Las razones por las que libra, la criptomoneda de Facebook, no ganará la partida a bitcoin
Zuckerberg pretende revestir a libra de los atributos descentralizados del bitcoin, pero fracasará.
Facebook ha anunciado a bombo y platillo el lanzamiento, en 2020, de su moneda y plataforma de pagos con la que aspira a emular a WeChatPay, el gigante chino que desde hace años integra pagos en su red social. A diferencia de la plataforma china, que opera una red de pagos centralizada y totalmente controlada por ellos, Zuckerberg ha decidido revestir libra de los atributos descentralizados de una criptomoneda como bitcoin.
Acierta Facebook en comprender que sólo cediendo parte del control y ofreciendo una tras*parencia ejemplar podrán convencer a socios, incluyendo a potenciales rivales como Visa, para participar en el proyecto y darle la masa crítica de usuarios y aceptación que es imprescindible para que una red de pagos o moneda sean útiles. Al abrir su código al mundo, Libra permite que los participantes en la red puedan comprobar por sí mismos que no hay gato encerrado y que Facebook no les está atrapando en una plataforma cuyas condiciones de uso pueda luego cambiar arbitrariamente.
Sin embargo libra busca un equilibrio imposible. Por un lado, pretende tener el alcance global y la cualidad incensurable de la que presume bitcoin. Por otro, no pueden arriesgarse a ceder todo el control ni rechazar la tutela del regulador. Calibra, la filial de Facebook que creará libra, y la Asociación Libra, que gestionará el protocolo, han tomado desde el principio la clara determinación de operar en colaboración con las autoridades reguladoras.
Olvidan que es la regulación actual y no la tecnología la que pone hoy las barreras que impiden un sistema de pagos global que permita a un nigeriano enviar dinero de forma instantánea a un francés. Las fronteras financieras no son técnicas, son legales. Lo primero en lo que insistirán los reguladores en EEUU y la UE será en aplicar lasnormas de prevención de blanqueo de capitales (AML) y de conocer al cliente (KYC).
El resultado será la necesidad de bloquear a miles de millones de usuarios precisamente en los países donde hay más población no bancarizada. Y, por supuesto, bloquear los pagos internacionales entre países con regulaciones financieras muy distintas. Todo lo anterior se refiere a la utilidad de libra como red de pagos.
Bitcoin no pertenece a nadie
El asunto de crear una moneda propia es aún más espinoso. No son pocos los países que se negarán a renunciar a su soberanía monetaria permitiendo la libre circulación de una moneda alternativa. Estos riesgos también se ciernen sobre bitcoin, pero bitcoin no pertenece a nadie.
No hay empresa o asociación a la que presionar legalmente para que modifique el protocolo de acuerdo con normas locales. No hay una "Asociación Bitcoin" que pueda negociar con el regulador o hacer cabildeo. Un país puede prohibir bitcoin a sus ciudadanos (otra cosa es que sea capaz de aplicar esta prohibición), pero no puede cambiar bitcoin.
Libra pretende ser una "stablecoin" o criptomoneda estable. Es decir, tendrá un respaldo (en teoría al 100%) en divisas y activos tradicionales. Obviamente, ese fondo utilizado para respaldar el valor de libra no sólo es una atractiva piñata para los hackers, gobiernos, autoridades fiscales, bancos e incluso los propios miembros de la Asociación Libra, sino que, además, es otro punto de centralización y control fundamental.
Ninguna empresa que tenga 100 millones aparcados para respaldar libra podrá permitirse asumir riesgos que puedan llevar a un pleito o multa. De la misma manera que los bancos han pagado multas mil millonarias en sendos casos de blanqueo de capitales estos años, Libra podría exponerse a esas misma multas si no pone todo de su parte para controlar y censurar el uso que se le da a su red de pagos.
Libra se verá al poco de su lanzamiento ante la encrucijada y deberá escoger entre el camino de las criptomonedas, el código abierto y la descentralización o el camino de la centralización, la censura y la regulación. Estoy convencido de que cuando llegue el momento la balanza se inclinará por convertir a libra en un nuevo Paypal o WeChatPay: un sistema de pagos centralizado.
Mientras tanto, bitcoin sigue creciendo tras 10 años funcionando en todo el mundo y superará este año los 100 millones de usuarios. Facebook ayudará a enseñar a miles de millones de usuarios cómo se maneja un monedero de criptomonedas y enseñará a las empresas de bitcoin (algunas de los cuales como Xapo participan en Libra) a crear herramientas más fáciles de usar e integradas en las redes sociales con más usuarios. Si algo ha hecho Libra es reconocer el valor de bitcoin y darle el espaldarazo de algunas de las mayores empresas financieras del mundo a su tecnología. La imitación es el mejor de los cumplidos.
