pepeleches
Será en Octubre
- Desde
- 20 Abr 2007
- Mensajes
- 33.393
- Reputación
- 63.123
La política nunca ha sido algo limpio, pero se ha convertido en algo absolutamente poco agradable. Porque ha traspasado fronteras; ya no es el político hijomio, ni siquiera sus activistas. El enfrentamiento polarizado hace que los simples votantes o simpatizantes odien absolutamente a cualquiera que no comparta sus ideas, y no tengan rubor alguno en decir la mayor de las mentiras (aún sabiendo que lo son) si eso beneficia a su partido.
Igual ni siquiera son los creadores, pero sí que van a participar en esparcir la cosa. Porque no tienen sentido crítico alguno, eso 'me suena bien' (porque me da la razón...) y automáticamente me lo creo, sin ni siquiera comprobarlo o pasarlo mínimamente por su raciocinio.
Es profundamente poco agradable ver como en una tragedia así, eso no para. Al revés, se multiplica. Sí, los políticos y los activistas a la suya. Pero los que están cinco escalones más abajo, cada vez más atrapados por el magnetismo del relato.
Y ahí me da igual izquierdas que derechas. Ciertamente, la izquierda para esto está mejor organizada, pero hace mucho tiempo que ambas facciones juegan a lo mismo.
Meter el cambio climático, aprovechar para meter las puyas de la inmi gración, alabar a Franco, meterse con Mercadona, llamar nazis a cualquiera que pase por ahí, criticar las donaciones de otros que no sean de la cuerda.
Cada vez me da más igual. Por mucho que el de enfrente haga lo mismo, por mucho que lo tuyo sea solo una contestación, participar en ese juego en momentos así es profundamente poco agradable.
Es exactamente lo mismo que hacía Irene Montero, y tanto ardor de estomago nos daba. Aprovechar una desgracia para intentar influir en los demás con nuestras ideas. Como si fuera una oportunidad.
No, el que mueran cientos de personas y que a muchos miles se les haya destrozado la vida no es una oportunidad. Bienvenida la indignación a todos los posibles responsables, ante la absurda respuesta ineficaz e increíblemente lenta.
Pero a partir de ahí...uf. Se puede ver en twitter. Poco a poco, los mensajes de ánimo, solidaridad, colaboración, va difuminándose. Y, como siempre, empiezan a crecer los mensajes utilizando la desgracia para hacer política.
Tengo la suficiente edad como para pensar que hace algún tiempo esto no era así, o al menos no tan así. Que las ideas políticas no eran tan importantes, que podías convivir perfectamente con gente que no pensara como tú, y hasta tener conversaciones interesante.
Puñetero el día en que eso se convirtió en lo único. En que no solo fue un requisito siquiera para poder hablar contigo (si no eres de los míos, eres odioso...), sino también las gafas distorsionadísimas con las que ver el mundo. Y...hasta las desgracias.
Igual ni siquiera son los creadores, pero sí que van a participar en esparcir la cosa. Porque no tienen sentido crítico alguno, eso 'me suena bien' (porque me da la razón...) y automáticamente me lo creo, sin ni siquiera comprobarlo o pasarlo mínimamente por su raciocinio.
Es profundamente poco agradable ver como en una tragedia así, eso no para. Al revés, se multiplica. Sí, los políticos y los activistas a la suya. Pero los que están cinco escalones más abajo, cada vez más atrapados por el magnetismo del relato.
Y ahí me da igual izquierdas que derechas. Ciertamente, la izquierda para esto está mejor organizada, pero hace mucho tiempo que ambas facciones juegan a lo mismo.
Meter el cambio climático, aprovechar para meter las puyas de la inmi gración, alabar a Franco, meterse con Mercadona, llamar nazis a cualquiera que pase por ahí, criticar las donaciones de otros que no sean de la cuerda.
Cada vez me da más igual. Por mucho que el de enfrente haga lo mismo, por mucho que lo tuyo sea solo una contestación, participar en ese juego en momentos así es profundamente poco agradable.
Es exactamente lo mismo que hacía Irene Montero, y tanto ardor de estomago nos daba. Aprovechar una desgracia para intentar influir en los demás con nuestras ideas. Como si fuera una oportunidad.
No, el que mueran cientos de personas y que a muchos miles se les haya destrozado la vida no es una oportunidad. Bienvenida la indignación a todos los posibles responsables, ante la absurda respuesta ineficaz e increíblemente lenta.
Pero a partir de ahí...uf. Se puede ver en twitter. Poco a poco, los mensajes de ánimo, solidaridad, colaboración, va difuminándose. Y, como siempre, empiezan a crecer los mensajes utilizando la desgracia para hacer política.
Tengo la suficiente edad como para pensar que hace algún tiempo esto no era así, o al menos no tan así. Que las ideas políticas no eran tan importantes, que podías convivir perfectamente con gente que no pensara como tú, y hasta tener conversaciones interesante.
Puñetero el día en que eso se convirtió en lo único. En que no solo fue un requisito siquiera para poder hablar contigo (si no eres de los míos, eres odioso...), sino también las gafas distorsionadísimas con las que ver el mundo. Y...hasta las desgracias.