El Pionero
Alcalde y presidente de Fútbol Paco premium
Todas las mañanas, Lidia Cortés hace la ruta por la circunvalación de Granada, recoge a sus compañeros de viaje, y emprende el camino hacia Almuñécar, a una hora de trayecto de la ciudad nazarí.
Esta alicantina de 27 años lleva haciendo este viaje desde el año pasado, para acudir a su trabajo como profesora de piano. Hasta hace unos meses lo hacía sola, pero el gasto en gasolina empezó a hacerse inasumible con la subida de precios que comenzó tras el confinamiento y que superó las cifras prepandemia el pasado verano.
"Ya me estaba saliendo más caro ir a trabajar que no ir", explica Cortés, que decidió usar la aplicación Blablacar, que pone en contacto a viajeros y conductores que van a hacer un mismo trayecto para compartir vehículo y repartir los gastos. "Hay días que a uno le apetece ir solo, a su bola, y ponerse la música a tope, pero, otras veces, es mi momento de socializar… Depende del día".
Desde mayo de 2020, la gasolina y el diesel han subido un 38% y, en ese mismo periodo, según una encuesta realizada por BlaBlaCar, el 45% de sus conductores aseguran utilizar la plataforma con más frecuencia para ahorrar.
El ahorro en gastos tiene como contrapartida un mayor tiempo de trayecto. Cortés tiene que salir hasta con media hora de antelación cuando tiene que recoger a viajeros en otras partes de la ciudad: "Pienso que necesito a alguien que me pague la gasolina y no me queda otra que ir allí".
Últimamente, no tiene problemas en encontrar compañeros de viaje. Muchos motivados por el aumento de precio de la gasolina, pero también del autobús que une las dos localidades, que, según afirma Cortés, ha pasado de 7 a 9 euros en apenas dos años.
Lidia Cortés viaja cada día desde Granada a Almuñécar y comparte gastos con otros viajeros a través de la aplicación Blablacar.CEDIDA
No todos los conductores han podido o han estado por la labor de buscar una alternativa tan eficaz como compartir su vehículo y han optado por asumir los costes, intentando minimizar las pérdidas lo máximo posible tirando de calculadora.
Daniel García, de 32 años, vive en una urbanización cercana a Alcalá de Henares, en la periferia noreste de Madrid, y tiene que circunvalar la capital cada día hasta Móstoles, situada en el sur, donde se localiza el laboratorio de eficiencia energética donde trabaja.
"Llevo cuatro años trabajando allí, y tengo una distancia de 62 km ida y 62 km vuelta, en total 164 km al día. Tardo, dependiendo del horario y el tráfico, como poco 36 minutos y como mucho 45".
- Lo tienes todo medido al milímetro.
- "No te lo puedes imaginar a qué nivel".
García ha echado cuentas y, de los 155 euros al mes que gastaba en combustible hace un año, el gasto se disparó hasta 195 euros: una diferencia del 21%.
Daniel García tiene que desplazarse todos los días desde Alcalá de Henares, en el noreste de Madrid, hasta Móstoles, en el sur.CEDIDA
¿Y el tras*porte público? A juzgar por los datos, no parece que demasiados conductores estén optando por esta solución para esquivar los altos precios de la gasolina y el diesel. El tráfico total en España ya ha superado los niveles pre esa época en el 2020 de la que yo le hablo. El mes de noviembre de 2021 ha registrado un 4,6% más de circulación que en el mismo mes de 2019 en toda la red nacional de carreteras, según datos de la DGT.
Los datos de uso del tras*porte público disponibles de grandes ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia indican que éste aún está en cifras de usuarios inferiores a las de antes de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo.
García también calculó, más por curiosidad que por estar planteándose verdaderamente esa opción, cuánto tardaría en llegar desde su casa al trabajo en tras*porte público: "Para entrar a trabajar a las 7 de la mañana, que es cuando entro yo aquí, me tenía que levantar a las 3. Era totalmente impensable".
Un urbanismo pensado para el coche
El hecho de que la mayoría de usuarios de vehículos privados hayan decidido asumir el aumento de costes y no optar por alternativas como el tras*porte público o la movilidad compartida tiene dos grandes causas: el persistente miedo al contagio de el bichito y la falta de opciones viables en zonas alejadas de los centros urbanos.
