Dicen los sabios del lugar, que cuando se entraba al banco emperifollao a firmar la hipoteca, automaticamente después de la firma se le concedía al TITULAR (que no propietario) una protección divina que le protrgia la saluC y el trabajo y que le aseguraba poder pagar hasta la ultima letra de la hipoteca, para así -palillo en boca mediante- poder ir al bar dela Cooperativa del pueblo con la gorra de Caja Rural reglamentaria, con bermudas y descamisao...y levantarse de la mesa y hacer aspavientos y decir:
"Arquilar es tirar el dinero"
"Con la hipoteca el dia de mañana almenos tendrás techo"
"Asín tienes algo tullo'
"Los pisos no van a bajar, a menos no van a ir"
Y después de esas frases lapidarias se solía pesir una carajillo de maria brizard y un caliqueño, para acto seguido pagar la cuenta con monedas de 5 centimos y subir al Nissan Patrol no sin antes decir:
"Yo pego una patá y me salen hinjeniros de debajo laj piedraj gñeee"