Yo tras muchos años escuchándolo bastante a menudo ya me he cansado. Una cosa es insultar a políticos y personajes públicos, algo cuestionable, pero que ahí está, y otra cosa bien distinta es insultar a parte de tus oyentes en una alocada huida hacia adelante, quizás por remordimientos de conciencia que no lo dejan vivir. Un oyente y lector que ha perdido. Y estoy medicado, por cierto, pero defiendo la libertad ante todo, y me opongo a cualquier medida totalitaria, como la banderillación obligatoria o el pasaporte el bichito, y no consiento que me llamen espantapájaros por tener dudas o un pensamiento crítico acerca de cualquier tema. Hasta nunca, Federico.