Durante la guerra, en la zona roja se pasó hambre debido a la política destructora de la economía y de la producción empleada por los dirigentes; mientras que en la zona nacional funcionaba relativamente bien. Después de la guerra, hubo que compartir lo que había con la zona esquilmada y arruinada.
"Me ha impresionado el enorme peso que tuvo en el lado republicano la falta de comida, y lo importante que puede ser que la gente pase hambre. El Gobierno realizó una política muy estricta de control de precios, que terminó por ser muy gravosa. Los campesinos, y no hay que olvidar que se trataba de un país fundamentalmente agrícola, tenían miedo de las fuerzas republicanas. Al principio de todo, y con los afanes colectivizadores de las fuerzas revolucionarias, sufrieron muchos robos o tuvieron que aceptar por sus productos una serie de cupones que valían muy poco. Así que, poco a poco, simplemente ocultaron lo que tenían o lo consumieron. La moneda republicana no valía nada y, además, se controlaban los precios. Dejó de haber estímulos para la producción y escasearon los víveres. La gente empezó a pasar hambre. Hubo más robos y numerosas deserciones."
"Los insurgentes
(los nacionales) pagaban bien a los campesinos, que su moneda tenía valor y, sobre todo, que respetaron la propiedad privada. Y eso dio mucha confianza a los campesinos. Incluso durante la batalla de Teruel, los propios informes militares republicanos dan noticia, alarmados, de los saqueos de sus tropas. Lo peor es que esos saqueos les hacían perder un tiempo valiosísimo para la propia campaña."
"Incluso entre las fuerzas más revolucionarias, fueron muy pocos los que estaban realmente convencidos. Fue una minoría que tuvo muy poco peso en la guerra. De hecho, muchos de los que tenían carné lo tenían por afán de supervivencia, porque con él las cosas les resultaban más fáciles. En una guerra, sin embargo, no sólo cuentan las batallas. También cuentan los frentes en calma. Y la República perdió la guerra, en gran medida, por el hambre. La gente empezó a desertar y se impuso el derrotismo."
Michael Seidman.
"La República perdió la guerra por el hambre"
En "A ras de suelo" (Alianza), el historiador estadounidense Michael Seidman (Philadelphia, 1959) ofrece una visión diferente de la Guerra Civil
elpais.com
"La década de los años 30 concluyó en España en un contexto verdaderamente dificil, con valores de renta
per capita propios del siglo XIX, una economía parcialmente destruida, graves dificultades de aprovisionamiento exterior y amenaza de guerra mundial. A pesar de esta situación de partida, la década de los años 40 presenta, contrariamente a lo que solía pensarse, un balance claramente positivo: la mejora del bienestar fisico más importante de nuestra reciente historia, un crecimiento económico similar al de los años 20 y, tras evitar la intervención en el conflicto europeo, recuperar el peso económico de España en Europa y situarlo en un valor equiparable al promedio del tercio de siglo anterior a nuestra guerra":