El carácter italiano fue moldeado a lo largo de siglos de dominaciones extranjeras. Desde que en 476 Odoacro depuso al último emperador de Occidente hasta el Risorgimento del siglo XIX no hubo un solo momento en que Italia estuviera unida y completamente libre de ocupantes foráneos. Si me apuran podríamos remontarnos hasta la época del emperador Septimio Severo, cuando Italia dejó de ser el centro del mundo mediterráneo pasó a ser una provincia más del Imperio Romano y el poder político se lo disputaban generales de origen libio, sirio, tracio, árabe, ilirio, germano.
Lógicamente un pueblo con esa historia desarrolla un tipo de cualidades distinto al de un pueblo de conquistadores: la picaresca, la astucia, el disimulo, el oportunismo.