A diferencia de otras migraciones turcas, como las de los avaros, los mongoles o los manchúes, que no impusieron su lengua de manera generalizada, en Anatolia los turcos lograron establecer el turco como lengua dominante por su control militar, la organización social de sus imperios y su influencia cultural.
La llegada de los seljúcidas y luego los otomanos no fue solo una migración, sino una expansión territorial y política que permitió a los turcos crear un Estado centralizado en Anatolia. Este control les permitió establecer el turco como lengua oficial en la administración, el ejército y el comercio. Al contrario que en otras regiones, como Europa del Este o Persia, donde los imperios turcos no lograron una unificación lingüística, en Anatolia el establecimiento de un sistema político y social que favorecía a los turcohablantes ayudó a que la lengua se mantuviera y expandiera.
Además, los turcos en Anatolia, a diferencia de otros pueblos migrantes, no solo se asentaron en las ciudades, sino también en las áreas rurales, donde crearon comunidades agrícolas que adoptaron el turco como lengua de trabajo y comercio. Este fenómeno fue crucial, ya que el aislamiento relativo de Anatolia facilitó la unificación cultural y lingüística, algo que no ocurrió en otras regiones más diversas lingüísticamente.
En cuanto a la política lingüística, los otomanos promovieron activamente el uso del turco, estableciéndolo como lengua de la administración en todo su imperio. Aunque el imperio otomano era multilingüe, el turco otomano se convirtió en la lengua de poder y prestigio, lo que fomentó su adopción en Anatolia y en regiones cercanas. Esta política fue más efectiva en Anatolia que en otros territorios del imperio, donde las lenguas locales siguieron siendo dominantes.
El aislamiento geográfico de Anatolia también jugó un papel importante. La región no tenía grandes influencias externas que pudieran haber desafiado la supremacía del turco, como ocurrió en Persia o en los Balcanes, donde otras culturas y lenguas ya estaban profundamente arraigadas. Esto permitió que la lengua turca se consolidara de manera más efectiva, ayudando a que la población local adoptara rápidamente la lengua de los gobernantes turcos.