Dr Polux
FEOfobo & CALVOfobo
No sabia donde poner este articulo, he decidido en este sitio ya que como lo ponga en la Guarderia me trolea hasta el tato.
Una opción es tomarlos con el desayuno. Preparar al lado de la taza unas cuantas píldoras, ampollas o botecitos con dispensadores por goteo. Puede ser un poco de Piracetam, algo de Deanol o, en vez de leche, una infusión de Ginko. Cada uno diseña su cóctel a base de semanas de experimentación, observando las reacciones anímicas y cognitivas de cada compuesto, tratando de equilibrar la euforia y la concentración para lograr la química cerebral perfecta, la que impulse a parir la próxima idea millonaria.
Silicon Valley propagó el mensaje. En la meca de la innovación tecnológica el futuro se está diseñando a base de nootrópicos o drojas inteligentes (smart drugs). Los creativos empezaron a complementar su dieta con suplementos vitamínicos y con sustancias que potencian la mente. Por los tentáculos de la red se expandió la noticia de que existía una serie de botones capaces de sublimar la capacidad del cerebro, que no suele estar a tope a todas horas.
Son una respuesta química y fácil. Según aseguran sus consumidores, estas sustancias convierten a sus consumidores en una suerte de jedis instantáneos y no acarrean efectos secundarios. Impulsan el aprendizaje, el ánimo y la memoria, pero no dañan ni intoxican el organismo. No hay que confundirse con las drojas tradicionales. Un psicólogo rumano, Corneliu E. Guirgea, se encargó de definir sus características en 1972, después de sintetizar el elemento clave del mundillo smart drug: el Piracetam. Su frase más famosa fue: «El hombre no va a esperar millones de años a que la evolución le ofrezca un cerebro mejor».
En esa impaciencia han visto claro el negocio empresas como Nootrobox, que se dedica a diseñar cócteles que desaten la tan deseada orgía cognitiva. En su web venden chucherías de Omega-3 o cubitos de cafeína. Geoffrey Woo, fundador del proyecto, describe a Yorokobu lo mejor del subidón: «Aporta concentración, vigor y aguante. Energía y motivación para mantenerse bien ‘alimentado’ durante toda la jornada de trabajo».
Antes de montar la empresa, el equipo se expuso a sí mismo a los compuestos. «Primero llegamos a conocer los nootrópicos a partir de varios biohackers en foros online. Después de mirar de cerca los datos clínicos, obtuvimos suficientes pruebas de que había algo interesante, entonces empezamos mezclando y probando nuestras propias combinaciones».
Los biohackers son activistas que persiguen la alfabetización científica: la liberación del pensamiento y la información científicos para que cualquiera pueda montarse un laboratorio, experimentar y compartir sus descubrimientos. Gracias a este conocimiento libre, Woo cree que los seres humanos llegaremos a controlar perfectamente la química de nuestro organismo. Asegura que es la próxima frontera de nuestra evolución.
Desde Nootrobox, no sólo hackean las neuronas a través de la ingesta de compuestos. Además, han instaurado entre sus trabajadores la práctica de un ayuno semanal. Afirman que forma parte de la cultura empresarial. Permanecen sin comer desde el lunes por la noche hasta el miércoles. «Uno de nuestros compañeros trajo la idea del ayuno como potenciador cognitivo a finales de 2015. Después de revisar los datos, decidimos probar. Ayunar es una de las mejores maneras de incrementar la regeneración neuronal en adultos», explica Woo. El ejercicio finaliza los miércoles por la mañana, con un abundante desayuno. Con este rito buscan provocar un estado de cetosis que obliga al cuerpo a tras*formar las grasas acumuladas en combustible y energía. Esta suerte de terapia de choque se practica también entre culturistas.
Las drojas inteligentes tienen su propio foro dentro de Reddit con más de 74.000 lectores. Los usuarios comparten trucos, recetas, experimentos, estudios, consejos, dudas, celebraciones y confidencias. Apenas interceden profesionales, parece que va contra la filosofía de fondo. El individualismo y el deseo de autosuficiencia han germinado también en el ámbito de lo farmacológico.
