El Pionero
Alcalde y presidente de Fútbol Paco premium
Hace un año y medio, Teresa y Álvaro se conocieron. Ella venía de una relación de 11 años, monógama, y él, desde los 20 o 22 años ya se había introducido en el mundo de las parejas poliamorosas. Esto le dio la confianza a Teresa para confesar que no quería una relación como la que había tenido. Estaba abierta al poliamor, a conocer a otras personas y a experimentar.
En ningún momento la relación estuvo cerrada, sino que empezó ya siendo abierta y dando lugar también al poliamor. «Al principio de conocernos hablamos de las perspectivas que teníamos, de cómo éramos y lo que queríamos cada uno. Álvaro es poliamoroso y yo lo he experimentado también», explica Teresa, quien añade: «Los dos estamos dispuestos a conocer a otras personas y poder enamorarnos».
Cecilia Bizzoto, socióloga y portavoz de JOYclub España, indica que una relación poliamorosa es aquella en la que no hay exclusividad sensual ni afectiva, lo que significa que puedes tener vínculos emocionales completos y profundos con más de una persona al mismo tiempo.
Los expertos coinciden en que lo más importante en este tipo de relaciones es fijar unos límites. «Todas las partes tienen que saber qué quieren o qué no quieren; al salirse de lo normativo tiene que haber mucha comunicación», señala Ruth González Ousset, sexóloga y psicoterapeuta.
Algunos ejemplos de reglas que se establecen serían: no tener encuentros sensuales en casa, no quedar en sitios donde la pareja principal suele ir, no tener sesso con gente conocida… Y de lo más importante: si van a querer contárselo entre ellos o no, y respetar la decisión de la pareja.
En este caso, la primera regla la puso Álvaro y consistía en que si tenían sesso con otra persona debían usar protección o al menos tener las pruebas de ETS hechas. Aun así, conforme la relación ha ido avanzando, esta pareja ha ido estableciendo otros límites y reglas.
Comunicación
Raquel Graña, psicóloga, sexóloga y coach educativa, recomienda incorporar algunos momentos de desconexión y de tiempo de calidad en los que sentarse a hablar y analizar cuál es el estado de la relación y compartir cómo te sientes con tu pareja o si hay algo que te ha dolido. «La comunicación debe ser muy clara y exhaustiva».
Teresa opina que en cualquier relación es fundamental la comunicación y la confianza: «No creo que por el hecho de tener una relación abierta o poliamorosa sea más importante, sino que es relevante en cualquier pareja».
«Sí es cierto que Álvaro me da toda la seguridad que necesito, pues nos lo contamos todo. Siempre que hay algo que no nos gusta, ya sea fuera o dentro de la relación, nos lo decimos y nos escuchamos. Y si necesitamos un tiempo para sopesar lo que nos estamos comunicando, nos dejamos ese tiempo, analizamos la situación y después volvemos a hablarlo», comparte Teresa. En definitiva, «comunicación, confianza y paciencia, ese es nuestro secreto».
Sentirse juzgados
La gente que se rige por la monogamia o tiene vínculos más normativos suele tener muchas dudas al respecto. «Se piensa que las personas poliamorosas lo son simplemente por una cuestión sensual y esto es un error, porque el poliamor, como su propio nombre indica, habla de afectividad y vincularte emocionalmente con todo lo que ello conlleva», explica Bizzoto.
«Si en una relación tradicional tienes que responsabilizarte afectivamente de tu pareja, cuidarla y tener empatía, cuando tienes múltiples vínculos también tienes que hacerlo con cada uno de ellos», manifiesta la experta.
Así, estas relaciones siguen todavía sin ser comprendidas por gran parte de la población. De hecho, Teresa se ha sentido juzgada en múltiples ocasiones. «Me han llegado a decir que no estoy enamorada de mi pareja por llevar este tipo de relación, y no tiene nada que ver una cosa con la otra. Entonces lo intentas explicar y te escuchan, pero con la mente cerrada». También le han preguntado acerca de cuándo van a formalizar la relación, «y esta ya es formal y estable, sabemos lo que queremos y así estamos bien», apunta.
En el caso de Álvaro, tal como indica, ha sido más el «yo de joven también tuve una época así y después se asienta la cabeza». «Y es que hay gente que invalida nuestra relación por ser abierta».
Sin embargo, poco se tiene en cuenta lo que destaca Bizzoto, y es el gran trabajo emocional que hay que hacer en una relación poliamorosa: «En la monogamia se dan por hecho muchas cosas, como que va a haber una exclusividad. Si esto no se da, sientes que la relación ha fracasado, o si tengo deseos sensuales fuera del vínculo es que no te quiero lo suficiente. Lo interesante del poliamor es que todo esto se puede trabajar y se respetan más las individualidades de cada uno».