"Por una parte, yo creo que el factor principal es el miedo al contagio", declara Daniela Arias Molinares integrante del grupo TGIS de la Universidad Complutense de Madrid, que desarrolla su tesis doctoral en el marco de la Cátedra de Movilidad Ciclista EMT-UCM.
"La mayor parte de la oferta de alternativas al coche se encuentran en el centro, lo cual no es lo ideal, lo ideal sería que se expandieran hacia la periferia para que las personas tengan la opción real del puerta a puerta, que yo tenga cerca de mí una bici, una moto o un patinete para poder llegar a la estación de tren y de allí al centro", explica Arias.
Esas políticas contra el vehículo privado generan muchos recelos entre buena parte de los conductores. Ignacio Tejero tiene 26 años, vive en el centro de Madrid, y se desplaza en moto todos los días a su trabajo, ubicado junto al recinto ferial de la capital, regresando a medio día en la mitad de su jornada partida.
En total recorre unos 60 km diarios y su gasto en gasolina ha pasado de unos 100 euros mensuales a cerca de 130, según sus cálculos. Su solución ha sido adquirir una moto de menor cilindrada, que le supondrá ahorrar más de la mitad de lo que gasta en combustible.
"En tras*porte público es imposible por el tiempo y el tiempo es dinero y el dinero es tiempo. Yo tardo en ir a trabajar en tras*porte público una hora y en la moto tardó 20 minutos, la diferencia es abismal", explica este trabajador de un concesionario. "Yo, si pudiera coger un autobús o un metro y me llevara 10 minutos más, yo me cogía el metro tan tranquilo todas las semanas, ¡con el frío que hace!".
Como usuario de vehículo privado, se siente atacado por las políticas destinadas a disuadir el uso del coche y la moto en el centro de las grandes ciudades. "Últimamente la sociedad está empezando a criminalizar a aquellos que llevamos el vehículo privado y no lo usamos por gusto la mayoría de las veces. El 95% de los kilómetros que le hago a la moto se los hago por obligación".
Ignacio ha decidido comprarse una moto que consuma menos ante la subida de precio de los combustibles.CEDIDA
El tras*porte suponía un 12,9% del gasto de las familias en 2019 y cayó a un 10,2% el año pasado a causa de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo. La subida del combustible hará que esta cifra probablemente se dispare este año.
Si para la economía doméstica este gasto supone un problema, a los profesionales que dependen de su vehículo para realizar su trabajo les está poniendo en una situación límite. Miguel Angel Rivero, de 60 años, lleva trabajando como agente comercial autónomo desde hace 36 años.
"Lo primero que tienes que hacer por la mañana es echarte mano a la cartera para echar combustible. Nuestra oficina es el coche y tenemos que salir todos los santos días a intentar vender y todo esto es a base de llenar el depósito antes de salir", declara Rivero.
Miguel Angel Rivero, de 60 años, lleva trabajando como agente comercial autónomo desde hace 36 años.CEDIDA
"Aquí, hemos empezado a reactivar la economía, pero no a recuperar, y ahora nos han venido estos aumentos de la luz, combustibles… Esto va en nuestras costillas", declara ilustrativamente Rivero, que también es presidente de la Asociación de Autónomos (ATA) en Castilla-La Mancha. "Ya un autónomo está mirando el céntimo, no el euro, y yo sé que en los colegios de agentes comerciales están cayendo".
- ¿Cuál es la solución?
- "La única solución es que el combustible baje a precios razonables. Pero nosotros tenemos que salir todos los días para intentar vender, así que la situación está antiestética porque no estamos viendo tampoco noticias que nos den esperanzas".
Esta alicantina de 27 años lleva haciendo este viaje desde el año pasado, para acudir a su trabajo como profesora de piano. Hasta hace unos meses lo hacía sola, pero el gasto en gasolina empezó a hacerse inasumible con la subida de precios que comenzó tras el confinamiento y que superó las cifras prepandemia el pasado verano.
"Ya me estaba saliendo más caro ir a trabajar que no ir", explica Cortés, que decidió usar la aplicación Blablacar, que pone en contacto a viajeros y conductores que van a hacer un mismo trayecto para compartir vehículo y repartir los gastos. "Hay días que a uno le apetece ir solo, a su bola, y ponerse la música a tope, pero, otras veces, es mi momento de socializar… Depende del día".