«Los humanos queremos controlar más y más nuestro entorno. Está en nuestra naturaleza querer expandir nuestra mente y nuestro potencial. Las últimas investigaciones muestran que somos capaces de aumentar y medir nuestra capacidad cognitiva: la posibilidad está ahí en estos días, y por eso cada vez más gente se suma a ello», anota.
No obstante, la ausencia de regulación preocupa a muchos médicos, que dudan de los aportes beneficiosos que se describen y no terminan de fiarse de los estudios publicados sobre el tema. De la misma forma, a veces, bajo la etiqueta de nootrópicos se cuelan fármacos peligrosos como el Ritalin (que trata el TDAH) o drojas clásicas como el LSD. Los expertos en smart drugs rechazan de plano la intromisión de narcóticos de fuerte impacto porque se salen de la definición que estableció Corneliu E. Guirgea. Supuestamente, los nootrópicos no pueden crear adicción.
A pesar de todo, hay quienes se quejan de síntomas inesperados. Como cuenta Marisa Kendall en su artículo para Mercury News, algunos usuarios hablan de dolores de cabeza, insomnio, ansiedad y depresión. «Nosotros trabajamos con nootrópicos que tienen efectos secundarios de perfil muy bajo, así minimizamos la posibilidad de que haya consecuencias negativas», asegura Woo.
Desde Nootrobox, aclaran que la moda no es achacable a Silicon Valley, aunque sí opinan que, en aquella atmósfera de exigencia y competitividad, «ser un poco mejor que el resto puede significar inventar Facebook o Myspace».
«Las personas quieren ser la mejor versión de ellas mismas y nosotros les ofrecemos herramientas para ello. Con nuestra empresa queremos que la mejora del ser humano sea accesible a todo el mundo», aclara Woo. Asociar el consumo de smart drugs a la necesidad de superar a la competencia y, a la vez, querer expandirlo para que todo el mundo propulse su inteligencia, augura un extraño panorama. ¿Qué marcará la diferencia cuando cada individuo controle su química cerebral?
Las pastillas que toman en Silicon Valley para ser más inteligentes - Yorokobu
Una opción es tomarlos con el desayuno. Preparar al lado de la taza unas cuantas píldoras, ampollas o botecitos con dispensadores por goteo. Puede ser un poco de Piracetam, algo de Deanol o, en vez de leche, una infusión de Ginko. Cada uno diseña su cóctel a base de semanas de experimentación, observando las reacciones anímicas y cognitivas de cada compuesto, tratando de equilibrar la euforia y la concentración para lograr la química cerebral perfecta, la que impulse a parir la próxima idea millonaria.
Silicon Valley propagó el mensaje. En la meca de la innovación tecnológica el futuro se está diseñando a base de nootrópicos o drojas inteligentes (smart drugs). Los creativos empezaron a complementar su dieta con suplementos vitamínicos y con sustancias que potencian la mente. Por los tentáculos de la red se expandió la noticia de que existía una serie de botones capaces de sublimar la capacidad del cerebro, que no suele estar a tope a todas horas.
Son una respuesta química y fácil. Según aseguran sus consumidores, estas sustancias convierten a sus consumidores en una suerte de jedis instantáneos y no acarrean efectos secundarios. Impulsan el aprendizaje, el ánimo y la memoria, pero no dañan ni intoxican el organismo. No hay que confundirse con las drojas tradicionales. Un psicólogo rumano, Corneliu E. Guirgea, se encargó de definir sus características en 1972, después de sintetizar el elemento clave del mundillo smart drug: el Piracetam. Su frase más famosa fue: «El hombre no va a esperar millones de años a que la evolución le ofrezca un cerebro mejor».
En esa impaciencia han visto claro el negocio empresas como Nootrobox, que se dedica a diseñar cócteles que desaten la tan deseada orgía cognitiva. En su web venden chucherías de Omega-3 o cubitos de cafeína. Geoffrey Woo, fundador del proyecto, describe a Yorokobu lo mejor del subidón: «Aporta concentración, vigor y aguante. Energía y motivación para mantenerse bien ‘alimentado’ durante toda la jornada de trabajo».