En ningún momento la relación estuvo cerrada, sino que empezó ya siendo abierta y dando lugar también al poliamor. «Al principio de conocernos hablamos de las perspectivas que teníamos, de cómo éramos y lo que queríamos cada uno. Álvaro es poliamoroso y yo lo he experimentado también», explica Teresa, quien añade: «Los dos estamos dispuestos a conocer a otras personas y poder enamorarnos».
Cecilia Bizzoto, socióloga y portavoz de JOYclub España, indica que una relación poliamorosa es aquella en la que no hay exclusividad sensual ni afectiva, lo que significa que puedes tener vínculos emocionales completos y profundos con más de una persona al mismo tiempo.
Los expertos coinciden en que lo más importante en este tipo de relaciones es fijar unos límites. «Todas las partes tienen que saber qué quieren o qué no quieren; al salirse de lo normativo tiene que haber mucha comunicación», señala Ruth González Ousset, sexóloga y psicoterapeuta.
Algunos ejemplos de reglas que se establecen serían: no tener encuentros sensuales en casa, no quedar en sitios donde la pareja principal suele ir, no tener sesso con gente conocida… Y de lo más importante: si van a querer contárselo entre ellos o no, y respetar la decisión de la pareja.
En este caso, la primera regla la puso Álvaro y consistía en que si tenían sesso con otra persona debían usar protección o al menos tener las pruebas de ETS hechas. Aun así, conforme la relación ha ido avanzando, esta pareja ha ido estableciendo otros límites y reglas.
Comunicación
Raquel Graña, psicóloga, sexóloga y coach educativa, recomienda incorporar algunos momentos de desconexión y de tiempo de calidad en los que sentarse a hablar y analizar cuál es el estado de la relación y compartir cómo te sientes con tu pareja o si hay algo que te ha dolido. «La comunicación debe ser muy clara y exhaustiva».
Teresa opina que en cualquier relación es fundamental la comunicación y la confianza: «No creo que por el hecho de tener una relación abierta o poliamorosa sea más importante, sino que es relevante en cualquier pareja».
«Sí es cierto que Álvaro me da toda la seguridad que necesito, pues nos lo contamos todo. Siempre que hay algo que no nos gusta, ya sea fuera o dentro de la relación, nos lo decimos y nos escuchamos. Y si necesitamos un tiempo para sopesar lo que nos estamos comunicando, nos dejamos ese tiempo, analizamos la situación y después volvemos a hablarlo», comparte Teresa. En definitiva, «comunicación, confianza y paciencia, ese es nuestro secreto».
Sentirse juzgados
La gente que se rige por la monogamia o tiene vínculos más normativos suele tener muchas dudas al respecto. «Se piensa que las personas poliamorosas lo son simplemente por una cuestión sensual y esto es un error, porque el poliamor, como su propio nombre indica, habla de afectividad y vincularte emocionalmente con todo lo que ello conlleva», explica Bizzoto.
«Si en una relación tradicional tienes que responsabilizarte afectivamente de tu pareja, cuidarla y tener empatía, cuando tienes múltiples vínculos también tienes que hacerlo con cada uno de ellos», manifiesta la experta.
Así, estas relaciones siguen todavía sin ser comprendidas por gran parte de la población. De hecho, Teresa se ha sentido juzgada en múltiples ocasiones. «Me han llegado a decir que no estoy enamorada de mi pareja por llevar este tipo de relación, y no tiene nada que ver una cosa con la otra. Entonces lo intentas explicar y te escuchan, pero con la mente cerrada». También le han preguntado acerca de cuándo van a formalizar la relación, «y esta ya es formal y estable, sabemos lo que queremos y así estamos bien», apunta.
En el caso de Álvaro, tal como indica, ha sido más el «yo de joven también tuve una época así y después se asienta la cabeza». «Y es que hay gente que invalida nuestra relación por ser abierta».
Sin embargo, poco se tiene en cuenta lo que destaca Bizzoto, y es el gran trabajo emocional que hay que hacer en una relación poliamorosa: «En la monogamia se dan por hecho muchas cosas, como que va a haber una exclusividad. Si esto no se da, sientes que la relación ha fracasado, o si tengo deseos sensuales fuera del vínculo es que no te quiero lo suficiente. Lo interesante del poliamor es que todo esto se puede trabajar y se respetan más las individualidades de cada uno».
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