Más intentos de avergonzar... Gano otra vez, amigos. Victoria técnica total e inapelable.
Sepan ustedes, queridos amigos varones, que cada vez que una mujer está perdiendo un argumento o no sabe por dónde salir en una discusión, tratará de avergonzarlos o ponerlos nerviosos, apelando a su sexualidad o a sus inseguridades, si las conoce, para no admitir su derrota y salirse por la tangente, tratando de irritarlos o ponerlos nerviosos para que, en un acto de furia y desesperación, la insulten y desviar, de este modo, la atención del asunto que se está tratando.
Así que hemos visto: que si no amas, que si la tienes pequeña, que si no se te levanta, que si eres un cornudo... Victoria técnica aplastante, amigos.
¿Y por qué recurren, precisamente a la sexualidad del hombre? Porque saben que es un tema muy sensible para la mayoría, a la que le resulta muy difícil acceder al sesso. Porque para que el hombre del montón ame, se lo tiene que currar, tiene que tener talento. Es una habilidad que se aprende a base de mucho esfuerzo, ensayo y error y de exponerse y recibir muchos hachazos. Tienes que tener constancia. Un hombre que no pertenezca al 20% lo tiene muy difícil y se tiene que ir bregando en la batalla. Incluso los pertenecientes al 20% lo tienen, en muchas ocasiones, complicado.
Para que una mujer tenga éxito en el sesso, sin embargo, no tiene que tener ningún tipo de habilidad o talento. Con ser relativamente joven, existir y no ser un orco de Mordor, es suficiente. Un trozo de carne con ojos de estos que sea un 4 puede amar con un 9 por el hecho de estar disponible. amar, no cerrar una relación.
Y esa es la razón fundamental por la que una mujer polifollada no vale para nada y por la que recurren al insulto sensual al hombre, cuestionando su hombría y su falta de talento para conseguir amar: no amas, luego no eres digno.
Una mujer que ha estado con muchos no tiene valor, amigos, porque no tiene talento ni se tiene que esforzar por amar, sólo se tiene que dejar hacer. No tiene requisitos ni exigencias para elegir reservarse para el varón adecuado.