Desde mayo de 2020, la gasolina y el diesel han subido un 38% y, en ese mismo periodo, según una encuesta realizada por BlaBlaCar, el 45% de sus conductores aseguran utilizar la plataforma con más frecuencia para ahorrar.
El ahorro en gastos tiene como contrapartida un mayor tiempo de trayecto. Cortés tiene que salir hasta con media hora de antelación cuando tiene que recoger a viajeros en otras partes de la ciudad: "Pienso que necesito a alguien que me pague la gasolina y no me queda otra que ir allí".
Últimamente, no tiene problemas en encontrar compañeros de viaje. Muchos motivados por el aumento de precio de la gasolina, pero también del autobús que une las dos localidades, que, según afirma Cortés, ha pasado de 7 a 9 euros en apenas dos años.
Vuelta al tráfico de 2019"Hay días que a uno le apetece ir solo, a su bola, y ponerse la música a tope, pero, otras veces, es mi momento de socializar… Depende del día"
No todos los conductores han podido o han estado por la labor de buscar una alternativa tan eficaz como compartir su vehículo y han optado por asumir los costes, intentando minimizar las pérdidas lo máximo posible tirando de calculadora.
Daniel García, de 32 años, vive en una urbanización cercana a Alcalá de Henares, en la periferia noreste de Madrid, y tiene que circunvalar la capital cada día hasta Móstoles, situada en el sur, donde se localiza el laboratorio de eficiencia energética donde trabaja.
"Llevo cuatro años trabajando allí, y tengo una distancia de 62 km ida y 62 km vuelta, en total 164 km al día. Tardo, dependiendo del horario y el tráfico, como poco 36 minutos y como mucho 45".
- Lo tienes todo medido al milímetro.
- "No te lo puedes imaginar a qué nivel".
García ha echado cuentas y, de los 155 euros al mes que gastaba en combustible hace un año, el gasto se disparó hasta 195 euros: una diferencia del 21%.
“Visto esto, dije: 'Algo hay que hacer'. Busqué una gasolinera sin tienda, un autoservicio en el que no hay nadie. Esas gasolineras, siendo incluso las mismas gasolinas, está siempre a 10 céntimos por debajo del precio del de la que solía ir", explica. "De los 195 euros que empecé a gastar cuando subió la gasolina, he pasado a 180 euros al mes, que es un 14% más de lo que gastaba antes"."En tras*porte público, para entrar a trabajar a las 7 de la mañana, me tenía que levantar a las 3. Era totalmente impensable"
¿Y el tras*porte público? A juzgar por los datos, no parece que demasiados conductores estén optando por esta solución para esquivar los altos precios de la gasolina y el diesel. El tráfico total en España ya ha superado los niveles pre esa época en el 2020 de la que yo le hablo. El mes de noviembre de 2021 ha registrado un 4,6% más de circulación que en el mismo mes de 2019 en toda la red nacional de carreteras, según datos de la DGT.
Los datos de uso del tras*porte público disponibles de grandes ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia indican que éste aún está en cifras de usuarios inferiores a las de antes de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo.
García también calculó, más por curiosidad que por estar planteándose verdaderamente esa opción, cuánto tardaría en llegar desde su casa al trabajo en tras*porte público: "Para entrar a trabajar a las 7 de la mañana, que es cuando entro yo aquí, me tenía que levantar a las 3. Era totalmente impensable".
Un urbanismo pensado para el coche
El hecho de que la mayoría de usuarios de vehículos privados hayan decidido asumir el aumento de costes y no optar por alternativas como el tras*porte público o la movilidad compartida tiene dos grandes causas: el persistente miedo al contagio de el bichito y la falta de opciones viables en zonas alejadas de los centros urbanos.
"Por una parte, yo creo que el factor principal es el miedo al contagio", declara Daniela Arias Molinares integrante del grupo TGIS de la Universidad Complutense de Madrid, que desarrolla su tesis doctoral en el marco de la Cátedra de Movilidad Ciclista EMT-UCM.
