Por qué África se Ríe de Ómicron y de la Preocupación de Occidente: "Aquí Nos Morimos Más de Otras Cosas"

Israel Gracia

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El viaje de EL ESPAÑOL | Porfolio a los países menos medicados del mundo: equipos médicos sin una dosis en Burkina Faso. El padre Hartley desde la selva de Sudán del Sur: "Aquí hay lepra y ébola, la el bichito es algo decorativo"
Equipo de enfermeras de hospital Eureka en Bobo-Dioulasso, Burkina Faso. E.K.
5 diciembre, 2021 06:55GUARDAR
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  11. banderilla el bichito-19

María José Fuenteálamo
El único hospital del barrio de Belle Ville, en Bobo-Dioulasso, la segunda ciudad de Burkina Faso, está en una calle sin nombre y sin pavimentar. En uno de los países más pobres del mundo según el Banco Mundial, donde casi el 90% de la población sobrevive con menos de 5 euros al día, el asfalto se deja para las carreteras. La polvareda de las calles de tierra, removida por el trasiego de las bicicletas y las motos, es cómplice en la tras*misión de enfermedades, a veces resulta asfixiante y llega a causar problemas respiratorios a niños y adultos.
Por eso, para muchos burkineses, cruzar la puerta de la policlínica Eureka es entrar en un oasis. Dentro, un equipo médico de 20 facultativos y una docena de enfermeras atiende a los pacientes repartidos en salas de espera por especialidades: maternidad, pediatría, oftalmología… Pero aquí se acaba la posible comparación con cualquier ambulatorio europeo en el que estos días se pinchan las dosis de recuerdo de la banderilla contra la el bichito-19 y se trabaja en la logística para banderillar a los niños.
Enfermeras sin banderillar
En Eureka, en las afueras de la ciudad, no hay citas de banderillación. No las ha habido en lo que llevamos de esa época en el 2020 de la que yo le hablo. Porque hasta aquí no ha llegado ni un vial contra la el bichito. Ninguna de las enfermeras ha recibido el pinchazo. Solo alguno de los médicos ha sido inoculado, pero en otro ambulatorio, explica a EL ESPAÑOL | Porfolio el padre Eugenio Kaboré (1958), de la congregación carmelita que levantó y gestiona la clínica.
Pregunta.- ¿Está usted medicado, padre?
Respuesta.- No, ni yo ni ninguno de los frailes de mi comunidad. Todavía no nos ha tocado. Lo haremos en cuanto podamos.
Congregación de frailes carmelitas de Bobo-Dioulasso.