Las razones por las que libra, la criptomoneda de Facebook, no ganará la partida a bitcoin
Zuckerberg pretende revestir a libra de los atributos descentralizados del bitcoin, pero fracasará.
Facebook ha anunciado a bombo y platillo el lanzamiento, en 2020, de su moneda y plataforma de pagos con la que aspira a emular a WeChatPay, el gigante chino que desde hace años integra pagos en su red social. A diferencia de la plataforma china, que opera una red de pagos centralizada y totalmente controlada por ellos, Zuckerberg ha decidido revestir libra de los atributos descentralizados de una criptomoneda como bitcoin.
Acierta Facebook en comprender que sólo cediendo parte del control y ofreciendo una tras*parencia ejemplar podrán convencer a socios, incluyendo a potenciales rivales como Visa, para participar en el proyecto y darle la masa crítica de usuarios y aceptación que es imprescindible para que una red de pagos o moneda sean útiles. Al abrir su código al mundo, Libra permite que los participantes en la red puedan comprobar por sí mismos que no hay gato encerrado y que Facebook no les está atrapando en una plataforma cuyas condiciones de uso pueda luego cambiar arbitrariamente.
Sin embargo libra busca un equilibrio imposible. Por un lado, pretende tener el alcance global y la cualidad incensurable de la que presume bitcoin. Por otro, no pueden arriesgarse a ceder todo el control ni rechazar la tutela del regulador. Calibra, la filial de Facebook que creará libra, y la Asociación Libra, que gestionará el protocolo, han tomado desde el principio la clara determinación de operar en colaboración con las autoridades reguladoras.
Olvidan que es la regulación actual y no la tecnología la que pone hoy las barreras que impiden un sistema de pagos global que permita a un nigeriano enviar dinero de forma instantánea a un francés. Las fronteras financieras no son técnicas, son legales. Lo primero en lo que insistirán los reguladores en EEUU y la UE será en aplicar lasnormas de prevención de blanqueo de capitales (AML) y de conocer al cliente (KYC).
El resultado será la necesidad de bloquear a miles de millones de usuarios precisamente en los países donde hay más población no bancarizada. Y, por supuesto, bloquear los pagos internacionales entre países con regulaciones financieras muy distintas. Todo lo anterior se refiere a la utilidad de libra como red de pagos.
Bitcoin no pertenece a nadie
El asunto de crear una moneda propia es aún más espinoso. No son pocos los países que se negarán a renunciar a su soberanía monetaria permitiendo la libre circulación de una moneda alternativa. Estos riesgos también se ciernen sobre bitcoin, pero bitcoin no pertenece a nadie.
No hay empresa o asociación a la que presionar legalmente para que modifique el protocolo de acuerdo con normas locales. No hay una "Asociación Bitcoin" que pueda negociar con el regulador o hacer cabildeo. Un país puede prohibir bitcoin a sus ciudadanos (otra cosa es que sea capaz de aplicar esta prohibición), pero no puede cambiar bitcoin.
Libra pretende ser una "stablecoin" o criptomoneda estable. Es decir, tendrá un respaldo (en teoría al 100%) en divisas y activos tradicionales. Obviamente, ese fondo utilizado para respaldar el valor de libra no sólo es una atractiva piñata para los hackers, gobiernos, autoridades fiscales, bancos e incluso los propios miembros de la Asociación Libra, sino que, además, es otro punto de centralización y control fundamental.
Ninguna empresa que tenga 100 millones aparcados para respaldar libra podrá permitirse asumir riesgos que puedan llevar a un pleito o multa. De la misma manera que los bancos han pagado multas mil millonarias en sendos casos de blanqueo de capitales estos años, Libra podría exponerse a esas misma multas si no pone todo de su parte para controlar y censurar el uso que se le da a su red de pagos.
Libra se verá al poco de su lanzamiento ante la encrucijada y deberá escoger entre el camino de las criptomonedas, el código abierto y la descentralización o el camino de la centralización, la censura y la regulación. Estoy convencido de que cuando llegue el momento la balanza se inclinará por convertir a libra en un nuevo Paypal o WeChatPay: un sistema de pagos centralizado.
Mientras tanto, bitcoin sigue creciendo tras 10 años funcionando en todo el mundo y superará este año los 100 millones de usuarios. Facebook ayudará a enseñar a miles de millones de usuarios cómo se maneja un monedero de criptomonedas y enseñará a las empresas de bitcoin (algunas de los cuales como Xapo participan en Libra) a crear herramientas más fáciles de usar e integradas en las redes sociales con más usuarios. Si algo ha hecho Libra es reconocer el valor de bitcoin y darle el espaldarazo de algunas de las mayores empresas financieras del mundo a su tecnología. La imitación es el mejor de los cumplidos.
Félix Moreno es economista
Las razones por las que libra, la criptomoneda de Facebook, no ganará la partida a bitcoin