En Agosto siempre hay perrolistos que descubren la pólvora a falta de noticias. Siempre, siempre, se ha asociado al opositor como ese chaval de familia bien, el que tiene tiempo de sacarse la carrera, un máster habilitante (para medir el grosor del pellejo del prepucio del mosquito común). Un chaval que, ante la pregunta de "¿No sirve lo que he estudiado?", decide gastar el dinero de Charo y de Paco en una Academia. Como la de Platón, pero en plan rancio. Con maestros que son amigos, que saben lo que va a entrar y te hacen el favor de venderte el libro, ya que ellos lo saben. Tú, opositor, no.
Y no es que toda esta información esté en el BOE en tu misma convocatoria, no. Es que el opositor hezpañordo, el piel de toro, el patrio, el Borjamari de to la via, es más negao que el carajo. Un inútil que no sabe ni meterse en el Mercadona ¿Recordáis cuando en todos los Mercadonas se buscaba gente a punta y pala? Para ellos no había curro. Ahora poca diferencia hay entre un C1-2-3-4-99 y una cajera, de hecho la segunda le saca unos 300 largos al Funci.
Y a más subes en el escalafón del estado, peor. Hasta llegar a su cúspide que, paradójicamente, no es Alto Funcionario, no. Esos pringan como macho cabríoes y reciben menos por hora que sus homónimos en la privada. Solo que con mejor horario y te ven mejor si trabajas en el Ayuntamiento o Diputación que en Talleres Manolo el Hierros. La cúspide de esta práctica es el político, aquel que puede permitirse vivir por, para y de, la política. Aquel que le da igual comprar influencias, porque salen a cuenta en el futuro. Trabajarán poco, ganarán mucho y cobrarán en neցro las influencias. Posicionarán a familiares, amigos y hundirán a los que les hicieron bullying en el colegio mayor.