Cuando Claudio "llegó" al poder, una vez asesinado su queridísimo sobrino Calígula, primero el ejército/nobleza lo veían como un hombre de trabajo manual fácil de manipular, más que nada porque en aquella época ser tartaja era sinónimo de ser deficiente mental.
Como es lógico Claudio temía por su vida y la única forma que había en Roma de consolidar el liderato político, más allá de comprar cargos, era con la gloria militar. Así que se empeñó en lograr lo que ni el mismísimo Julio César había conseguido.
Las Islas Británicas por aquel entonces era poco menos que la "luna", de difícil acceso, clima horrible, no añadían tampoco muchas más ventajas geoestratégicas y no eran especialmente famosas por tener recursos valiosos como oro, plata, cobre, etc y para colmo infestada de simpáticos bárbaros a los que los romanos detestaban.
Hubo que movilizar tropas, barcos y una ingente cantidad de recursos para emprender la campaña pero a pesar de la maquinaria bélica romana, les costó una barbaridad. Lo lograron, al menos en parte y esto convirtió a Claudio en un dios (literalmente) Gracias a esto consolidó su mandato, fue un gobernante bastante eficiente y terminó siendo adorado.
De hecho, el muro de Adriano tiene cierto simbolismo respecto al expansionismo romano, una especie de "hasta aquí hemos llegado" debido a las complicaciones que tuvieron.