María Pita e Isabel de Ben, las gallegas que vencieron a la mayor armada inglesa de la historia

david53

Madmaxista
Desde
18 Abr 2011
Mensajes
11.378
Reputación
30.686
actualidad_522709774_175509120_1706x960.jpg

'Heorísmo de María Pita', un grabado de F. Ferrer y Ros de 1589.


Un libro reúne las biografías de mujeres que tuvieron que blandir un arma y lucharon por labrarse un destino más libre.

Después de varios días resistiendo milagrosamente una continua lluvia de cañonazos y de explosiones, la muralla de la ciudad alta de A Coruña cedió una brecha y las tropas enemigas se lanzaron en masa sobre la hendidura para conquistar de plaza. Los pocos defensores que resistían —al principio de los combates la guarnición se componía de mil doscientos soldados más las milicias populares— tenían en frente a la mayor armada de la historia de Inglaterra, formada por al menos 180 barcos y 27.667 hombres. Entonces aparecieron las mujeres.


Cualquier testigo hubiera augurado que, ante la diferencia de fuerzas, aquel 14 de mayo de 1589 iba a anochecer con la ciudad herculina en llamas y saqueada por el ejército del pirata Francis Drake y la reina Isabel I. La tropa profesional española y los milicianos se encontraban ya al límite. Ni la infatigable labor de las coruñesas al lado de los arcabuceros recargando sus armas, evacuando heridos, reforzando los muros o lanzando piedras a los invasores parecía incapaz de frenar una derrota lógica.

En la que parecía la embestida definitiva, un alférez inglés, ondeando su bandera y alentando a sus camaradas al último esfuerzo, logró trepar a lo alto de la brecha. Era el golpe final a la tenaz resistencia... hasta que apareció María Pita. Esta mujer, una civil anónima, alcanzó el lugar donde se encontraba el oficial enemigo y le ensartó una pica o una alabarda al —supuesto— grito de "¡quien tenga honra, que me siga!". Esta escena envalentonó a los defensores y causó las necesarias dudas en las filas inglesas para que el ataque fuese rechazado nuevamente.



María Pita, pintada por Arturo Fernández Cersa.

María Pita, pintada por Arturo Fernández Cersa.
Diputación de A Coruña



La Contra Armada, una empresa lanzada como respuesta a la fallida Gran Armada de Felipe II del año anterior, había fallado estrepitosamente en su primer objetivo. A Coruña, contra todo pronóstico, logró frenar a un enorme ejército que también se estrellaría ante la ciudad de Lisboa. Un triunfo en el que jugaron un enorme papel las mujeres, como bien se reconoció en los documentos de la época:


"(...) las dichas mujeres teniendo e poniéndose con morriones y picas en las manos mostrando mucho ánimo y valor y ayudando a sus maridos y a las más gentes que estaban en la dicha muralla, de suerte que ayudaron a la defensa de la dicha ciudad grandemente. Y el día que se dio el asalto general y que se dio en la batería y se rompieron las minas, las dichas mujeres fueron de mucha importancia, muchas dellas peleando varonilmente animando a los maridos y a los soldados y algunas dellas las mataron estando terraplenando los cubos y defendiendo la dicha muralla".

La biografía y la gesta de María Pita ocupan —deberían hacerlo más— un importante escalón de la historia de España. Panadera, tabernera y mercera en su juventud, contrajo matrimonio hasta en cuatro ocasiones y acabaría trabajando como carcelera en el presidio de la ciudad herculina. Pero lo sorprendente es encontrar su nombre —en realidad Mayor Fernández de la Cámara y Pita— relacionado con numerosos pleitos tras su heroica actuación en la defensa de A Coruña, como el que se saldó con un par de años de destierro por lanzar un pichel a la cabeza del oidor de la Real Audiencia. Una mujer de armas tomar en todos los sentidos.

Herida, viuda y pobre

Precisamente así, Mujeres de armas tomar (Principal de los Libros), se titula el nuevo libro del divulgador Luis Soravilla. En forma de breves capítulos y con una escritura gamberra y vertebrada por diálogos novelescos, el autor recoge en esta obra las biografías de algunas de las grandes guerreras de la historia, féminas que por diversas circunstancias debieron blandir una espada o conducir un tanque para luchar por su destino. La lista incluye a la faraona Hatshepsut, la rebelión contra los romanos de la britana Boudica, el desafío al papa de "la tigresa" Catalina Sforza en pleno Renacimiento, las aventuras de la legendaria pirata Mary Read o el engaño de Viktoria Savs, soldado que combatió en la Gran Guerra disfrazada de hombre.