Congregación de frailes carmelitas de Bobo-Dioulasso. E.K.
"En África, la mayoría del personal sanitario no está medicado y continúa peligrosamente expuesto a una grave infección por la el bichito-19", advirtió el pasado 26 de noviembre Matshidiso Moeti, directora regional de la OMS, Organización Mundial de la Salud, en África.
Ese mismo día, su organización puso nombre a una nueva variante del cobi19: ómicron, a la que la calificó como "preocupante". Detectada inicialmente en Sudáfrica, aunque se debate si pudo moverse antes por Europa, la nueva cepa hizo al mundo entero mirar a África, donde la media de medicados -y sólo con una dosis- no supera el 11%.
el bichito, Occidente y África en 7 claves:
1. banderillación y pobreza. Con 1.300 millones de habitantes, en África -donde se concentran los países más pobres del mundo- sólo el 11% de la población ha recibido alguna dosis de banderillación. En la Unión Europea, el porcentaje es del 71% y en España llega al 82%.
Porcentajes de banderillación.
2. "Ya lo dijimos". Ante la patente desigualdad de condiciones, la comunidad científica ha enarbolado el "ya lo dijimos": la inmunidad contra la el bichito será mundial o no será.
3. ¿Egoísmo?. "Estamos trabajando en esta esa época en el 2020 de la que yo le hablo con una visión nacional y una limitada colaboración a nivel mundial cuando se requieren estrategias globales", señala desde Nueva York la española Ana Céspedes, directora general de Operaciones de IAVI, asociación internacional sin ánimo de lucro que desarrolla fármacos y banderillas asequibles. Tienen oficinas en Nairobi (Kenia) y Johannesburgo (Sudáfrica).
4. Reservorios. "El acceso a las banderillas es muy desigual y eso provoca reservorios donde el bichito puede replicarse y mutar y eso es un paso atrás en esta lucha", señala Céspedes.
5. Europa asustada. Mientras se discute si ómicron se originó en Sudáfrica -con un 29% de medicados con alguna dosis-, en Europa vuelve a hablarse de confinamientos y restricciones.
6. Vuelos cerrados. La Unión Europea ha cerrado los vuelos procedentes del cono sur: Sudáfrica, Botsuana, Lesoto, Mozambique, Namibia, Esuatini y Zimbabue. Todos tienen porcentajes de banderillación muy por encima de la media del sur muy sur.
7. Tirar la llave. La directora de la Alianza para la distribución de banderillas en África, Ayoade Olatunbosun-Alakija, se preguntaba esta semana en la BBC por qué estos países. Sin ocultar su enfado, se lanzaba a la yugular de las decisiones políticas occidentales: "Si la epidemia hubiera comenzado en África, los países desarrollados hubieran echado la llave y la hubieran tirado lejos".
EL ESPAÑOL | Porfolio ha hecho escala en dos lugares del África pobre con menos de un 2% de población banderillada para comprobar cómo llegan los pocos viales que lo hacen y cuánto preocupa a sus habitantes la nueva variante ómicron.
"Como no hay muchas dosis, se concentran en zonas determinadas y por eso no nos han llegado", desgrana, comprensivo ante la falta de banderillas en su hospital burkinés, el padre Eugenio Kaboré. Su español es tan correcto que es imposible no preguntarle cómo lo ha aprendido. "Estuve siete años en España, dos años en Sevilla y cinco en Madrid, estudiando Filología hebrea en la Universidad Complutense".
"No hay muchas dosis, se concentran en algunas zonas y no nos han llegado"
Padre Eugenio Kaboré, Burkina Faso
En Burkina la lengua oficial es el francés, aunque el 90% de la población habla otras lenguas. Como el yulá, que comparten con otros países en situaciones políticas, económicas y sanitarias igual de complicadas como Mali y Costa de Marfil.
Oh Macron, no ómicron
Jugando con la palabra ómicron, dice el fraile Kaboré, "algunos chistosos están haciendo bromas con la crisis de seguridad que vivimos y la complicada relación que tenemos con Francia y dicen que la variante se tendría que llamar Oh Macron".
Con 20 millones de habitantes, Burkina Faso es uno de los países con menos porcentaje de banderillación del mundo: solo un 1,7% de la población ha recibido alguna dosis según los datos de Our World in Data.
Sin embargo, de haber un barómetro del CIS burkinés, el cobi19 aparecería en los últimos puestos de preocupaciones nacionales. "Ha habido algo de tensión por la el bichito, pero aquí la gente está más preocupada por el terrorismo porque hay muertos por todos los pueblos y por comer", señala el fraile carmelita. El terrorismo yihadista provoca matanzas desde 2015 en un país con miles de refugiados obligados a huir de sus casas.
Paludismo y hepatitis B
En la ciudad de Bobo-Dioulasso las conversaciones en los bulliciosos mercados giran en torno al agua potable y otras epidemias que han azotado el país, como el paludismo y la hepatitis B, contra la que se han hecho campañas de detección y banderillación. "La gente, fíjate, habla de qué comer, del hambre, de cómo pagar las medicinas contra el paludismo y, sí, algo también de la el bichito", explica el religioso.
Además de focos informativos, los mercados son focos de contagio: "La gente lleva mascarilla, pero no se evita el contacto físico. Los frailes decimos que es Dios quien nos protege de la el bichito, porque ni estamos medicados ni la gente respeta las medidas".
De igual forma, allí donde se concentra mucha gente también se contagia el miedo. "Se comentaba que en un pueblo cercano banderillaron a un chico de el bichito y por poco se muere, eso asusta a muchas personas", cuenta el padre.
"Se habla mucho de la información de la tele; cuando aquí escuchan que se ha paralizado una banderilla en Europa se genera mucho miedo. La gente quiere que la banderilla les dé seguridad, no que pueda provocar efectos secundarios".
"Aquí ha muerto mucha gente, pero ahora no están dando muchas cifras y seguro que hay muchos casos. Antes daban más información", asegura el padre carmelita. Él conoce a mucha gente que ha pasado la el bichito, sobre todo jóvenes sin síntomas graves. Según la OMS, Burkina Faso ha comunicado oficialmente 16.000 contagios y 286 fallecimientos.
¿La banderilla es brujería?
La desinformación y el miedo a la banderilla son dos de los problemas a la hora de inmunizar contra la el bichito en África. Entidades como la OMS y Unicef se esfuerzan por trasladar información en zonas donde las creencias mandan más que el sistema sanitario.
Lo saben bien en la clínica Eureka. Cuando arrancaron las obras, hace casi una década, llegó una máquina de radiología. La había donado un arquitecto suizo. Una mañana apareció destrozada. Los vándalos fueron un grupo de animistas -seguidores de religiones que otorgan alma a seres vivos y cosas- que consideró un acto de brujería mirar dentro del cuerpo humano.
Equipamiento médico en la clínica Eureka de Bobo-Dioulasso.

