Pues, yo, hace ya unos años, cuando era novato con la bicicleta iba atravesando Badalona por el paseo del mar, y como era novato las muñecas se quedaban agarrotadas y casi no podía mover el manillar. Vi en mi camino un gargajo en el suelo como un huevo de oca, enorme, y las muñecas no me respondían para frenar o girar, de tal manera que la rueda delantera pasó por el medio del gargajo y los hilillos del mismo iban dando vueltas pero no salieron despedidos. El gargajo era enorme y lo que hubiera sido la yema era de tonalidad verde espeso y con puntos de sangre, y la clara era amarillenta y con hilillos de sangre. Baje de la bici y restregué todo con la arena de la playa hasta que quedó todo OK.
Luego pensé en el que lo escupió, que aquello no le debería caber en la boca, era, creo yo, de mayor volumen que la boca, y debería estar podrido por dentro.
Pero me jodió estropear esa obra de la Naturaleza con mi rueda delantera. ¡Lo siento!
Yo sé lo que es un huevo de oca en un plato llano, pues el gargajo las mismas medidas.