Lo más acertado del libro es la selección de protagonistas, muchas de las cuales serán desconocidas para el gran público. Así sucede también con el episodio dedicado a la Contra Armada inglesa de 1589: si bien la figura de María Pita resulta más célebre, el nombre de Inés de Ben no suele aparecer en los relatos históricos. Esta mujer, que también presenta Soravilla, fue una más de ese valiente grupo de gallegas que no se amilanó ante el mayor poderío de las tropas isabelinas.



Portada de 'Mujeres de armas tomar'.

Portada de 'Mujeres de armas tomar'.

De Ben, menos reconocida que su paisana, quedó viuda durante el ataque inglés —su marido cayó en los enfrentamientos iniciales que tuvieron lugar en la zona de la Pescadería— y resultó malherida. Su caso se conoce gracias al documento de un juicio celebrado en 1593 ante la Real Audiencia en el que reclamaba una serie de compensaciones por sus pérdidas. El escrito dice así


"Inés de Ben recibe dos balazos de los ingleses, uno en la cabeza y otro en el muslo, durante la defensa de la ciudad. Así consta en la certificación médica que se expide en Ferrol el día 12 de julio de 1590. Los ingleses entraron en la Pescadería y robaron todo lo que en su tienda había, por lo que solicitaba a la ciudad que se le abonase la pólvora, balas y cuerda que había suministrado para la defensa de la ciudad, cuya hacienda tasaba en 800 ducados, y destacando que su marido había muerto el primer día de la oleada turística y ella había sido herida el 14 de ese mismo mes. Como resultado de aquellas graves heridas en la cabeza quedó casi ciega, pobre y con dos hijos a los que atender".


Tras varios pleitos, Inés de Ben se resignó a no recibir ninguna compensación económica por perder a su marido, sus bienes y su salud. Murió en la más absoluta miseria años después. "Arrojaron su cuerpo a una fosa común y su nombre fue prácticamente olvidado", cierra Luis Soravilla. ¿Qué pasaría con las otras mujeres sin las que A Coruña no hubiese resistido? Al menos María Pita encarna su bravo y admirable espíritu.


María Pita e Isabel de Ben, las gallegas que vencieron a la mayor armada inglesa de la historia
 
Así es, España es un país de gente muy dura y dispuesta para las armas, las mujeres españolas no iban a ser menos. La historia de España está plagada de mujeres que tomaron las armas, María de Estrada o Inés Suárez son otros ejemplos.

PD:

 
Que huevones van a ser unas mujeres las que salvaron Coruña, en un momento particular en que los británicos ya estaban desgastados y les estaban tirando piedras, hacen un último esfuerzo, en medio del humo el capitán inglés se adelanta mucho y la mujer aprovecha para matarlo, y que? los británicos ya estaban muy desgastados por estar luchando con los hombres del Ejército español y de la Coruña.
 
Que huevones van a ser unas mujeres las que salvaron Coruña, en un momento particular en que los británicos ya estaban desgastados y les estaban tirando piedras, hacen un último esfuerzo, en medio del humo el capitán inglés se adelanta mucho y la mujer aprovecha para matarlo, y que? los británicos ya estaban muy desgastados por estar luchando con los hombres del Ejército español y de la Coruña.
¿Imaginas lo que debió desmoralizar a los ingleses que una mujer matara a uno de los suyos, acostumbrados a sus inglesas lloronas, débiles y cobardes (ninguna diferencia con los ingleses macho) que exigen que un hombre dé la vida para salvarlas? No hay más que ver las innumerables películas de la época dorada de Hollywood para hacerse una idea de lo que un anglosajón espera de una mujer, esas películas son un catálogo de oraterronas sin sangre en las venas. Debió ser devastador para la jovenlandesal de los invasores.

En ningún país europeo hay la cantidad y calidad de mujeres que a lo largo de toda la Historia de España tuvieron que coger un arma y salvar su pellejo y el de los demás si se podía, quizá a excepción de Rusia durante la 2GM.
 
¿Imaginas lo que debió desmoralizar a los ingleses que una mujer matara a uno de los suyos, acostumbrados a sus inglesas lloronas, débiles y cobardes (ninguna diferencia con los ingleses macho) que exigen que un hombre dé la vida para salvarlas? No hay más que ver las innumerables películas de la época dorada de Hollywood para hacerse una idea de lo que un anglosajón espera de una mujer, esas películas son un catálogo de oraterronas sin sangre en las venas. Debió ser devastador para la jovenlandesal de los invasores.

