"La rellenitofobia afecta más a las mujeres, porque la sociedad les exige ser guapas y delgadas y rechaza las SILUETAS NO NORMATIVAS"

Vlad_Empalador

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rellenitofobia: por qué hay más mujeres en la diana
Actualizado Viernes, 4 febrero 2022 - 13:46
La presión que ellas reciben para ser guapas y delgadas tiene consecuencias, sobre todo para quienes tienen siluetas no normativas. La diversidad corporal sigue siendo una asignatura pendiente.
Fotograma de 'Cerdita', una película de Carlota Pereda sobre el 'bullying' y la gordofobia.

Fotograma de 'Cerdita', una película de Carlota Pereda sobre el 'bullying' y la rellenitofobia.Morena Films
El concepto de normalidad es confuso pero, en determinadas épocas de la vida, ese lugar indefinido es la meca a la que muchos quieren llegar. Es cómodo, da seguridad y nos mantiene fuera del foco de atención. Óptimo o no, es indudable que ese estado nos sitúa en un cierto anonimato, engullidos por esa masa gris compuesta de gente normal.
Estar rellenito supone salir de esa nebulosa confortable. Hasta el adjetivo escuece y procuramos evitarlo con un eufemismo tras otro. Son cinco letras, pero si podemos darles esquinazo... mejor que mejor. No pasa esto en Cerdita, una película recién estrenada en el Festival de Cine de Sundance y que en unos meses llegará a las pantallas. Dirigida por Carlota Pereda y protagonizada por Laura Galán, está basada en un corto homónimo que ya ganó un Goya en 2019.
"Ballena lechona", por ejemplo, es como se refiere al personaje principal, Sara, una de sus acosadoras. Aunque hay más ingredientes en este thriller, la trama tiene su génesis en las humillaciones que recibe una chica por el hecho de estar subida de peso. Para ella, que no tiene un cuerpo normativo, el verano es un espacio peligroso porque es difícil esconderse detrás de un biquini.
MOTOR DE ACOSO
La rellenitofobia es motor de acoso en el colegio, entre amigos, en el trabajo... Y las mujeres están más presentes que ellos en esa diana.
Según datos de 2020 del Instituto Nacional de Estadística, el 30,6% de las mujeres españolas mayores de edad tiene sobrepeso y el 15,5%, obesidad. Podemos ajustar un poco más el tiro: una cuarta parte de las mujeres entre 35 y 44 años tiene sobrepeso. En esta misma franja de edad, el 13% son obesas.
La raya imaginaria que nos sitúa en uno u otro lugar, si es el caso, viene determinada por el Índice de Masa Corporal (IMC), que se calcula en función del peso y de la altura. Para el sobrepeso, este índice debe ser superior a 25 y para obesidad, rebasar el 30.
EL MANDATO SOCIAL: SÉ GUAPA Y DELGADA
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Shutterstock
Julia Vidal Fernández, psicóloga sanitaria y directora de Área Humana, es experta en en temas de obesidad e imagen corporal. En su opinión, la presión que reciben las mujeres con respecto a su aspecto es mayor que la que reciben ellos. "Nosotras nos construimos en los procesos de socialización con la expectativa de agradar al otro, hombres y mujeres, y para ello tenemos que ser guapas, bellas y delgadas", dice.
Una de las consecuencias de este mandato social son los sacrificios, la culpa, las dietas, los trastornos de conducta alimentaria, etc., mediante los cuales no alcanzamos un peso saludable. Esta presión por la delgadez es agotadora y, explica Julia Vidal, puede llevarnos a la dirección contraria: "Hay mujeres que llevan a dieta desde los 11 años y con ellas, lo que hay que trabajar, precisamente, es que no las hagan y se alimenten de forma equilibrada".
Es frecuente mirar de puertas para afuera y responsabilizar a la publicidad, por ejemplo, de liderar esa presión, pero muchas veces parte del entorno próximo, incluso de nuestros padres. Poco a poco, la idea de que si no obtenemos una imagen determinada no tendremos éxito en la vida se va inoculando, sin prisa pero sin pausa. También influye la construcción romántica del príncipe azul, una aspiración que pasa, de nuevo, por la delgadez.
¿RECIBES BURLAS? PRUEBA CON ESTO
Todo el mundo opina de todo. Ya sabemos que hablar es gratuito y en muchas ocasiones esas frases o comentarios calan mucho más hondo de lo que suponemos. Otras veces, los dardos tiran a dar, como en Cerdita. La psicóloga Julia Vidal facilita algunas claves para que quieres sufren agresiones y actitudes gordófobas puedan afrontarlas con seguridad. Recomienda:
  • Rechazar esas críticas y/o poner límites a quienes critican
  • Lo ideal es aceptar que la obesidad es un problema grave, no el sobrepeso. Hay que asumir ese hecho para, desde ese lugar, comprenderse a sí mismo. Así, podremos contestar a los demás con seguridad. Por ejemplo, un bulímico tiene su vida desordenada, no está preparada para enfrentarse a las críticas de otros, y para hacerlo, necesita asumir lo que sucede.
  • La resiliencia. Esta palabra está muy de moda, y es por algo. Julia Vidal explica que tenemos que analizar cómo va a afectarnos una crítica, para valorar si contestamos con firmeza y asertividad o, sencillamente la ignoramos. En ocasiones esporádicas, cuando el ataque procede de alguien en la calle, por ejemplo, quizá prefiramos dejarlo pasar, pero si la agresión se da en un contexto como el laboral, es precisa la rotundidad.
  • Estrategias prácticas. ¿Pero cómo lo hacemos? "Además de rechazar la crítica, podemos hacer peticiones: explicar a esa persona las consecuencias que tienen en ti sus comentarios y pedirle que no lo vuelva a hacer, porque es violencia; que nadie puede tratarte mal, etc.". Igualmente, entre amigos también hay que poner límites y pedir cambios. Si no respondemos y nos callamos, esa pasividad irá minando nuestra autoestima y el otro, irremediablemente, va ganando terreno.
  • Tómate tu tiempo para contestar. No pasa nada si no has podido responder en el acto ante una crítica, burla o ataque. Piensa cómo quieres reaccionar, no hay prisa, trabájalo en tu casa y, si no encuentras el modo, pide ayuda a un experto. Te dará herramientas para afrontar esa y otras situaciones similares. Ojo, no te culpes por no haber tenido reflejos en la respuesta, no pasa nada.
  • Es mejor pedir que nos entiendan. Es más útil responder a esa burla o ataque pidiendo que nos entiendan, en vez de hacerlo desde la agresividad. Un acercamiento, por ejemplo, podría ser este: "El otro día vi que te reías de mí y por suerte te escuché. Así puedo hablar contigo y hacerte ver que me hace daño".
MUJERES QUE NO CALLAN
Frente a la rellenitofobia, hay personajes que han decidido tomar el espacio público con un discurso defensivo y también empoderado. La actriz Itziar Castro es una de ellas. En muchas ocasiones ha puesto en el centro del debate su cuerpo y lo ha defendido con firmeza, autocuidado y a veces... también con humor:
Y ojo, en más de una ocasión, ha posado orgullosa desnuda, luciendo su cuerpo tal cual es. Aquí un ejemplo:




