Al menos es un apaño para el megafail en forma de agujero gigantesco que dejó Gallardón en el lugar y que han sido otra década perdida. Y millones gastados.
Y con la ventaja de que parece que ya tiene cliente asegurado para llenarlo, cosa que no tenían las 4 torres, que así les ha costado arrancar.
Diez años perdidos.
Diez años perdidos y 120 millones de euros tirados a la sarama:
Los "buenos gestores" del PP: La 5ª torre de la Castellana entierra 120 millones salidos del bolsillo de los madrileños
El Ejecutivo municipal paralizó las obras del centro de convenciones en 2009, tras invertir 120 millones en concluir las obras de movimiento de tierras y cimentación del malogrado edificio.
Era un proyecto imposible por múltiples razones, pero aun así el Ayuntamiento de Madrid se emperró en seguir adelante hasta meterse en un peligroso callejón sin salida. El Centro Internacional de Convenciones de la Ciudad de Madrid (CICCM) fue lanzado en 2006 con un concurso de ideas que al año siguiente ganaron los arquitectos Emilio Tuñón, Luis Mansilla y Matilde Peralta. Años de vacas obesas: el CICCM costaría 300 millones y estaría en la antigua Ciudad Deportiva del Real Madrid, un club que saneó su deuda gracias a esta operación urbanística que incluía los cuatro rascacielos más altos de España; además, participarían en su construcción algunas de las constructoras privilegiadas durante el mandato del exalcalde Alberto Ruiz-Gallardón.
En noviembre de 2009 las obras de la primera fase, consistentes en mover un millón de metros cúbicos de arena y en acoplar pantallas de 40.000 metros cúbicos de hormigóny seis millones de kilos de acero para sujetar la estructura, fueron adjudicadas a Acciona. La compañía terminó su agujero los primeros meses de 2010: desde entonces, al final del Paseo de la Castellana hay cuatro rascacielos y un boquete descomunal que lleva cuatro años sin cambiar de aspecto. Ha costado ya 120 millones de euros y desde luego no se parece en nada al Centro de Convenciones circular de 200.000 metros cuadrados que el Consistorio promocionaba en sus espectaculares maquetas.
El coste de las obras corrió a cargo de Madrid Espacios y Congresos, la empresa local a la que Gallardón recurría para centrifugar parte de la enorme deuda de la capital. Pero Madridec desapareció en 2013, y ahora no está tan claro el futuro uso del suelo donde se asienta el malogrado CICCM.
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