En ningún país europeo hay la cantidad y calidad de mujeres que a lo largo de toda la Historia de España tuvieron que coger un arma y salvar su pellejo y el de los demás si se podía, quizá a excepción de Rusia durante la 2GM.
No desmoralizó absolutamente nada, porque fue un momento puntual y la mayoría de los hombres ingleses ni se enteraron, pero eso, fue precedido de un contragolpe de coruñeses que pudo hacer pensar a los ingleses que era un ataque serio y ya con el desgaste que tenía encima y ver a su oficial muerto, se retiraron.
 
1616096008117.jpeg

Representación de María de Estrada en la batalla de Otumba
El cronista Diego Muñoz Camargo escribió sobre ella: «se mostró valerosamente haciendo maravillosos y hazañeros hechos con una espada y una rodela en las manos, peleando valerosamente con tanta furia y ánimo, que excedía al esfuerzo de cualquier varón, por esforzado y animoso que fuera, que a los propios nuestros ponía espanto».1

También los cronistas Bernal Díaz del Castillo, Juan de Torquemada y Francisco Cervantes de Salazar mencionaron a esta soldado, que a ratos se dedicaba al cuidado de heridos y enfermos.1


Francisco Cervantes de Salazar recuerda que María de Estrada se dirigió con estas palabras a Hernán Cortés cuando este quiso dejarla descansando en Tlaxcala tras la mortífera «Noche Triste», en la que murieron muchos españoles e indígenas aliados:

No es bien, señor capitán, que mujeres españolas dexen a sus maridos yendo a la guerra; donde ellos murieren moriremos nosotras, y es razón que los indios entiendan que somos tan valientes los españoles que hasta sus mujeres saben pelear...
Cortés la recompensó con las ciudades de Tetela del Volcán, Nepopualco (que pasó a ser un barrio de Tetela) y Hueyapan de las que fue encomendera. Los cronistas cuentan que "rica y reconocida peleó hasta el final" y no dudó en protestar incluso ante el rey Carlos I por hacerle pagar demasiados impuestos.1 Después de que su primer marido muriera, se casó con Alonso Martín Partidor y juntos participaron en la fundación de lo que hoy es la Ciudad de Puebla de los Ángeles.

María de Estrada - Wikipedia, la enciclopedia libre
 
actualidad_522709774_175509120_1706x960.jpg

'Heorísmo de María Pita', un grabado de F. Ferrer y Ros de 1589.


Un libro reúne las biografías de mujeres que tuvieron que blandir un arma y lucharon por labrarse un destino más libre.

Después de varios días resistiendo milagrosamente una continua lluvia de cañonazos y de explosiones, la muralla de la ciudad alta de A Coruña cedió una brecha y las tropas enemigas se lanzaron en masa sobre la hendidura para conquistar de plaza. Los pocos defensores que resistían —al principio de los combates la guarnición se componía de mil doscientos soldados más las milicias populares— tenían en frente a la mayor armada de la historia de Inglaterra, formada por al menos 180 barcos y 27.667 hombres. Entonces aparecieron las mujeres.


Cualquier testigo hubiera augurado que, ante la diferencia de fuerzas, aquel 14 de mayo de 1589 iba a anochecer con la ciudad herculina en llamas y saqueada por el ejército del pirata Francis Drake y la reina Isabel I. La tropa profesional española y los milicianos se encontraban ya al límite. Ni la infatigable labor de las coruñesas al lado de los arcabuceros recargando sus armas, evacuando heridos, reforzando los muros o lanzando piedras a los invasores parecía incapaz de frenar una derrota lógica.

En la que parecía la embestida definitiva, un alférez inglés, ondeando su bandera y alentando a sus camaradas al último esfuerzo, logró trepar a lo alto de la brecha. Era el golpe final a la tenaz resistencia... hasta que apareció María Pita. Esta mujer, una civil anónima, alcanzó el lugar donde se encontraba el oficial enemigo y le ensartó una pica o una alabarda al —supuesto— grito de "¡quien tenga honra, que me siga!". Esta escena envalentonó a los defensores y causó las necesarias dudas en las filas inglesas para que el ataque fuese rechazado nuevamente.



María Pita, pintada por Arturo Fernández Cersa.

María Pita, pintada por Arturo Fernández Cersa.
Diputación de A Coruña



La Contra Armada, una empresa lanzada como respuesta a la fallida Gran Armada de Felipe II del año anterior, había fallado estrepitosamente en su primer objetivo. A Coruña, contra todo pronóstico, logró frenar a un enorme ejército que también se estrellaría ante la ciudad de Lisboa. Un triunfo en el que jugaron un enorme papel las mujeres, como bien se reconoció en los documentos de la época:


"(...) las dichas mujeres teniendo e poniéndose con morriones y picas en las manos mostrando mucho ánimo y valor y ayudando a sus maridos y a las más gentes que estaban en la dicha muralla, de suerte que ayudaron a la defensa de la dicha ciudad grandemente. Y el día que se dio el asalto general y que se dio en la batería y se rompieron las minas, las dichas mujeres fueron de mucha importancia, muchas dellas peleando varonilmente animando a los maridos y a los soldados y algunas dellas las mataron estando terraplenando los cubos y defendiendo la dicha muralla".

