Donnie
Madmaxista
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Atendiendo a la definición de la RAE, "enfermedad" se define como una Alteración que afecta la estructura o el funcionamiento de una parte o la totalidad del cuerpo y que suele estar relacionada con signos y síntomas específicos. También se llama afección, dolencia, padecimiento y proceso patológico.
A la pregunta, "la tras*exualidad, ¿es una enfermedad?", cualquier alumno versado en semántica castellana afirmará sin duda alguna que "sí, la tras*exualidad es una enfermedad".
Puesto que, atentiendo a la realidad de cualquier tras*exual, especialmente los que han comenzado la tras*ición desde muy jovenes, sobre todo en el caso de las féminas, la tras*exualidad conlleva operaciones de modificación de su cuerpo (eliminación de mamas, eliminación del aparato reproductor femenino, reconstrucción de un miembro viril artificial o faloplastia), una alteracíon del funcionamiento del mismo (desequilibrio hormonal y sus consecuencias) y está relacionada con síntomas especificos (disforia de cuerpo o ansiedad provocada por la sexualidad, entre otros,).
Teniendo en cuenta que toda la vida de un tras*exual gira alrededor de cuidados médicos, operaciones quirúrgicas, tratamientos hormonales, atención psicológica, extremas dificultades a la hora de de-tras*icionar, etc., está claro que la trampa de esa pregunta trampa esta en el cerebro de quienes la formulan, y no el de los chavales que son conscientes de lo que supone la mutilación salvaje de adolescentes que como tales no saben ni lo que quieren como para comprometer su vida futura por el interés economico de los botarates que están haciendo el agosto con estos temas (clínicas, cirujanos, psicólogos de género, farmacéuticas) en un negocio milmillonario cada vez más pujante.
Lo más lamentable de todo esto es que el verdeadero problema de esos chavales no es su opinión acerca de la gaysidad o la tras*exualidad, sino la denigrante educación que reciben, la aún más denigrante educación que recibirán en la universidad y sobre todo, las 0 oportunidades que tendrán en la vida de hacer algo más que repartir hamburguesas en patinete.
Pero mientras las liebres discuten de si son galgos o son podencos, ya no hay tiempo para escapar de las fauces de los perros rabiosos que van a destrozar su futuro, si es que aún no lo han hecho...
MIS 1O.