En Inglaterra se veía la guerra de secesión casi como si de un partido de futbol se tratara, unos y otros tomaban partido pero nadie se quería mojar, Palmerston siempre estuvo de perfil.
El bloqueo naval del norte durante el primer año de guerra no significó en realidad un percance demasiado grave para la industria inglesa, la cual importaba de los estados sudistas las cuatro quintas partes del algodón que necesitaba. Al parecer los años inmediatamente anteriores a la guerra habían sido años de cosechas históricas, y los stocks estaban repletos. Pero el Sur vio una oportunidad en el problema, y aunque el bloqueo nordista era algo real durante el primer año no fue muy efectivo. La reducción de exportaciones en el primer año no se debió al bloqueo, y sí a un auto-boicot del mismo Sur para intentar cabrear e implicar a Gran Bretaña y Francia. Al año siguiente el bloqueo ya era una realidad y aún así ni Inglaterra, ni Francia llegaron a reconocer a la Confederación, incluso con verdaderos problemas internos por todo ello.
El reconocimiento de Inglaterra a la Confederación era una cuestión más pragmática que otra cosa. Durante el primer año de guerra el Norte no paró de recibir derrotas, de perder batallas una detrás de otra. Era lógico que desde fuera se viera que el Norte no sería capaz de conquistar el Sur (2.000.000 de km cuadrados), y finalmente tuvieran que reconocer la independencia del Sur.
Esta guerra es mal entendida por esto, la gente cree que Lee quería conquistar Washington y seguir hasta Masachusets o más allá. No era así, Lee se internó solo dos veces en territorio unionista con la sola intención de llevar la sangre al Norte, que la guerra también azotase a población del Norte y que la opinión pública pidiera a Lincoln terminar la guerra, reconocer al Sur. La oleada turística de Maryland primero, la cual culmina en Antietam, y la de Pensilvania después que terminó en Gettysburg, eran para eso, no para conquistar todo el Norte. Algo imposible para el Sur, por otro lado.
Si el Norte no era capaz de parar a Lee, Longstreet y Jackson en el Este, y a Bragg y a Johnston en el Oeste, era lógico pensar que el Norte no podría ganar esa guerra, y que lógicamente habría que reconocerle su independencia a una nación que se la había ganado en los campos de batalla, del mismo modo que se había hecho con todas y cada una de las nuevas naciones de sudamérica tan solo 30 o 40 años antes.
Como sabemos todo cambió en Antietam, la batalla que hizo que cambiara todo. Que Inglaterra se olvidara de reconocer a ningún Sur, y que Lincoln proclamara la emancipación.