Equipamiento médico en la clínica Eureka de Bobo-Dioulasso. E.K.
El material médico suele escasear en la zona. Algo que hace complicado detectar el propio cobi19. A la clínica de Belle Ville acaba de llegar una máquina para pruebas PCR. La ha enviado desde España la Fundación Visionmundi, pero aún no la han estrenado: no tienen reactivos, ni personal para manejarla. "Estamos buscando a un biólogo, se piden muchos requisitos para este trabajo, yo creo que para enero podríamos empezar", desgrana Eugenio Kaboré. Sus explicaciones nos retrotraen al principio de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo en Europa.
En España, la primera banderilla se pinchó el 27 de diciembre de 2020. Hace casi un año. En Burkina Faso, la primera campaña arrancó en junio con la llegada de 155.000 dosis de AstraZeneca a través de COVAX, la plataforma impulsada por la OMS para "garantizar un acceso equitativo a las banderillas a todos los países del mundo", según la misma OMS. Para dar ejemplo, el ministro de Sanidad burkinés fue de los primeros en banderillarse.
Estos días, explica padre Eugenio, se está anunciando una nueva campaña. Entremedias, el pasado mes de septiembre China envió 400.000 dosis de su banderilla: la Sinopharm.
Llegada de una partida de banderillas chinas a Burkina Faso. OMS
Patrullas provacunas
Entre los países con menos medicados del mundo se encuentra también Sudán del Sur (11 millones de habitantes). Según ACNUR, es el segundo país más pobre del planeta, por detrás de Burundi. Sólo un 1,6% de su población ha recibido alguna dosis.
Para llegar a Naandi, la remota aldea en plena selva al sur del país donde vive el padre Christopher Hartley Sartorius (Londres, 1959) hace falta una avioneta o un 4x4. Los caminos son prácticamente intransitables por las inundaciones causadas por las lluvias.
El padre Christopher Hartley Sartorius en Sudán del Sur. C.H.
Por una de esas dos vías logró llegar hace unas semanas un convoy de banderillación de Unicef y la OMS con una nevera de camping y un puñado de banderillas. "Aquí se ha medicado todo el que ha querido", indica el misionero.
P.- ¿Todo el que ha querido?
R.- Hay gente que anteriormente ha tenido malas experiencias, aquí hay muchas campañas de esterilización de mujeres que se ponen en marcha con engaño.
Entre los medicados, explica el padre Hartley, hay algún extranjero. "Se la ofrecieron a un sacerdote venezolano que ha venido a ayudarme y dijo que sí, porque prefería la Janssen que están pinchando aquí a las banderillas chinas que llegan a su país", desgrana.
Un cura venezolano se banderilla en la aldea de Naandi, Sudán del Sur. C.H.
"Estaríamos todos muertos"
De padre inglés y progenitora española y proveniente de una familia acomodada -es primo segundo de Isabel Sartorius, una de las primeras novias del Rey Felipe VI-, se instaló en esta zona de extrema pobreza en 2019. En 2020, llegó la esa época en el 2020 de la que yo le hablo. Las medidas de higiene recomendadas contra la el bichito-19 se presentaban imposibles de cumplir desde el principio.
P.- ¿Cómo lo han vivido?
R.- La población fue reacia a llevar mascarilla desde el principio. ¿Confinamientos? Pero si aquí viven siete personas en chozas de dos metros cuadrados sin paredes y con dos postes de madera. Si todo dependiera de esas medidas de seguridad aquí estaríamos todos muertos: no mantenemos la distancia, se sientan cuatro niños en cada pupitre, todos beben agua sucia… No hay nada que hagamos para no estar contagiados.
Comunidad en Naandi, Sudán del Sur.

