto a España encadenado por el mismo delito), así que muchos oficiales y soldados optaron por casarse con mujeres de la nobleza indígena.
Última edición: