Se recurrió al estampillado, en España, con la peseta, en tiempos de la II República y en el franquismo. El estampillado es una manera de identificar a los poseedores de billetes, y demuestra que la confianza en el anonimato del papel-moneda es ilusoria, porque las autoridades pueden identificar al poseedor de manera muy simple. El euro digital hará imposible el anonimato de quien lo posea, pero ese anonimato está también limitado en el caso del papel-moneda, mediante el estampillado. Y tampoco es el único procedimiento, porque también se puede recurrir a retirar de la circulación los billetes de determinado valor (se ha hecho, en la India, muy recientemente) forzando a sus poseedores a identificarse, si no quieren perder el dinero.