¿Por qué la conquista árabe fue diez veces más rápida que la romana?

Calahan

Sí pero, y su ojo ciego?
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¿Por qué la conquista árabe fue diez veces más rápida que la romana?​

Los árabes fabricaron una sociedad y una cultura propias y singulares, alejadas de la radicalidad de Damasco y Santiago​

Marc Pons
Foto: Biblioteca Vaticana
Barcelona. Sábado, 20 de julio de 2024. 05:30
Tiempo de lectura: 5 minutos
¿Por qué la conquista árabe fue diez veces más rápida que la romana?

Lagunas de la Janda (marismas del río Guadalete, Andalucía atlántica), 19 de julio de 711.

Hace 1.313 años. Los ejércitos de la monarquía hispanovisigótica, comandados por el rey Rodrigo (el Don Rodrigo del relato nacionalista español), y el de la vanguardia árabe en el norte de África, liderado por el general Tariq ibn Ziyad, se enfrentaban en una batalla que cambiaría el curso de la historia. La derrota hispanovisigótica, más que la propia victoria árabe, precipitaría el fin y la desaparición de un sistema en crisis —continuador de la tradición cultural, política y religiosa del Imperio Romano— y su sustitución por un nuevo modelo, aparentemente desconocido y extraño para la sociedad indígena.
Representación de la batalla del río Guadalete. Font Pinterest
Representación de la batalla del río Guadalete / Fuente: Pinterest

Ni minorización ni sustitución​

Sin embargo, contra lo que se nos ha explicado, esa rápida y efectiva conquista, y la posterior dominación, no se produjeron ni por efecto de la minorización, ni —todavía menos— por el resultado de la sustitución de la base étnica peninsular. Los árabes no fueron nunca más de 50.000 efectivos, que, en el mejor de los casos, representarían un 1% de la población peninsular. Entonces, ¿cómo se explica que con esta evidente limitación numérica completaran su empresa en tan solo doce años (712-724)? ¿Cómo se explica que hubieran tardado la décima parte del tiempo que habían empleado los romanos, dotados de recursos muy superiores, para la misma empresa (217 a.C. – 19 a.C.)?

La penetración del islam antes de la conquista militar árabe​

Uno de los elementos que explica la rápida progresión de la conquista árabe sería la existencia de comunidades islámicas peninsulares que, durante el proceso de ocupación, habrían actuado como "quintacolumnistas" de ese fenómeno. Pero estas comunidades fiel a la religión del amoras (que, hasta la oleada turística árabe, se movían en la clandestinidad) no estaban formadas por elementos forasteros, sino por población indígena. La investigación historiográfica moderna (Universidad de Sevilla, 1995) ha demostrado su existencia desde finales del siglo VII (entre 20 y 30 años antes de Guadalete), como resultado de un proceso de difusión, llevado a cabo por elementos forasteros, y conversión de una parte de la población indígena.

Caldo de cultivo​

La monarquía visigótica hispánica no fue otra cosa que una de las consecuencias de la fragmentación del Imperio Romano de Occidente. Tras la caída de la Loba Capitolina y la aparición de los estados germánicos, la tradición romana se mantuvo y se proyectó en el tiempo, impulsada por las élites económicas y culturales provinciales —en el caso de la península Ibérica, de tradición hispanorromana—. Y esto, en el plano económico y social, significaba que la monarquía visigótica, a pesar de su tradición germánica (jerarquía horizontal, propiedad comunal), nunca fue capaz de resolver el problema de las grandes diferencias sociales y económicas de la sociedad hispanorromana.

¿Por qué se convertían al islam?​

A finales del siglo VII (dos/tres décadas antes de Guadalete), la Iglesia católica ya era uno de los tres puntales del poder. Y la principal fuerza patrimonial del reino visigótico. Sus jerarquías (arzobispos, obispos, abades) actuaban como verdaderos "dominas" (grandes latifundistas) y la estructura de la institución contribuía a la solidez del sistema. En este punto, no es difícil entender que los segmentos más humildes de esa sociedad, sobre todo los de las zonas más pobladas y donde más acusadas eran esas diferencias (valles de los ríos Guadalquivir, Segura, Turia y Ebro) experimentaran un tránsito hacia el islam, que, en ese momento, era un sistema confesional más moderno e igualitario.
Un musulmán y un cristiano comparte espacio. Font Library of University of Harvard

Un de la religión del amor y un cristiano comparten espacio / Fuente: Library of University of Harvard

...y las oligarquías indígenas?​

La respuesta de las oligarquías indígenas a ese cambio de paradigma sería otra de las causas que explicaría la rápida progresión de la empresa conquistadora árabe. La mayoría de los grandes latifundistas (el poder económico) se avinieron al nuevo escenario que planteaban los invasores. Los árabes siempre fueron conscientes de su inferioridad numérica y promovieron pactos —exclusivamente con las oligarquías— de conversión a la cultura árabe y a la religión islámica a cambio de la conservación del estatus de poder. Y si bien es cierto que las oligarquías del centro y el oeste peninsular presentaron resistencia, también lo es que las del sur y el este peninsular se doblaron sin protestar.

Los Banu-Qasi​

El caso de Tarragona es la excepción que confirma la regla. El arzobispo Próspero difícilmente podría explicar el cambio de la mitra por el turbante, y se exilió en Ravena. Pero en Zaragoza, por ejemplo, los poderosos latifundistas Casios se convirtieron en Banu-Qasi y pasaron a ser la estirpe gobernante de Al-Tahr (la Frontera Superior de al-Ándalus). Los Banu-Qasi promoverían y liderarían un proceso de conversión masiva de la sociedad indígena del valle del Ebro, de tal modo que a mediados de siglo IX (cinco/seis generaciones después de la conquista), la población de Turtuixa (Tortosa) o Lárida (Lleida) —por poner dos ejemplos— era, muy mayoritariamente, árabe y fiel a la religión del amora.
Escena andalusí. Fuente Junta de Andalucía

Escena andalusí / Fuente: Junta de Andalucía

El caso de Córdoba​

El nuevo poder se estableció en Córdoba porque ya era una ciudad importante, con una larga tradición urbana que se remontaba a la época romana, y con unas notables infraestructuras defensivas, mejoradas durante la etapa visigótica. Además, jugó en su favor su situación estratégica: era un puerto fluvial muy seguro y muy bien conectado con el mundo árabe (el norte de África y el Mediterráneo oriental). Qúrtuba (el nombre árabe de Córdoba) fue la capital de al-Ándalus, el singular estado arabohispánico que se había creado con esa empresa conquistadora. Primero del emirato dependiente (711-756), después del emirato independiente (756-929) y, finalmente, del califato independiente (929-1031).

Qúrtuba, foco de irradiación y núcleo de atracción​

Y Córdoba sería el paradigma del proceso y de las consecuencias de ese mestizaje. Con el tras*curso del tiempo, sería la gran urbe de la Europa occidental. Un foco de irradiación de las ciencias, de las artes y de las modas. Pero también un núcleo de atracción de culturas y de etnias muy distintas. Inicialmente, las minoritarias pero ricas comunidades cristianas que conservaron su confesión, no se exiliaron al norte peninsular. El éxodo mozárabe a los dominios cristianos peninsulares no se produciría hasta después de la caída del califato (1031), y durante la etapa omeya (735-1031) esas comunidades florecerían en la plenitud urbana andalusí.

Mapa del califato de Córdova. Font IGN

Mapa del califato de Córdoba / Fuente: IGN

Los judíos bajo el dominio árabe​

Lo mismo ocurrió con la comunidad judía. La Qúrtuba andalusí fue la "Jerusalén de occidente". La desaparición del estado visigótico implicó la derogación de las leyes persecutorias contra la minoría judía y la comunidad local floreció en las ciencias y en las artes como no lo había hecho nunca. Y además, se vio reforzada en todos los aspectos (demográfico, identitario, cultural) con la inmi gración de otras comunidades judías. Los exilarcas, un grupo elitista formado con la Diáspora judía a Babilonia (siglo VI a.C.), se establecieron en Qúrtuba durante la época califal. Siglos más tarde, la exilarca Yonnati bate Geddaliah (siglo XV) sería la tatarabuela de Fernando el Católico.

Una sociedad singularmente mestiza y diferenciada​

Todas estas particularidades explican una sociedad singularmente mestiza y relativamente tolerante, con unos potentes elementos culturales que se originaban en cada una de las comunidades, que se influían mutuamente y que policromaban ese paisaje social. La Qúrtuba omeya (735-1031) no fue nunca la réplica de la estricta Damasco. Ni por sus calles se respiró nunca la radicalidad espiritual de los cristianos del norte peninsular. Los califas cordobeses de la época omeya serían célebres por su aspecto físico: las fuentes destacan su piel morena, sus ojos claros y su pelo rojizo, producto del mestizaje con concubinas vascas o eslavas.

La destrucción de una fábrica de cultura y de innovación​

Qúrtuba y al-Ándalus no fue la tierra del "jovenlandés infiel", como la dibuja el relato tradicional de la historiografía nacionalista española, sino un sorprendente espacio de encuentro. Y la conquista castellanoleonesa (1236) no fue el "triunfo de la cruz", como proclama la misma historiografía nacionalista española, sino la destrucción de un mundo que se tradujo en pobreza científica y artística. La destrucción del mundo que irradiaba a partir de la Qúrtuba andalusí, la capital de los califas de pelo rojizo, sería una pérdida irreparable. Algo parecido a lo que, para nuestra contemporaneidad, supondría la pérdida de una gran ciudad mestiza, de una fábrica de cultura e innovación.

Si quieres saber más:
Descubre Córdoba en un viaje único con Experiencias El Nacional

 
La investigación historiográfica moderna (Universidad de Sevilla, 1995) ha demostrado su existencia desde finales del siglo VII (entre 20 y 30 años antes de Guadalete), como resultado de un proceso de difusión, llevado a cabo por elementos forasteros, y conversión de una parte de la población indígena.
¿Habia jovenlandeses en la peninsula antes del 711? ¿que investigaciones son esas que no cita?
 
Una de las razones es que el reino visigodo era un estado centralizado y estaba sumido en una gran inestabilidad. En cambio , los romanos entraron en una región ocupada por cientos de entidades tribales, cada una con su propio caudillo. Derrotar a una tribu no significaba derrotar a la del al lado. Además de que la conquista romana fue gradual y constó de varias campañas discontinuas repartidas en unos dos siglos, siendo la última campaña la de Augusto contra las tribus cántabras y sus aliados en el norte.

Aprovecho para mencionar que hoy me he hecho con el libro de Eslava Galán sobre la reconquista. De momento me está gustando.

ada-para-escepticos_juan-eslava-galan_202209141007.jpg
 
Los califas cordobeses de la época omeya serían célebres por su aspecto físico: las fuentes destacan su piel morena, sus ojos claros y su pelo rojizo, producto del mestizaje con concubinas vascas o eslavas.


Mestizaje con concubinas vascas o eslavas, curiosa forma de llamar al rapto de mujeres blanquitas para usarlas como esclavas sensuales en los harenes de la élite fiel a la religión del amora en aquel entonces.

Por lo demás, panfleto nacionalista catalán para desprestigiar el nacionalismo español, sus raices, y acabar aceptando en la actualidad lo foráneo haciendo creer que en el pasado lo foráneo siempre estuvo aquí desde siempre, eran mejores, mas sabios, mas integradores, etecé, etecé.
 
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¿Por qué la conquista árabe fue diez veces más rápida que la romana?​

Los árabes fabricaron una sociedad y una cultura propias y singulares, alejadas de la radicalidad de Damasco y Santiago​

Marc Pons
Foto: Biblioteca Vaticana
Barcelona. Sábado, 20 de julio de 2024. 05:30
Tiempo de lectura: 5 minutos
¿Por qué la conquista árabe fue diez veces más rápida que la romana?

Lagunas de la Janda (marismas del río Guadalete, Andalucía atlántica), 19 de julio de 711.

Hace 1.313 años. Los ejércitos de la monarquía hispanovisigótica, comandados por el rey Rodrigo (el Don Rodrigo del relato nacionalista español), y el de la vanguardia árabe en el norte de África, liderado por el general Tariq ibn Ziyad, se enfrentaban en una batalla que cambiaría el curso de la historia. La derrota hispanovisigótica, más que la propia victoria árabe, precipitaría el fin y la desaparición de un sistema en crisis —continuador de la tradición cultural, política y religiosa del Imperio Romano— y su sustitución por un nuevo modelo, aparentemente desconocido y extraño para la sociedad indígena.
Ver archivo adjunto 1984843
Representación de la batalla del río Guadalete / Fuente: Pinterest

Ni minorización ni sustitución​

Sin embargo, contra lo que se nos ha explicado, esa rápida y efectiva conquista, y la posterior dominación, no se produjeron ni por efecto de la minorización, ni —todavía menos— por el resultado de la sustitución de la base étnica peninsular. Los árabes no fueron nunca más de 50.000 efectivos, que, en el mejor de los casos, representarían un 1% de la población peninsular. Entonces, ¿cómo se explica que con esta evidente limitación numérica completaran su empresa en tan solo doce años (712-724)? ¿Cómo se explica que hubieran tardado la décima parte del tiempo que habían empleado los romanos, dotados de recursos muy superiores, para la misma empresa (217 a.C. – 19 a.C.)?

La penetración del islam antes de la conquista militar árabe​

Uno de los elementos que explica la rápida progresión de la conquista árabe sería la existencia de comunidades islámicas peninsulares que, durante el proceso de ocupación, habrían actuado como "quintacolumnistas" de ese fenómeno. Pero estas comunidades fiel a la religión del amoras (que, hasta la oleada turística árabe, se movían en la clandestinidad) no estaban formadas por elementos forasteros, sino por población indígena. La investigación historiográfica moderna (Universidad de Sevilla, 1995) ha demostrado su existencia desde finales del siglo VII (entre 20 y 30 años antes de Guadalete), como resultado de un proceso de difusión, llevado a cabo por elementos forasteros, y conversión de una parte de la población indígena.

Caldo de cultivo​

La monarquía visigótica hispánica no fue otra cosa que una de las consecuencias de la fragmentación del Imperio Romano de Occidente. Tras la caída de la Loba Capitolina y la aparición de los estados germánicos, la tradición romana se mantuvo y se proyectó en el tiempo, impulsada por las élites económicas y culturales provinciales —en el caso de la península Ibérica, de tradición hispanorromana—. Y esto, en el plano económico y social, significaba que la monarquía visigótica, a pesar de su tradición germánica (jerarquía horizontal, propiedad comunal), nunca fue capaz de resolver el problema de las grandes diferencias sociales y económicas de la sociedad hispanorromana.

¿Por qué se convertían al islam?​

A finales del siglo VII (dos/tres décadas antes de Guadalete), la Iglesia católica ya era uno de los tres puntales del poder. Y la principal fuerza patrimonial del reino visigótico. Sus jerarquías (arzobispos, obispos, abades) actuaban como verdaderos "dominas" (grandes latifundistas) y la estructura de la institución contribuía a la solidez del sistema. En este punto, no es difícil entender que los segmentos más humildes de esa sociedad, sobre todo los de las zonas más pobladas y donde más acusadas eran esas diferencias (valles de los ríos Guadalquivir, Segura, Turia y Ebro) experimentaran un tránsito hacia el islam, que, en ese momento, era un sistema confesional más moderno e igualitario.
Ver archivo adjunto 1984844

Un de la religión del amor y un cristiano comparten espacio / Fuente: Library of University of Harvard

...y las oligarquías indígenas?​

La respuesta de las oligarquías indígenas a ese cambio de paradigma sería otra de las causas que explicaría la rápida progresión de la empresa conquistadora árabe. La mayoría de los grandes latifundistas (el poder económico) se avinieron al nuevo escenario que planteaban los invasores. Los árabes siempre fueron conscientes de su inferioridad numérica y promovieron pactos —exclusivamente con las oligarquías— de conversión a la cultura árabe y a la religión islámica a cambio de la conservación del estatus de poder. Y si bien es cierto que las oligarquías del centro y el oeste peninsular presentaron resistencia, también lo es que las del sur y el este peninsular se doblaron sin protestar.

Los Banu-Qasi​

El caso de Tarragona es la excepción que confirma la regla. El arzobispo Próspero difícilmente podría explicar el cambio de la mitra por el turbante, y se exilió en Ravena. Pero en Zaragoza, por ejemplo, los poderosos latifundistas Casios se convirtieron en Banu-Qasi y pasaron a ser la estirpe gobernante de Al-Tahr (la Frontera Superior de al-Ándalus). Los Banu-Qasi promoverían y liderarían un proceso de conversión masiva de la sociedad indígena del valle del Ebro, de tal modo que a mediados de siglo IX (cinco/seis generaciones después de la conquista), la población de Turtuixa (Tortosa) o Lárida (Lleida) —por poner dos ejemplos— era, muy mayoritariamente, árabe y fiel a la religión del amora.
Ver archivo adjunto 1984845

Escena andalusí / Fuente: Junta de Andalucía

El caso de Córdoba​

El nuevo poder se estableció en Córdoba porque ya era una ciudad importante, con una larga tradición urbana que se remontaba a la época romana, y con unas notables infraestructuras defensivas, mejoradas durante la etapa visigótica. Además, jugó en su favor su situación estratégica: era un puerto fluvial muy seguro y muy bien conectado con el mundo árabe (el norte de África y el Mediterráneo oriental). Qúrtuba (el nombre árabe de Córdoba) fue la capital de al-Ándalus, el singular estado arabohispánico que se había creado con esa empresa conquistadora. Primero del emirato dependiente (711-756), después del emirato independiente (756-929) y, finalmente, del califato independiente (929-1031).

Qúrtuba, foco de irradiación y núcleo de atracción​

Y Córdoba sería el paradigma del proceso y de las consecuencias de ese mestizaje. Con el tras*curso del tiempo, sería la gran urbe de la Europa occidental. Un foco de irradiación de las ciencias, de las artes y de las modas. Pero también un núcleo de atracción de culturas y de etnias muy distintas. Inicialmente, las minoritarias pero ricas comunidades cristianas que conservaron su confesión, no se exiliaron al norte peninsular. El éxodo mozárabe a los dominios cristianos peninsulares no se produciría hasta después de la caída del califato (1031), y durante la etapa omeya (735-1031) esas comunidades florecerían en la plenitud urbana andalusí.

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Mapa del califato de Córdoba / Fuente: IGN

Los judíos bajo el dominio árabe​

Lo mismo ocurrió con la comunidad judía. La Qúrtuba andalusí fue la "Jerusalén de occidente". La desaparición del estado visigótico implicó la derogación de las leyes persecutorias contra la minoría judía y la comunidad local floreció en las ciencias y en las artes como no lo había hecho nunca. Y además, se vio reforzada en todos los aspectos (demográfico, identitario, cultural) con la inmi gración de otras comunidades judías. Los exilarcas, un grupo elitista formado con la Diáspora judía a Babilonia (siglo VI a.C.), se establecieron en Qúrtuba durante la época califal. Siglos más tarde, la exilarca Yonnati bate Geddaliah (siglo XV) sería la tatarabuela de Fernando el Católico.

Una sociedad singularmente mestiza y diferenciada​

Todas estas particularidades explican una sociedad singularmente mestiza y relativamente tolerante, con unos potentes elementos culturales que se originaban en cada una de las comunidades, que se influían mutuamente y que policromaban ese paisaje social. La Qúrtuba omeya (735-1031) no fue nunca la réplica de la estricta Damasco. Ni por sus calles se respiró nunca la radicalidad espiritual de los cristianos del norte peninsular. Los califas cordobeses de la época omeya serían célebres por su aspecto físico: las fuentes destacan su piel morena, sus ojos claros y su pelo rojizo, producto del mestizaje con concubinas vascas o eslavas.

La destrucción de una fábrica de cultura y de innovación​

Qúrtuba y al-Ándalus no fue la tierra del "jovenlandés infiel", como la dibuja el relato tradicional de la historiografía nacionalista española, sino un sorprendente espacio de encuentro. Y la conquista castellanoleonesa (1236) no fue el "triunfo de la cruz", como proclama la misma historiografía nacionalista española, sino la destrucción de un mundo que se tradujo en pobreza científica y artística. La destrucción del mundo que irradiaba a partir de la Qúrtuba andalusí, la capital de los califas de pelo rojizo, sería una pérdida irreparable. Algo parecido a lo que, para nuestra contemporaneidad, supondría la pérdida de una gran ciudad mestiza, de una fábrica de cultura e innovación.

Si quieres saber más:
Descubre Córdoba en un viaje único con Experiencias El Nacional



Porque la dura realidad es que España es una nación débil, llena de traidores, pérfidos y acomplejados que podrían vender a sus madres a extranjeros con tal de dañar a los pocos patriotas de convicción.

Era así en tiempos romanos cuando lusos traidores apuñalaron a Viriato por la espalda, los celtiberos lucharon por Roma para acabar con los turdetanos y los asturianos y vascos se unieron a la tiranía romana contra los Cántabros de Corocota. Era así cuando los Visigodos, hispanizados, se enclaustraron en guerras civiles y traiciones que permitieron la reconquista bizantina de la Bética, y cuando Don Julian y los sefardíes invitaron a los mahometanos a arrasar España. Era así cuando los Castellanos y Aragoneses encontraron en más de una ocasión el apoyo de fiel a la religión del amores contra otros fiel a la religión del amores, y viceversa. Era así cuando los Catalanes y Portugueses apuñalaron a los castellanos por la espalda en la Guerra de los 30 años en pos de Francia e Inglaterra. Era así cuando en el culmen de la civilización española la nobleza castellana se metió en la cama con los Borbones francess, enemigos acérrimos de España (y que hicieron de la misma una colonia anglobritánica). Era así cuando Godoy y Carlos IV abrieron las puertas de España a Napoleón, y cuando Fernando VII a los 100 mil Hijos de San Luis. Igual fue así cuando los criollos se declararon en rebeldía y entregaron las Américas al Reino Unido. Era así cuando el Cantón de Cartagena ofreció a EE.UU la anexión del mismo (y los otros cantones se declararon indepes). Y fue así cuando los indepes cubanos y Sagasta se regalaron Filipinas y las Antillas a los americanos; y cuando la II República dio toda España a los soviéticos.

España está jodida por el capital humano que lo habita, una sociedad llena de cainismo, complejos y traiciones. Lo vio Unamuno al igual que Menendez Pelayo.
 
Porque la dura realidad es que España es una nación débil, llena de traidores, pérfidos y acomplejados que podrían vender a sus madres a extranjeros con tal de dañar a los pocos patriotas de convicción.

Era así en tiempos romanos cuando lusos traidores apuñalaron a Viriato por la espalda, los celtiberos lucharon por Roma para acabar con los turdetanos y los asturianos y vascos se unieron a la tiranía romana contra los Cántabros de Corocota. Era así cuando los Visigodos, hispanizados, se enclaustraron en guerras civiles y traiciones que permitieron la reconquista bizantina de la Bética, y cuando Don Julian y los sefardíes invitaron a los mahometanos a arrasar España. Era así cuando los Castellanos y Aragoneses encontraron en más de una ocasión el apoyo de fiel a la religión del amores contra otros fiel a la religión del amores, y viceversa. Era así cuando los Catalanes y Portugueses apuñalaron a los castellanos por la espalda en la Guerra de los 30 años en pos de Francia e Inglaterra. Era así cuando en el culmen de la civilización española la nobleza castellana se metió en la cama con los Borbones francess, enemigos acérrimos de España (y que hicieron de la misma una colonia anglobritánica). Era así cuando Godoy y Carlos IV abrieron las puertas de España a Napoleón, y cuando Fernando VII a los 100 mil Hijos de San Luis. Igual fue así cuando los criollos se declararon en rebeldía y entregaron las Américas al Reino Unido. Era así cuando el Cantón de Cartagena ofreció a EE.UU la anexión del mismo (y los otros cantones se declararon indepes). Y fue así cuando los indepes cubanos y Sagasta se regalaron Filipinas y las Antillas a los americanos; y cuando la II República dio toda España a los soviéticos.

España está jodida por el capital humano que lo habita, una sociedad llena de cainismo, complejos y traiciones. Lo vio Unamuno al igual que Menendez Pelayo.

Esa España fue también la de Pelayo, que tardó poco y nada en darle la vuelta a la tortilla. La conquista islámica fue veloz pero también es cierto que la resistencia cristiana comenzó casi de inmediato. Y al final fueron esos cristianos del norte los que a la postre se impusieron pese a sus continuas rencillas.
 
Una de las razones es que el reino visigodo era un estado centralizado y estaba sumido en una gran inestabilidad. En cambio , los romanos entraron en una región ocupada por cientos de entidades tribales, cada una con su propio caudillo. Derrotar a una tribu no significaba derrotar a la del al lado. Además de que la conquista romana fue gradual y constó de varias campañas discontinuas repartidas en unos dos siglos, siendo la última campaña la de Augusto contra las tribus cántabras y sus aliados en el norte.

Aprovecho para mencionar que hoy me he hecho con el libro de Eslava Galán sobre la reconquista. De momento me está gustando.

Ver archivo adjunto 1984912
Y a lo que dices añado que mientras conquistaban la península los romanos también estaban construyendo un imperio en otras zonas que eran más interesantes para el saqueo y la depredación senatorial: Grecia, Asia Menor, Cartago... Lo cierto es que cuando quisieron acabar la conquista (durante la época de Augusto), aunque con dificultades, lo hicieron.
 
Esa España fue también la de Pelayo, que tardó poco y nada en darle la vuelta a la tortilla. La conquista islámica fue veloz pero también es cierto que la resistencia cristiana comenzó casi de inmediato. Y al final fueron esos cristianos del norte los que a la postre se impusieron pese a sus continuas rencillas.
Si la reconquista no fue más rápido es porque a los estados cristianos no les interesaba. Era mucho más rentable freír a impuestos a una taifa que podía comerciar con todo el mundo árabe por el Mediterraneo sin problemas que invadirla y perder la pasta que generaba ese comercio. Los reinos hispanos fueron proveedores de especias y otros bienes al resto de Europa durante siglos. Por eso el reino de Granada aguantó casi 250 años, estando ya completamente rodeado por Castilla. Unos se ocupan de todo el trabajo sucio y otros se lo llevan crudo evitando además así que esos reinos puedan financiar ejércitos fuertes.

La catedral de Sevilla tiene frescos pintados con un azul que se fabricaba con pigmento extraído de una mina en Afganistán. Por poner un ejemplo.

Por eso mismo durante la toma de Granada los reyes católicos negociaron con Boabdil el chico hacerle grande de España y dejarle quedarse como un noble más, a ver si así podía ir de embajador por el mediterraneo, pero no salió la cosa.
 
Última edición:
Esa España fue también la de Pelayo, que tardó poco y nada en darle la vuelta a la tortilla. La conquista islámica fue veloz pero también es cierto que la resistencia cristiana comenzó casi de inmediato. Y al final fueron esos cristianos del norte los que a la postre se impusieron pese a sus continuas rencillas.

¿Hablas de esos cristianos que cada 2x3 empezaban guerras civiles que dividieron el Reino de León en una miriada de condados muy como los mahometanos taiferos del sur?
 
¿Habia jovenlandeses en la peninsula antes del 711? ¿que investigaciones son esas que no cita?
Vete a saber...
Ni idea. Más bien unos pocos haciendo proselitismo de la religión del amor.
También en su época hubieron algunos jovenlandeses cristianos haciendo lo mismo.
 
Mestizaje con concubinas vascas o eslavas, curiosa forma de llamar al rapto de mujeres blanquitas para usarlas como esclavas sensuales en los harenes de la élite fiel a la religión del amora en aquel entonces.
Cierto.

Por lo demás, panfleto nacionalista catalán para desprestigiar el nacionalismo español, sus raices, y acabar aceptando en la

Falso.
También desprestiga el catalán.
actualidad lo foráneo haciendo creer que en el pasado lo foráneo siempre estuvo aquí desde siempre, eran mejores, mas sabios, mas integradores, etecé, etecé.

Ésta es la agenda que hay.

Este autor también blanqueó la inmi gración gabacha y occitana...

Haría lo mismo con la española y los posteriores...
 
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