Antes de montar la empresa, el equipo se expuso a sí mismo a los compuestos. «Primero llegamos a conocer los nootrópicos a partir de varios biohackers en foros online. Después de mirar de cerca los datos clínicos, obtuvimos suficientes pruebas de que había algo interesante, entonces empezamos mezclando y probando nuestras propias combinaciones».
Los biohackers son activistas que persiguen la alfabetización científica: la liberación del pensamiento y la información científicos para que cualquiera pueda montarse un laboratorio, experimentar y compartir sus descubrimientos. Gracias a este conocimiento libre, Woo cree que los seres humanos llegaremos a controlar perfectamente la química de nuestro organismo. Asegura que es la próxima frontera de nuestra evolución.
Desde Nootrobox, no sólo hackean las neuronas a través de la ingesta de compuestos. Además, han instaurado entre sus trabajadores la práctica de un ayuno semanal. Afirman que forma parte de la cultura empresarial. Permanecen sin comer desde el lunes por la noche hasta el miércoles. «Uno de nuestros compañeros trajo la idea del ayuno como potenciador cognitivo a finales de 2015. Después de revisar los datos, decidimos probar. Ayunar es una de las mejores maneras de incrementar la regeneración neuronal en adultos», explica Woo. El ejercicio finaliza los miércoles por la mañana, con un abundante desayuno. Con este rito buscan provocar un estado de cetosis que obliga al cuerpo a tras*formar las grasas acumuladas en combustible y energía. Esta suerte de terapia de choque se practica también entre culturistas.
Las drojas inteligentes tienen su propio foro dentro de Reddit con más de 74.000 lectores. Los usuarios comparten trucos, recetas, experimentos, estudios, consejos, dudas, celebraciones y confidencias. Apenas interceden profesionales, parece que va contra la filosofía de fondo. El individualismo y el deseo de autosuficiencia han germinado también en el ámbito de lo farmacológico.
«Los humanos queremos controlar más y más nuestro entorno. Está en nuestra naturaleza querer expandir nuestra mente y nuestro potencial. Las últimas investigaciones muestran que somos capaces de aumentar y medir nuestra capacidad cognitiva: la posibilidad está ahí en estos días, y por eso cada vez más gente se suma a ello», anota.
No obstante, la ausencia de regulación preocupa a muchos médicos, que dudan de los aportes beneficiosos que se describen y no terminan de fiarse de los estudios publicados sobre el tema. De la misma forma, a veces, bajo la etiqueta de nootrópicos se cuelan fármacos peligrosos como el Ritalin (que trata el TDAH) o drojas clásicas como el LSD. Los expertos en smart drugs rechazan de plano la intromisión de narcóticos de fuerte impacto porque se salen de la definición que estableció Corneliu E. Guirgea. Supuestamente, los nootrópicos no pueden crear adicción.
A pesar de todo, hay quienes se quejan de síntomas inesperados. Como cuenta Marisa Kendall en su artículo para Mercury News, algunos usuarios hablan de dolores de cabeza, insomnio, ansiedad y depresión. «Nosotros trabajamos con nootrópicos que tienen efectos secundarios de perfil muy bajo, así minimizamos la posibilidad de que haya consecuencias negativas», asegura Woo.
Desde Nootrobox, aclaran que la moda no es achacable a Silicon Valley, aunque sí opinan que, en aquella atmósfera de exigencia y competitividad, «ser un poco mejor que el resto puede significar inventar Facebook o Myspace».
«Las personas quieren ser la mejor versión de ellas mismas y nosotros les ofrecemos herramientas para ello. Con nuestra empresa queremos que la mejora del ser humano sea accesible a todo el mundo», aclara Woo. Asociar el consumo de smart drugs a la necesidad de superar a la competencia y, a la vez, querer expandirlo para que todo el mundo propulse su inteligencia, augura un extraño panorama. ¿Qué marcará la diferencia cuando cada individuo controle su química cerebral?
Las pastillas que toman en Silicon Valley para ser más inteligentes - Yorokobu