antonio estrada
Madmaxista
Tuve una temporada de mi vida, varios años, en los que vivía a salto de mata.
Unos meses en una ciudad trabajando, otros con una tía, volvía a Zaragoza a casa de mi progenitora un año, etc. Me acostumbré a tener pocas cosas, lo imprescindible. Si cabía en la mochila bien, si no, fuera.
Luego me fui a vivir con mi primera mujer, nos compramos un piso, tuvimos dos hijos y en 2007 ella murió. Cuando ella murió, regalé todas sus ropas, cosas sin valor, etc. Solo mis hijos conservaron cuatro cosas con valor sentimental. Un día, al ir a pintar, me di cuenta de que teníamos la casa llena de mil cosas sin ninguna utilidad, cientos de libros viejos (que nadie leía ya) y empecé a tirar cosas. Intenté donar los libros, enciclopedias y tal, nadie los quiere. No había ninguno de valor, algunos con valor sentimental para mi los guardé, apenas 80-100.
Siempre me ha gustado la fotografía, digitalicé casi todas las fotos que tenía y acabé con los albumes también. Hoy ya cuando viajo no hago fotos, encuentro ridículo llegar a un sitio y que todo el mundo esté viendo el mundo a través de la pantalla del teléfono, cuando tienes la oportunidad de verlo en vivo.
Tenemos la intención de marcharnos de España cuando me jubile, me he quedado pensando que, aparte de la ropa que necesito, podría llevar el resto de mis cosas en una maleta. Digamos que tengo pocas cosas y, además, las necesito poco.
Unos meses en una ciudad trabajando, otros con una tía, volvía a Zaragoza a casa de mi progenitora un año, etc. Me acostumbré a tener pocas cosas, lo imprescindible. Si cabía en la mochila bien, si no, fuera.
Luego me fui a vivir con mi primera mujer, nos compramos un piso, tuvimos dos hijos y en 2007 ella murió. Cuando ella murió, regalé todas sus ropas, cosas sin valor, etc. Solo mis hijos conservaron cuatro cosas con valor sentimental. Un día, al ir a pintar, me di cuenta de que teníamos la casa llena de mil cosas sin ninguna utilidad, cientos de libros viejos (que nadie leía ya) y empecé a tirar cosas. Intenté donar los libros, enciclopedias y tal, nadie los quiere. No había ninguno de valor, algunos con valor sentimental para mi los guardé, apenas 80-100.
Siempre me ha gustado la fotografía, digitalicé casi todas las fotos que tenía y acabé con los albumes también. Hoy ya cuando viajo no hago fotos, encuentro ridículo llegar a un sitio y que todo el mundo esté viendo el mundo a través de la pantalla del teléfono, cuando tienes la oportunidad de verlo en vivo.
Tenemos la intención de marcharnos de España cuando me jubile, me he quedado pensando que, aparte de la ropa que necesito, podría llevar el resto de mis cosas en una maleta. Digamos que tengo pocas cosas y, además, las necesito poco.