Raro es el día que no manchas la encimera o la mesa del office al borbotonear la boquilla de esos bricks, pues el diseño debe obedecer a alguna suerte de diabólica conspiración en hacernos sufrir limpia que te limpia. HAN reducido el diámetro de la boquilla, de manera que se colapsa la salida del producto al tener dificultades en ser sustituido por el aire y ellos se traduce en borbotones fluyentes con el consiguiente alegre chisporreteo por las superficies. En otras ocasiones han reducido la longitud de la boquilla y se produce un efecto de rebedido con idéntico resultado
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