Mara Jiménez, alias Croquetamente, es también actriz, cantante y, como ella se define, "artista multidisciplinar". En redes sociales, hace activismo contra la rellenitofobia y la necesidad de quererse y de aceptar la diversidad corporal. Ahora tiene, además, una obra de teatro en cartel junto a Teresa López, con un título que no deja lugar a dudas: obesas.
También utiliza el humor en su Instagram, con una divertida y pedagógica sección llamada "Gente subida de peso haciendo cosas, dígame":




LA SALUD TIENE VARIAS CARAS
Uno de los argumentos esgrimidos por quienes comentan, opinan y cuestionan alegremente a una persona con sobrepeso u obesidad es la salud. Aunque las razones médicas, como el alto riesgo de padecer hipertensión, diabetes, enfermedades cardiacas, etc., son incuestionables y están respaldadas por la Medicina, también hay otros prismas desde donde mirar.
María Alejandra Energici es psicóloga y doctora en Sociología en la Universidad Alberto Hurtado de Chile. En su artículo rellenitofobia y la 'salud' del otro, publicado en el diario La Segunda, cuestiona este argumento en tanto en cuanto no parece preocupar tanto ante otros hábitos poco saludables, como beber alcohol, fumar o vivir pegado a un dispositivo electrónico, con las consecuencias que ello tiene en la vista y en la postura corporal, por ejemplo. Es decir, la rellenitofobia existe y es una palanca decisiva a la hora de señalar a quien tiene sobrepeso u obesidad.
Dice Energici que "paradógicamente, la rellenitofobia, el rechazo hacia la condición de gordura, tiene efectos sobre la salud y bienestar de obesos y obesas". Explica que el personal sanitario los estigmatiza y que están subdiagnosticados porque sus dolencias se atribuyen al tamaño de su cuerpo. Las consecuencias de ello son, por ejemplo, que no acudan tanto al médico y que los tratamientos de pérdida de peso que les proponen, tengan menos efectividad.
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Y en niños sucede algo parecido. Sostiene Energici que la "preocupación" manifestada por profesores de educación física ante el sobrepeso provoca que los niños rellenitos rechacen el ejercicio, huyendo también de las miradas de los otros.
Así, la rellenitofobia empeora la salud de las personas que la sufren y disminuye sus posibilidades de adherirse a prácticas saludables, con el riesgo añadido de padecer, además, depresión y otros problemas mentales.
 
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Es que socialmente (personalmente si), una subida de peso no vale para nada.
Si hablamos que una tia buena delgada de +30 no vale para nada ya por la edad, imagínate una subida de peso, esa se dio contra el muro a los 12 años de edad.

Las obesas es como los betas, que van de buenas pero muchas de buenas no tienen nada, si estuviesen buenísimas serían narcisistas como las que más pero su problema es que les gustan los bizcochos y los mazapanes a las hijas de fruta y no tienen autocontrol.
 
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