Y los hombres adoramos a las tías que se someten, a las dóciles, las que aceptan que les digamos que es lo que les tiene que gustar o no, que es lo que tienen que pensar y no y que es lo que tienen que sentir y no.
Tú mismo en tú mensaje lo estás haciendo.
Esos hombres en cualquier caso nos gustan a nosotros porque marcan un referente.
A mí no me gustan, más bien me parecen payasos ególatras insoportables que no se saben comportar en sociedad y que llenan sus entornos de toxicidad. Simplemente no conocen de límites.
El hecho de que uno de éstos fulastres reciba una reprimenda social es positivo en cuanto a que supone una ruptura con ese modelo de masculinidad.
Las fantasías podrán estar ahí y ser las que sean pero se establecen unos límites sociales muy necesarios.
No me parece nada bien en el contexto de la Ley Sólo Sí es Sí o que se lo califique cómo agresión sensual a algo que a todas luces no es sensual, pero la condena social y la patada en el ojo ciego al chuloputas de turno es más que merecida.
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