La biografía y la gesta de María Pita ocupan —deberían hacerlo más— un importante escalón de la historia de España. Panadera, tabernera y mercera en su juventud, contrajo matrimonio hasta en cuatro ocasiones y acabaría trabajando como carcelera en el presidio de la ciudad herculina. Pero lo sorprendente es encontrar su nombre —en realidad Mayor Fernández de la Cámara y Pita— relacionado con numerosos pleitos tras su heroica actuación en la defensa de A Coruña, como el que se saldó con un par de años de destierro por lanzar un pichel a la cabeza del oidor de la Real Audiencia. Una mujer de armas tomar en todos los sentidos.

Herida, viuda y pobre

Precisamente así, Mujeres de armas tomar (Principal de los Libros), se titula el nuevo libro del divulgador Luis Soravilla. En forma de breves capítulos y con una escritura gamberra y vertebrada por diálogos novelescos, el autor recoge en esta obra las biografías de algunas de las grandes guerreras de la historia, féminas que por diversas circunstancias debieron blandir una espada o conducir un tanque para luchar por su destino. La lista incluye a la faraona Hatshepsut, la rebelión contra los romanos de la britana Boudica, el desafío al papa de "la tigresa" Catalina Sforza en pleno Renacimiento, las aventuras de la legendaria pirata Mary Read o el engaño de Viktoria Savs, soldado que combatió en la Gran Guerra disfrazada de hombre.


Lo más acertado del libro es la selección de protagonistas, muchas de las cuales serán desconocidas para el gran público. Así sucede también con el episodio dedicado a la Contra Armada inglesa de 1589: si bien la figura de María Pita resulta más célebre, el nombre de Inés de Ben no suele aparecer en los relatos históricos. Esta mujer, que también presenta Soravilla, fue una más de ese valiente grupo de gallegas que no se amilanó ante el mayor poderío de las tropas isabelinas.



Portada de 'Mujeres de armas tomar'.'Mujeres de armas tomar'.

Portada de 'Mujeres de armas tomar'.

De Ben, menos reconocida que su paisana, quedó viuda durante el ataque inglés —su marido cayó en los enfrentamientos iniciales que tuvieron lugar en la zona de la Pescadería— y resultó malherida. Su caso se conoce gracias al documento de un juicio celebrado en 1593 ante la Real Audiencia en el que reclamaba una serie de compensaciones por sus pérdidas. El escrito dice así


"Inés de Ben recibe dos balazos de los ingleses, uno en la cabeza y otro en el muslo, durante la defensa de la ciudad. Así consta en la certificación médica que se expide en Ferrol el día 12 de julio de 1590. Los ingleses entraron en la Pescadería y robaron todo lo que en su tienda había, por lo que solicitaba a la ciudad que se le abonase la pólvora, balas y cuerda que había suministrado para la defensa de la ciudad, cuya hacienda tasaba en 800 ducados, y destacando que su marido había muerto el primer día de la oleada turística y ella había sido herida el 14 de ese mismo mes. Como resultado de aquellas graves heridas en la cabeza quedó casi ciega, pobre y con dos hijos a los que atender".


Tras varios pleitos, Inés de Ben se resignó a no recibir ninguna compensación económica por perder a su marido, sus bienes y su salud. Murió en la más absoluta miseria años después. "Arrojaron su cuerpo a una fosa común y su nombre fue prácticamente olvidado", cierra Luis Soravilla. ¿Qué pasaría con las otras mujeres sin las que A Coruña no hubiese resistido? Al menos María Pita encarna su bravo y admirable espíritu.


María Pita e Isabel de Ben, las gallegas que vencieron a la mayor armada inglesa de la historia
Falta Irene Montero.
Las concubinas no cuentan como heroicas. Aunque sin duda, tragarse el grumo del coletas ha de ser una dura prueba.

Creo que está en preparación "Grandes juguetonas de la historia de España", con Irene, María Martillo, la saga de las Lapiedra, y una sección de tras*s especialmente dedicada al Begoño.

Enviado desde mi Mi 10 mediante Tapatalk
 
Siempre está bien que se recuerden estas cosas.

Como está bien recordar que fueron excepciones y que quien se dejó la vida allí, como en todos sitios, fueron en su inmensa mayoría hombres.
 
Volver