"La mayor parte de la oferta de alternativas al coche se encuentran en el centro, lo cual no es lo ideal, lo ideal sería que se expandieran hacia la periferia para que las personas tengan la opción real del puerta a puerta, que yo tenga cerca de mí una bici, una moto o un patinete para poder llegar a la estación de tren y de allí al centro", explica Arias.
Según esta investigadora, "si no le ofrecemos una cadena puerta a puerta cómoda y segura, la gente no dejará el coche porque es lo más cómodo que tiene" y defiende unas políticas públicas basadas en la estrategia del "palo y la zanahoria", consistentes en "premiar a los sistemas que quieres promover y castigar al coche que es el que quieres desmotivar".El mes de noviembre de 2021 ha registrado un 4,6% más de circulación que en el mismo mes de 2019
Esas políticas contra el vehículo privado generan muchos recelos entre buena parte de los conductores. Ignacio Tejero tiene 26 años, vive en el centro de Madrid, y se desplaza en moto todos los días a su trabajo, ubicado junto al recinto ferial de la capital, regresando a medio día en la mitad de su jornada partida.
En total recorre unos 60 km diarios y su gasto en gasolina ha pasado de unos 100 euros mensuales a cerca de 130, según sus cálculos. Su solución ha sido adquirir una moto de menor cilindrada, que le supondrá ahorrar más de la mitad de lo que gasta en combustible.
"En tras*porte público es imposible por el tiempo y el tiempo es dinero y el dinero es tiempo. Yo tardo en ir a trabajar en tras*porte público una hora y en la moto tardó 20 minutos, la diferencia es abismal", explica este trabajador de un concesionario. "Yo, si pudiera coger un autobús o un metro y me llevara 10 minutos más, yo me cogía el metro tan tranquilo todas las semanas, ¡con el frío que hace!".
Como usuario de vehículo privado, se siente atacado por las políticas destinadas a disuadir el uso del coche y la moto en el centro de las grandes ciudades. "Últimamente la sociedad está empezando a criminalizar a aquellos que llevamos el vehículo privado y no lo usamos por gusto la mayoría de las veces. El 95% de los kilómetros que le hago a la moto se los hago por obligación".
Las consecuencias económicas"La sociedad está empezando a criminalizar a aquellos que llevamos el vehículo privado y no lo usamos por gusto la mayoría de las veces"
El tras*porte suponía un 12,9% del gasto de las familias en 2019 y cayó a un 10,2% el año pasado a causa de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo. La subida del combustible hará que esta cifra probablemente se dispare este año.
Si para la economía doméstica este gasto supone un problema, a los profesionales que dependen de su vehículo para realizar su trabajo les está poniendo en una situación límite. Miguel Angel Rivero, de 60 años, lleva trabajando como agente comercial autónomo desde hace 36 años.
"Lo primero que tienes que hacer por la mañana es echarte mano a la cartera para echar combustible. Nuestra oficina es el coche y tenemos que salir todos los santos días a intentar vender y todo esto es a base de llenar el depósito antes de salir", declara Rivero.
Según describe, en un día puede tener que hacer hasta 500 kilómetros y el aumento del precio de los combustibles no se ha visto reflejado en un aumento de la facturación, que es totalmente independiente de sus gastos en desplazamiento."Lo primero que tienes que hacer por la mañana es echarte mano a la cartera para echar combustible".
"Aquí, hemos empezado a reactivar la economía, pero no a recuperar, y ahora nos han venido estos aumentos de la luz, combustibles… Esto va en nuestras costillas", declara ilustrativamente Rivero, que también es presidente de la Asociación de Autónomos (ATA) en Castilla-La Mancha. "Ya un autónomo está mirando el céntimo, no el euro, y yo sé que en los colegios de agentes comerciales están cayendo".
- ¿Cuál es la solución?
- "La única solución es que el combustible baje a precios razonables. Pero nosotros tenemos que salir todos los días para intentar vender, así que la situación está antiestética porque no estamos viendo tampoco noticias que nos den esperanzas".
Los conductores buscan esquivar la subida de la gasolina: "Me salía más caro ir a trabajar que no ir"
Todas las mañanas, Lidia Cortés hace la ruta por la circunvalación de Granada, recoge a sus compañeros de viaje, y emprende el camino hacia Almuñécar,...
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