Las empresas huyen en masa de un Chicago asolado por la violencia

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Cuando un lugar sobrepasa cierta proporción de no blancos, de forma automática pasa a ser un agujero infecto tercermundista. Es una ley ineluctable, como la ley de la gravedad.

Con los chinos no pasa. Y con los cubanos y otros hispanoamericanos en Miami y en Florida en general, tampoco. Que, ojo, no digo que la culpa sea de los neցros norteamericanos, que black live matters (la no-black live, un poco menos), que están muy oprimidos por los blancos, y que seguro que no es culpa suya, como tampoco lo es del pueblo de reyes que la gente huya de los barrios y pueblos de España cuando se monta algún etnianal. Unos y otros están muy discriminados, y los robos, pillajes, muertos a tiros y a navajazos son una consecuencia de la opresión. De la banderilla no es. Y de los negrizales, tampoco es.

Si al pillarle colocando moneda falsificada a George Floyd le hubieran dado un puesto directivo en la FED, en vez de detenerle, pues no se hubiera resistido (creo), con lo que no hubiera muerto y nos habríamos evitado la justa protesta de los defensores de los derechos humanos. Los blanquitos no dan pie a esas situaciones, pues cuando les pillan delinquiendo y les encañonan, tienen la extraña costumbre de levantar las manos y quedarse quietos. Y claro, como no colaboran, BLM no puede convocar sus justas protestas al respecto. Es todo muy injusto.
 
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