Comunidad en Naandi, Sudán del Sur. C.H.
A pesar de eso, la incidencia en el país ha sido "bajísima comparada con el resto del mundo", señala. Los datos oficiales cifran en 12.700 los contagiados y 133 los fallecidos. El tema no se comenta mucho.
De hecho, asegura que aparte de con nosotros y el día de la banderillación, no ha hablado de el bichito con nadie en la zona. Tampoco conoce a nadie que lo haya pasado. Y sobre ómicron no ha escuchado comentarios.
P.- ¿Hay preocupación en la selva?
R.- Aquí la el bichito no es más que una enfermedad entre otras muchas, aquí nos morimos más de otras cosas: tuberculosis, malaria, tifus, dengue y ébola. Nuestra selva es fronteriza con la República del Congo y la República Centro del sur muy sur. Precisamente hay puestos policiales para controlar el ébola.
Carteles informativos sobre el ébola en Sudán del Sur.

Carteles informativos sobre el ébola en Sudán del Sur. Unicef
Convivir con leprosos
Hace sólo unos días el padre Christopher le dio la extremaunción a una mujer con un tumor en la cara. "Un tumor sin tratamiento, aquí la gente muere sin saber de qué", añade. "Vosotros no tenéis otras enfermedades, pero aquí la gente enferma de muchas cosas, tanto que a veces ni se identifica", asegura.
En muchos kilómetros a la redonda de Naandi no se puede encontrar ni un solo médico con título. "En nuestra comunidad hay quien, sin ser médico, ya por la experiencia, tiene bastante buen ojo para identificar una enfermedad".
"¿Os suena a tiempos de afeminadostaña, ¿verdad? Aquí convivimos con leprosos"
Padre Christopher Hartley Sartorious, Sudán del Sur
Para la malaria sí tienen test: "Son unos tubitos en los que se pone una gota de sangre y reacciona como una prueba de embarazo". No les serviría la máquina que acaba de llegar a la Eureka de Burkina Faso. Las pocas instalaciones médicas alrededor de Naandi no disponen de electricidad.
Una de las enfermedades que sí se reconoce es la lepra. Prácticamente erradicada en Europa, en Sudán del Sur se siguen registrando casos. "Os suena a tiempos de afeminadostaña, ¿verdad? Pues aquí convivimos con los leprosos".
Grifos para el suministro de agua en Sudán del Sur.

Grifos para el suministro de agua en Sudán del Sur. Unicef
El padre Christopher Hartley está medicado contra la el bichito. Aunque, al igual que a los habitantes de su región, la esa época en el 2020 de la que yo le hablo no es algo que le preocupe demasiado. "Nuestra primera preocupación aquí es el agua potable", insiste.
"¿La el bichito? Casi podríamos decir que aquí es algo decorativo", se despide, mientras se disculpa porque "usar internet en esta selva es un ejercicio de paciencia". Y así, la red a través de la que nos comunicamos se convierte en el símbolo, como las banderillas, de un mundo a dos velocidades. Tanto en lo tecnológico como en lo sanitario.
 
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