Los españoles creen que la mayoría de los puestos de trabajo serán sustituidos por IA o robots en 15 años

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Los españoles no temen a ChatGPT ni consideran que su puesto de trabajo esté en peligro por el auge de la inteligencia artificial. Así, aunque el 63,1% de la población cree que la mayoría de los puestos de trabajo serán sustituidos por robots u ordenadores en los próximos 15 años, el 53,3% está convencido de que su empleo actual no es automatizable, según la Encuesta de Percepción Social de la Innovación en España, realizada por Cotec y Sigma Dos. Es más, únicamente el 33,2% concede que su trabajo lo podría realizar un robot u ordenador en el caso de las tareas rutinarias.
La situación cambia ligeramente en función de la tarea desempeñada, de modo que el 64% de quienes tratan con personas consideran que de ninguna manera se les podrá sustituir, mientras que el porcentaje baja al 54% entre quienes manejan máquinas y llega al 48% entre quienes procesan información. El porcentaje de quienes están convencidos de lo contrario y ven peligrar su trabajo en este margen de 15 años es del 9%, 14% y 8%, respectivamente. Asimismo, crece hasta el 50,5% el porcentaje que cree que la pérdida de trabajos que traerá el cambio tecnológico llegará con nuevos puestos que lo compensarán.
También se da la paradoja de que la gran mayoría -70% de los encuestados- no cree que la sociedad española se esté preparando lo suficiente para el impacto de la tecnología en el mercado laboral, pero también son muchos más -el 61% frente al 34%- quienes se consideran capacitados para competir en un mercado laboral automatizado y con fuerte presencia tecnológica. Sólo el 15,1% de la población cree que el sistema educativo responde al tipo de empleo que demanda la futura sociedad tecnológica.
Por otro lado, aunque el porcentaje ha caído respecto a 2021, aún hay más encuestados que creen que la innovación aumenta la desigualdad social (50,6%), algo con lo que están de acuerdo, sin excepción, los 41 segmentos de población encuestados.
En cualquier caso, la percepción de España como un país innovador, que se desplomó durante la esa época en el 2020 de la que yo le hablo, ha ido recuperándose desde entonces, pero sigue sin alcanzar los niveles anteriores a la crisis sanitarias. La incidencia del cobi19 y los cambios y retos de adaptación laboral y tecnológica que supuso parece bastante evidente, ya que en 2019 el 57,3% consideraba que España estaba en la media de la Unión Europea en cuanto a nivel de innovación y sólo el 32,6% creía que pertenecía al grupo de países menos avanzados de la UE y en 2020 los porcentajes pasaron al 43,8% y 50,4%, respectivamente. En 2022, el 47% considera que está en la media y el 44,4% que está en el vagón de cola. En este sentido, cada vez más gente está muy de acuerdo con que la inversión en I+D+i es insuficiente (32% en 2022). Si se suman quienes únicamente están de acuerdo, el porcentaje ronda el 80%.
Tampoco las empresas españolas han terminado de recuperar la confianza de los ciudadanos, según se desprende del informe, pues sólo el 38% considera que las pymes son innovadoras (el 31% está en desacuerdo con esta información). En el caso de las grandes empresas el porcentaje es el mismo, pero con una tendencia algo más positiva tras revertir la situación de 2020, cuando el porcentaje de encuestados que no consideraba que fuesen innovadoras, un 40%, superó por poco a quienes sí lo creían (39%). En los dos casos es un porcentaje inferior al marcado en 2019.
MENOS TELETRABAJO

El documento también refleja la dualidad del teletrabajo: ha aumentado respecto a 2019, pero sigue cayendo desde 2020. Actualmente sólo el 15% de los ocupados teletrabaja -en 2020 era el 20%-, pero el 73,3% reconoce que lo hace más que antes de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo. En total, un 45% admite tener ya un espacio específico para trabajar desde casa, aunque algo más de un 24% ya lo tenía antes de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo.
Otra de las consecuencias del auge tecnológico debería ser una reducción de la jornada laboral, al menos según el 56,4% de los encuestados, que considera que el uso de la tecnología reducirá las horas de trabajo. En 2018 era prácticamente el porcentaje de quienes creían que bajarían (45,1%) y quienes opinaban que no habría cambios (43,4%), pero este segundo grupo cae ya hasta el 29,2%.

 
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