Los ritos de sangre, sacrificales, no sólo de animales, también de humanos, se han dado en algún momento en todo el globo.
En las sociedades más primitivas, a veces incluyendo canibalismo.
En los monoteísmos abrahamanicos desaparecen, pero mantienen su continuidad simbólica o lo sustituyen por otros ritos de sangre, como la circuncisión.
Los jovenlandeses, por ejemplo, en la práctica tienen sacrificios humanos en la yihad, aunque no se consideren como tales.
El ser humano tiene algo oscuro en relación a la sangre, y la fin.